Soren Kierkegaard fue un filósofo danés, considerado por unos como el padre del existencialismo, mientras que otros le reconocen como el fundador del personalismo cristiano.
Nació en Copenhague, Dinamarca, el 5 de mayo de 1813 y murió el 11 de noviembre de 1855 a los 42 años. Sus intereses intelectuales siempre estuvieron enfocados en las doctrinas religiosas y la filosofía, área en la que fue un pensador existencialista, considerado el padre de esta.
Fue autor de “O lo uno o lo otro” (1843), “Temor y temblor” (1843), “Diario de un seductor” (1843), “El concepto de la angustia” (1844) y la enfermedad mortal” (1849).
Fue un pensador que tocó en sus obras temas inherentes a lo más profundo del ser humano, tales como la libertad, la angustia, la desesperación, la duda y la fe, así como las emociones que invaden a los individuos cuando se encuentran ante determinadas situaciones vitales.
Hoy día, Kierkegaard es un autor bastante reconocido y estudiado, no solo en el campo de la psicología, sino también en el de la teología.
Las frases Soren Kierkegaard representan el pensamiento de un creyente tan universalmente reconocido como, el fondo profundamente desconocido, y además sirven para reflexionar sobre la vida.
Frases Soren Kierkegaard
La vida solo puede ser comprendida hacia atrás, pero únicamente puede ser vivida hacia adelante.
Quien no pueda humillarse ante sí y ante su amada, no ama.
Solo la persona que es capaz de permanecer en silencio, es capaz de hablar de manera importante.
El grado de pudor de una persona mide exactamente su valor espiritual.
¡Qué irónico es que precisamente por medio del lenguaje un hombre pueda degradarse por debajo de lo que no tiene lenguaje!
Gritarle al mundo nuestra infelicidad es más fácil que golpearse el pecho y gemir sobre uno mismo.
Saber hacer del amor algo absoluto, delante de lo cual todo lo demás pierda su valor, es absolutamente necesario.
Es mejor perderse por la pasión que perder la pasión.
El amor es hermoso, solo mientras duran el contraste y el deseo; después, todo es debilidad y costumbre.
Y el amor solo es bello mientras duran el contraste y el deseo; después todo pasa a ser flaqueza y costumbre.
La angustia es el vértigo de la libertad.
La fe es la pasión por lo posible y la esperanza es el acompañante inseparable de la fe.
El tirano muere y su reino termina; el mártir muere y su reino comienza.
En ninguna cosa la infidelidad es más innoble y repugnante que en el amor.
El yo no es algo que es, sino algo que será. Es una tarea.
Toma consejo de tu enemigo
Vivir en el recuerdo es el modo de vida más perfecto que se pueda imaginar.
A veces ocurre que dos, que en un principio habían sido un único ser, se reúnen de nuevo por la fuerza del amor, y entonces son fuertes, más fuertes que Júpiter, más fuertes aún que ese primitivo ser único, porque la unión del amor es la suprema fuerza.
La esperanza es pasión por lo que es posible.
Nuestra vida siempre es la expresión de nuestros pensamientos dominantes.
Hay dos posibles situaciones, puedes hacer una cosa o la otra. Mi honesta opinión es que lo hagas o no lo hagas, te arrepentirás de ambas.
El desarrollo es el nuevo nombre de la paz.
La mayoría de los hombres persiguen el placer con tal apresuramiento que, en su prisa, lo pasan de largo.
Atreverse implica perder el equilibrio momentáneamente. No atreverse implica perderse a uno mismo.
Los recuerdos, con el tiempo, se vuelven un precioso tema de conversación y en su alma causará más efecto aquello que conmovió tan profundamente su sentir.
El amor es sacrificio, este solo es posible cuando se emerge de sí propio para vivir en el otro.
Otro creería que la nave, al cortar con la proa la ola altanera, se va a precipitar en tan terrible viaje a los abismos. Pero allá dentro, invisible entre los mástiles, hay un marinero que sabe dirigir la nave.
¡Qué hermoso es sentirnos enamorados, y qué raro es saberlo!
Lo que me hace grande no es lo que me sucede, sino lo que hago con ello.
Quien no sabe tener bajo su poder de fascinación a una mujer hasta el punto de que ella no vea nada, a no ser aquello que queremos que ella vea; quien no sabe infiltrarse en su ser de modo que obtenga todo lo que quiera; quien no sea así, es un hombre que no vale para nada.
Debo encontrar una verdad que sea verdad para mí.
Los dioses no regalan grandezas. Nada verdaderamente grande se obtiene gratis.
Una mujer es un ser débil; cuando se ha dado enteramente, lo ha perdido todo: si la inocencia es algo negativo en el hombre, en la mujer es la esencia de la vida.
Que otros se lamenten de que los tiempos son malos; yo me quejo de su mediocridad, puesto que ya no se tienen pasiones.
La gente exige la libertad de expresión como una compensación por la libertad de pensamiento, que rara vez utilizan.
Los más bellos matrimonios son aquellos que no han sido determinados por ningún por qué; cuanto menos por qué, tanta más sinceridad, tanto más amor.
Es un deber del conocimiento humano comprender que existen y cuáles son las cosas que no puede entender.
Yo creo que se podría vivir continuamente absorto en la contemplación de un ser femenino.
Si te casas lo lamentarás. Si no te casas, también lo lamentarás.
Yo reino sobre las tempestades de las sensaciones. Como un lobo, las guardo encerradas en el monte de mi ser, y ora una, ora otra, dejo en libertad el ímpetu furioso.
Dejemos con toda tranquilidad a la gente sabia el orgullo de no caer nunca en contradicción.
Toda muchacha es una maestra innata, y aunque con ella no se pudiese aprender nada más, se aprendería por lo menos una cosa: el modo de engañarla. Nadie nos puede enseñar tal cosa como ella.
Penetrar con el espíritu en el ser de una mujer es un arte; pero saber salir a tiempo es una obra maestra, a pesar de que este acto depende siempre del primero.
La vida no es un problema que tiene que ser resuelto, sino una realidad que debe ser experimentada.
Todos mis casos de amor encierran para mí algo real, y constituyen en mi vida una época de cultura. Así, por causa de mi primer amor, fue por lo que aprendí a bailar, y por una gentil bailarina aprendí el francés.
Fe y duda no son dos géneros de conocimiento: son pasiones contrarias.
Para que la puerta de la se abra hacia dentro, es necesario retirarse un poco para poder abrirla: si alguien la empuja, cada vez la cierra más.
Cuando se cultiva con actividad la memoria, el alma se enriquece de ingentes particularidades que distraen el recuerdo.
Obtener lo bello es siempre difícil; es fácil alcanzar lo interesante. Pero siempre es bueno aproximarnos a las dos cosas cuanto nos sea posible.
Si realmente el período de noviazgo es el más bello de todos, ¿por qué se casan los hombres?.
Me siento como si fuera una pieza en una partida de ajedrez, cuando mi oponente me indica: esa pieza no puede ser movida.
Cuando al hombre se le pone como medida de todas las cosas, se le convierte en esclavo de su propia finitud.
La puerta de la felicidad se abre hacia dentro, hay que retirarse un poco para abrirla: si uno la empuja, la cierra cada vez más.
No hay ningún estado social que no tenga sus costumbres y, por lo tanto, sus mentiras convencionales.
Debemos perdonar siempre, recordando que nosotros mismos hemos necesitado el perdón. Tenemos necesidad de ser perdonados mucho más a menudo que de perdonar.
La fe es la pasión por lo posible y la esperanza es el acompañante inseparable de la fe.´
Hay quien dice que la honestidad no basta para vivir. Y yo sustento que la honestidad no basta cuando se quiere amar aciertas muchachas.
La única respuesta estratégicamente inteligente a los horrores de la vida es desafiarlos con la risa.
Lo que me etiqueta, me niega.
Cuando oréis, no seáis charlatanes como los paganos, que creen ser escuchados en virtud de su locuacidad.
Es una sátira aterradora y un epigrama de la era moderna que el único uso que se le da a la soledad es convertirla en un castigo, una sentencia de cárcel.
La fuente más común de la desesperación es no ser quien eres.
El ser humano es una síntesis de lo temporal y lo eterno, de lo finito y lo infinito.
Solo si asumes lo que eres podrás cambiar quien eres.
Hay dos formas de ser engañado: una consiste en creer en lo que no es cierto y la otra en negarse a creer lo que es cierto.
Si alguien a punto de actuar se juzgara a sí mismo por los resultados, jamás comenzaría.
Estas frases de Soren Kierkegaard nos sitúan verdaderamente ante un filósofo existencialista, pues, ¿Quién no ha sufrido alguna vez en la vida o no ha sentido angustia ante una elección u otra?
Definitivamente, Kierkegaard supo tocar, a través de sus frases y aforismos, los verdaderos padecimientos humanos.