El Psicoanalista Sigmund Freud creía que el comportamiento y la personalidad derivan de la interacción constante y única de fuerzas psicológicas conflictivas que operan en tres diferentes niveles de conciencia: el preconsciente, el consciente y el inconsciente. La teoría psicoanalítica de la mente consciente e inconsciente a menudo se explica utilizando una metáfora del iceberg: El conocimiento consciente es la punta del iceberg, mientras que el inconsciente está representado por el hielo oculto debajo de la superficie del agua.
¿Qué significan estas expresiones? ¿Qué ocurre exactamente en cada nivel de la conciencia?
La mente según Freud
Muchos de nosotros hemos experimentado lo que comúnmente se conoce como un acto fallido. Estos errores se cree que revelan pensamientos o sentimientos inconscientes. Por ejemplo: Antonio acaba de comenzar una nueva relación con una mujer que conoció en el instituto. Mientras hablaba con ella una tarde, accidentalmente la llama por el nombre de su ex-novia.
Si te encontraras en esta situación, ¿cómo explicarías este error? Muchos de nosotros podríamos decir que fue una distracción o describirlo como un simple accidente. Sin embargo, un teórico psicoanalítico puede decir que esto es mucho más que un accidente casual.
La visión psicoanalítica sostiene que hay fuerzas internas, inconscientes o fuera de nuestra conciencia que dirigen de alguna forma nuestro comportamiento. Por ejemplo, un psicoanalista podría decir que Antonio se expresó mal debido a los sentimientos no resueltos de su ex, o quizás a causa de las dudas sobre su nueva relación.
El inconsciente incluye pensamientos, emociones, recuerdos, deseos y motivaciones que se encuentran fuera de nuestro conocimiento, sin embargo, continúan ejerciendo una influencia en nuestro comportamiento.
Como todos sabemos, Sigmund Freud fue el fundador de la teoría psicoanalítica. Mientras que sus ideas se consideraron algo impactantes en su tiempo, hoy en día continúan creando debate y controversia, incluso ahora, su obra tuvo una profunda influencia en una serie de disciplinas, incluyendo la psicología, la sociología, la antropología, la literatura y el arte.
El término psicoanálisis se utiliza para referirse a muchos aspectos del trabajo y la investigación de Freud, incluyendo la terapia freudiana y la metodología de investigación que utiliza para desarrollar sus teorías. Freud se basó en gran medida de sus observaciones y estudios de casos de sus pacientes cuando formuló su teoría del desarrollo de la personalidad.
Los tres niveles de la mente según Freud
Antes de que podamos entender la teoría de la personalidad de Freud, debemos primero entender su punto de vista de cómo está organizada la mente.
Según Freud, la mente se puede dividir en tres niveles diferentes:
1. La mente consciente
Incluye todo aquello de lo que somos conscientes. Este es el aspecto de nuestro proceso mental que nos permite pensar y hablar de forma racional. A parte de esto, incluye nuestra memoria, que no siempre es parte de la conciencia, pero se puede recuperar fácilmente en cualquier momento y se pone en nuestro conocimiento. Freud llamó a esto el preconsciente.
2. La mente preconsciente
Es la parte de la mente que representa la memoria ordinaria. Si bien no somos conscientes de esta información en cualquier momento dado, podemos recuperarla y tirar de ella en la conciencia cuando sea necesario.
3. La mente inconsciente
Es donde guardamos nuestros sentimientos, pensamientos, impulsos y los recuerdos que se encuentran fuera de nuestro conocimiento consciente. La mayor parte de los contenidos del inconsciente, según Freud, son inaceptables o desagradables, como los sentimientos de dolor, ansiedad o conflicto. Para él, el inconsciente puede influir en nuestra conducta y experiencia, a pesar de que no somos conscientes de estas influencias subyacentes.
De este modo, Freud comparó estos tres niveles de la mente con un iceberg:
- La punta del iceberg que se puede ver por encima del agua representa la mente consciente.
- La parte del iceberg que se sumerge debajo del agua, pero es aún visible es el preconsciente.
- El grueso del iceberg está oculto debajo de la línea de flotación y representa el inconsciente.
¿En qué consisten el Ello, el Yo y el Superyó?
Cada persona posee también una cierta cantidad de energía psicológica que forma las tres estructuras básicas de la personalidad: el ello, el yo y el superyó. Estas tres estructuras tienen funciones diferentes y actúan en distintos niveles de la mente.
Según Sigmund Freud, cada componente añade su propia contribución única a la personalidad y los tres elementos trabajan juntos para formar comportamientos humanos complejos.
De acuerdo con esta la teoría, ciertos aspectos de nuestra personalidad son más primitivos y que nos pueden presionar para actuar sobre nuestros impulsos más básicos. Otras partes de la personalidad pueden lograr contrarrestar estos impulsos y se esfuerzan por hacer que se ajusten a las exigencias de la realidad.
Vamos a ver cada una de estas partes clave de la personalidad, cómo funcionan de forma individual y cómo interactúan.
1. El Ello
- El Ello es el único componente de la personalidad que está presente desde el nacimiento.
- Este aspecto de la personalidad es completamente inconsciente e incluye los comportamientos instintivos y primitivos.
- Según Freud, el Ello es la fuente de toda la energía psíquica, por lo que es el componente principal de la personalidad.
El ello es impulsado por el principio del placer, que se esfuerza por lograr la satisfacción inmediata de todos los deseos, deseos y necesidades. Si estas necesidades no se satisfacen inmediatamente, el resultado es un estado de ansiedad o tensión.
Por ejemplo, un aumento de la sed o el hambre debe producir un intento inmediato de comer o beber.
El Ello es muy importante desde los momentos más tempranos de la vida, ya que asegura que se satisfagan las necesidades de un bebé. Si el bebé tiene hambre o se siente incómodo, él o ella van a llorar hasta que las demandas del Ello sean satisfechos.
Sin embargo, el inmediato el cumplimiento de estas necesidades no siempre es realista ni posible. Si estuvimos gobernados enteramente por el principio del placer, conforme nos hacemos mayores podríamos cogeríamos sin más las cosas que queremos sin importarnos las otras personas, para satisfacer nuestros propios deseos.
Este tipo de comportamiento sería tanto perjudicial como socialmente inaceptable. Según Freud, el Ello intenta resolver la tensión creada por el principio del placer a través del proceso primario, que consiste en la formación de una imagen mental del objeto deseado como una manera de satisfacer la necesidad.
2. El Yo
- El Yo es el componente de la personalidad que se encarga de tratar con la realidad.
- El Yo se desarrolla a partir del Ello y asegura que los impulsos del Ello puedan expresarse de una manera aceptable en el mundo real.
- Las funciones del Yo son utilizadas en el consciente, el preconsciente y el inconsciente de la mente.
El Yo funciona basándose en el principio de la realidad, que se esfuerza por satisfacer los deseos del Ello de forma realista y socialmente adecuada. El principio de realidad sopesa los costos y beneficios de una acción antes de decidirse a actuar sobre los impulsos o abandonar. En muchos casos, los impulsos del Ello pueden ser satisfechos a través de un proceso de retraso de la gratificación. El Yo finalmente permitirá el comportamiento que busca el Ello, pero sólo en el lugar y momento adecuado.
El Yo también descarga la tensión creada por los impulsos no satisfechos a través de un proceso secundario, en el que el Yo trata de encontrar un objeto en el mundo real que coincida con la imagen mental creada por el proceso primario del Ello.
3. El Superyó
El último componente de la personalidad descrito por Freud es el Superyó.
- El Superyó es el aspecto de la personalidad que contiene todos nuestros estándares morales interiorizados e ideales que adquirimos de ambos padres y de la sociedad; nuestro sentido del bien y el mal.
- El Superyó nos proporciona directrices para hacer juicios.
- El Superyó comienza a surgir en torno a los cinco años.
Existen dos partes fundamentales del Superyó:
- El ideal del Yo, que incluye las reglas y normas para el buen comportamiento. Incluyen aquellos que son aprobados por las figuras de autoridad de los padres y otros. Aquí se encontrarían los sentimientos de orgullo, valor y logro.
- La conciencia, que incluye información acerca de las cosas que son consideradas por los padres y la sociedad. Se trata de comportamientos que a menudo están prohibidos y dan lugar a malas consecuencias, castigos o sentimientos de culpa y remordimientos.
El Superyó actúa para perfeccionar y civilizar nuestro comportamiento. Trabaja para suprimir todos los impulsos inaceptables del Ello y se esfuerza por hacer que los actos de Yo se encuadren en las normas sociales, más que en principios realistas. El Superyó está presente en el consciente, preconsciente e inconsciente.
La interacción entre el Ello, el Yo y el Superyó
Con tantas fuerzas en competencia, es fácil ver cómo podría surgir un conflicto entre el Ello, el Yo y el Superyó. Freud utilizó el término fuerza del ego para referirse a la capacidad del ego para funcionar a pesar de estas fuerzas en duelo. Una persona con buena fuerza del Yo es capaz de gestionar eficazmente estas presiones, mientras que aquellos con muy poca fuerza del Yo, pueden llegar a ser demasiado inflexibles o antisociales.
Según Freud, la clave de una personalidad sana es un equilibrio entre el Ello, el Yo y el Superyó.
- «Introducción al psicoanálisis» – Sigmund Freud (1917) – Editorial Biblioteca Nueva
- «El yo y el ello» – Sigmund Freud (1923) – Editorial Amorrortu
- «La interpretación de los sueños» – Sigmund Freud (1900) – Editorial Biblioteca Nueva
- «Teoría de la psicología profunda» – Carl Jung (1912) – Editorial Trotta
- «Arquetipos e inconsciente colectivo» – Carl Jung (1934) – Editorial Paidós
- «Psicoanálisis del arte» – Carl Jung (1922) – Editorial Paidós
- «La función del orgasmo» – Wilhelm Reich (1942) – Editorial Paidós
- «El complejo de Edipo» – Carl Gustav Jung (1913) – Editorial Paidós
- «La estructura y dinámica del alma» – Carl Gustav Jung (1960) – Editorial Paidós