Los villanos de películas suelen ser cada vez más sofisticados, es decir, ya no son solo malos por naturaleza, sino que en muchas ocasiones sabemos el origen de su maldad. Por esta razón, es cada vez más frecuente empatizar con ellos. Incluso puede llegar un punto en el que sorprendentemente los podemos llegar a apoyar, como en la última película de Joker. Pero, ¿qué hay de Darth Vader, Lord Voldemort o Maléfica? Un reciente estudio ha revelado que los villanos de películas atraen a personas con rasgos psicológicos similares.
Villanos de películas… sólo de películas
En una reciente investigación publicada en la revista especializada Psychological Science, afirman que una de las razones por las que podemos encontrar agradables a los villanos ficticios es porque compartimos similitudes con ellos. Este dato podría parecernos preocupante ya que, ¿cómo es posible que los podamos encontrar agradables si son villanos? En parte porque compartimos parecidos psicológicos con ellos, pero el aspecto fundamental es que se trata de villanos ficticios. Si cualquier personaje malvado de una película fuera real, dejaríamos de encontrarlo agradable. La ficción nos da una distancia cognitiva que permite que no contaminemos nuestra imagen real con la del villano.
Imaginemos por un momento que en vez de Darth Vader o el Joker, hablásemos de Charles Manson o Ted Bundy (villanos reales), lo más seguro es que ya no sintamos esa sensación de simpatía, aunque tengamos puntos en común. La razón es que al ser reales no gozamos de esa distancia cognitiva y sí nos identificaríamos en el mundo real con actos atroces. Sin embargo, en la ficción cada villano tiene su historia y aunque cometa actos negativos, se establece una diferenciación clara entre ficción y realidad.
Rebecca Krause, investigadora principal de este trabajo de la Universidad de Northwestern (Estados Unidos), asegura que «las historias y los mundos ficticios ofrecen un refugio seguro para la comparación con un villano que nos recuerde a nosotros. Cuando la gente se siente protegida por el velo de la ficción, pueden mostrar mayor interés en aprender sobre los personajes oscuros y siniestros que se parecen a ellos«. Sin embargo, ocurre algo curioso, porque a pesar de sentirnos atraídos por los villanos, si estos muestran rasgos como la inestabilidad y la traición la atracción disminuye. Este tipo de rasgos negativos sí tienen la capacidad de traspasar la pantalla y hacer que nos sintamos amenazados: «no, yo no soy inestable ni soy un traidor».
El experimento
Los investigadores llevaron a cabo un experimento para probar su hipótesis. A través de una página web realizaron un test de personalidad con el que se puede observar el grado de parecido con diferentes personajes que habían sido clasificados como buenos o como villanos. Entre los buenos se encontraban Yoda (Star Wars), Joey Tribbiani (Friends) y Sherlock Holmes. Entre los villanos estaban el Joker, Maléfica y Kylo Ren. La página web a través de la que se llevó el experimento «online» tiene registrados unos 230.000 usuarios. Cuando analizaron los resultados observaron que muchos de ellos se sentían atraídos por los no villanos al sentir similitud con ellos, pero con los villanos ocurría lo mismo. Es decir, los usuarios que realizaron el test se sentían más atraídos por los villanos con los que compartían más similitudes con ellos.
Villanos de película… ¿qué nos atrae más?
Lo que todavía no se sabe, es qué aspectos nos atraen más de los villanos. Rebbeca Krause asegura que «quizá la ficción ofrece una forma de comprometerse con los aspectos oscuros de su personalidad sin hacer que se cuestione si es una buena persona en general». Esta afirmación no arroja mucha luz sobre qué aspectos podemos valorar más, pero sí da a entender y los propios investigadores así lo aseguran, es que hace falta más investigación al respecto.
Sentirse atraído por los villanos ficticios no es una novedad, sin embargo, ahora la psicología pretende buscar la razón. Las hipótesis a barajar pueden ser varias. Quizá observamos que el villano es congruente entre sus pensamientos y sus acciones; o que es capaz de llevar a cabo planes que nosotros no nos atreveríamos pero sí nos gustaría. La conducta del villano es posible que pueda servirnos de desahogo, es decir, los malos de las películas no se andan con rodeos si tienen que vengarse de alguien. Sin embargo, nosotros, en la vida real no podemos hacerlo. De esta forma, podríamos estar transfiriendo nuestra «sed» de venganza a la gran pantalla. Este hipótesis propia podría explicar una de las razones por las que la mayoría de espectadores se sintieron atraídos, identificados e incluso apoyaron al último Joker interpretado por Joaquin Phoenix.
Y vosotros, ¿qué opináis?