El pie es una parte esencial de nuestro cuerpo, tan solo imaginemos qué sería de nosotros sin esta porción. El pie es determinante para el bienestar y calidad de vida. Son bastantes las personas que sufren trastornos en el pie y desconocen qué conflicto emocional puede estar reflejando su dolencia o malestar.
Lo que deseo expresar en este artículo, lo resumo en esta frase de autoría propia: “Nuestro cuerpo grita lo que la mente se calla”. Y para argumentar de forma sucinta lo que significa, tomemos la línea de algunos conceptos:
La mente inconsciente y la amenaza de supervivencia
La mente inconsciente en su afán de garantizarnos la supervivencia, soluciona los conflictos que nosotros no hemos conseguido resolver a través de lo que llamamos, enfermedad. El científico David R. Hawkins lo expresa así: “Como la mayoría de personas suprimen y rehúyen sus emociones durante toda su vida, la energía reprimida se acumula y busca expresarse a través de la aflicción psicosomática, los trastornos corporales, las enfermedades emocionales y la conducta desordenada en las relaciones interpersonales. Las emociones acumuladas bloquean el crecimiento espiritual y la conciencia, así como el éxito en muchas áreas de la vida”.
También el Dr. Ryke Geerd Hamer en sus descubrimientos plasmados en la teoría de La Nueva Medicina Germánica, define la enfermedad como Programa Especial de la Naturaleza con Sentido Biológico (SBS), que se origina a partir de un shock biológico que amenaza la supervivencia o interpretado de forma arcaica como una posible amenaza a la supervivencia.
De modo que la enfermedad, es un conjunto de síntomas que reflejan la solución a un conflicto biológico causado por un impacto emocional que se produce cuando existe una amenaza a la supervivencia. Cada trastorno de un componente de nuestro cuerpo está mostrando de manera específica, cómo el inconsciente resuelve el impacto y por supuesto, el significado del conflicto.
Fisiología del pie
Para entrar en materia es indispensable conocer la utilidad del pie y algunas de sus características, veamos:
Los pies junto con el tobillo forman una estructura de veintiséis huesos, treinta y tres articulaciones y más de cien músculos, ligamentos y tendones. En cuanto a sus componentes óseos, se pueden distinguir las falanges (los huesos de los dedos), el metatarso y el tarso. Los pies sirven para dar soporte al cuerpo, amortiguación, aparte, son necesarios en la estabilización y en la marcha. Diversos trastornos en el pie, pueden obstaculizar o incluso impedir que un sujeto se mantenga erguido o que se desplace.
De acuerdo a lo anterior, cuando manifestamos, sea: una molestia, herida, dolor, o cualquier tipo de síntoma en uno o los dos pies, podemos hacernos la siguiente pregunta, para empezar a tomar consciencia del conflicto que el inconsciente está reflejando en el pie, ¿qué es lo que este trastorno me está impidiendo?
La respuesta a la susodicha pregunta es la que define la generalidad del conflicto que estamos viviendo. Ahora, saber desde cuándo se están produciendo los síntomas, el tipo, la localización, y el estado o situación que la persona estaba viviendo en el momento que se iniciaron los mismos, son lo que van a determinar el tipo de conflicto que ostentamos. Estar en posesión de un diagnóstico médico preciso es imprescindible para identificar con exactitud el problema. Ya que, en vista de lo expuesto, el pie está compuesto por muchos huesos, articulaciones, músculos, cartílagos y tendones, y cada parte nos está expresando un conflicto específico.
Significado emocional del pie
El pie en su contexto global representa emocionalmente, la conexión con la “madre tierra” y, por ende, los trastornos en esta porción del cuerpo están relacionados con la madre o la función materna, es decir, con aquello que signifique “la madre” para una persona. La naturaleza de la madre es proporcionar el alimento, cobijo y cuidado; por tanto, puede estar representada con la madre biológica, la persona como madre o con un modelo que haya realizado dicha función —en especial en la infancia-, como, por ejemplo: una institución, un familiar e incluso el mismo padre.
El pie puede evidenciar conflictos relacionados con el avance de la vida, no ser capaz de seguir o emprender cierto camino, de saltar, de ponernos de pie, etc. Los pies dan estabilidad en los desplazamientos hacía un propósito, una dirección. La forma de los pies y de caminar informan de diversas tendencias y las resistencias en la vida. Un síntoma vinculado con los pies refleja un conflicto entre la dirección y el gesto que se realiza; evidenciando una necesidad de mayor seguridad y estabilidad en el camino que lleva o se va a emprender.
Cada componente del pie expresa el conflicto a solucionar y nos da unos indicios más concretos del asunto, por ejemplo: el primer dedo (gordo) representa obligación con la madre; el segundo se relaciona con los hermanos, pareja, compañeros de trabajo; el tercero con la comunicación; el cuarto con la injusticia y el quinto, con el territorio.
Como los pies en el contexto general manifiestan problemas con “la madre”, cada parte especificará la clase de conflicto e indicará con más detalle la situación de estrés vivida que ha generado un impacto en la persona. Cuando duelen los pies se muestra una necesidad de frenar el paso o aligerarlo respecto a la situación que se vive, o de sanar con la emoción en el sentido del contexto “madre”.
Un pie plano tiende a indicar rigidez con la vida o con las situaciones o las acciones que se realizan; en vista de que no existe espacio entre el pie y la tierra. Los pies inclinados hacia afuera pueden evidenciar una confusión frente a la dirección tomada, e inclinados hacia adentro, un cierre o una resistencia frente a las direcciones futuras. Las callosidades representan temor a caminar hacia lo desconocido, de acuerdo a la posición de las mismas, y el pie de atleta, problemas de aceptación o separación según el sitio donde se produzca el picor.
Los conflictos emocionales en los pies expresan la necesidad de aceptar, de liberarse o de sanar el resentimiento hacia el arquetipo “madre”. Asimismo, de adquirir confianza y seguridad tanto para caminar por la vida, como para tomar decisiones que conduzcan a las metas futuras.
Sanación a través del pie
La curación o sanación de los síntomas que se manifiestan no solo en los pies, sino en el resto de nuestro cuerpo, es siempre integral. En otras palabras, la curación se genera en la sinergia de varias disciplinas y por supuesto, en la toma de consciencia del conflicto por parte de la persona afectada, en la cual está la clave para la curación. Sin embargo, el aspecto emocional al estar presente en cualquier tipo de síntoma físico, mental, de comportamiento; necesita ser tratado para que se produzca una verdadera curación y los síntomas no se repitan o se reproduzcan en otra parte del cuerpo, puesto que el conflicto biológico no ha sido resuelto.
La salud física o psicológica se pueden recuperar, pero si se viven situaciones similares a las que provocaron los anteriores síntomas, el inconsciente las interpretará de idéntica manera y retornaran los síntomas, esto es lo que se denomina una recidiva.
La persona que ostenta un problema físico en su pie, requiere tomar consciencia del conflicto emocional que presenta, descubrir la emoción oculta que lo creó, hacer un cambio de percepción basado en la responsabilidad personal y relacionar dicho conflicto con las posibles implicaciones que existan del mismo, en su herencia emocional. De este modo y en colaboración con otras áreas de la salud, la persona encontrará la curación física, emocional mental y si es del caso, espiritual. La sanación se produce en la globalidad de lo que somos.
Conclusiones
En resumen, es esencial prestar atención a las señales que nos envían nuestros pies, ya que pueden ser indicadores de desequilibrios espirituales o emocionales en nuestra vida.