La quiropraxia es una práctica, cuyo origen etimológico proviene del griego “quiro”, que significa ‘mano’, y hace referencia a una técnica que se hace de forma manual.
Lo que se intenta con la quiropraxia es mejorar ciertas condiciones tratando la columna vertebral, así como tejidos blandos y algunas articulaciones.
Pues, sus practicantes parten de la creencia de que muchas de las afecciones y padecimientos se deben a problemas en la columna vertebral, o lo que denominan subluxación vertebral.
Los padecimientos en la columna vertebral traen consigo un bloqueo de energía que le impide al cuerpo funcionar de manera óptima, así que, los quiroprácticos, trabajan ejerciendo presión en los nervios que le circundan a la columna.
Se supone que existe una vinculación entre la columna vertebral con algunas articulaciones, en donde, además, el sistema nervioso está implicado. De modo que, restaurando esta relación de forma armónica la salud se restablece.
Las técnicas con las que trabajan los quiroprácticos pueden ser muy variadas; por ejemplo, terapias con frío y con calor, técnicas de rehabilitación, estimulación eléctrica, acupresión, masajes, ciertos ejercicios, entre otros. Iguamente, es posible que indiquen un cambio en el estilo de vida a fin de ver mejoras prontamente.
¿Es la quiropraxia una ciencia?
Hay quienes sostienen que la quiropraxia no cuenta con ningún tipo de aval ni reconocimiento científico, mientras hay quienes consideran que han observado mejoras notables en su vida.
En algunas ocasiones, las personas no logran distinguir a qué método están siendo sometidos porque algunos quiroprácticos sugieren una serie de ejercicios acompañados de una guía para tener una buena alimentación y un estilo de vida saludable, por lo que es más difícil discernir si realmente se trata de quiropraxia u otra alternativa.
Algunas personas han señalado mejoras cuando se les trata la lumbalgia, así como con otros cuadros, tales como los de migraña o cefalea; asimismo, podría ser útil para aliviar las molestias o dolores en el cuello.
Hay casos en los que se cree que la quiropraxia podría ser útil para tratar afecciones como tortícolis, el asma, la enuresis, la otitis, u otras, pese a que no cuenta con muchos estudios que respalden tales hipótesis.
Sin embargo, para el Dr. Sagrega Ferrándiz, en su investigación titulada Quiromasaje: técnica y sensibilidad, la quiropraxia y, en específico, sus masajes, tienen un efecto en el organismo en los siguientes niveles:
- Circulación de la sangre;
- Circulación de la linfa;
- Sistema nervioso;
- Tejido muscular;
- Sangre;
- Piel;
- Tejido adiposo;
- Huesos;
- Metabolismo;
- Órganos;
- Psicológico.
Harían falta más estudios para corroborar tales aseveraciones, dado que, en muchas ocasiones, la quiropraxia ha sido considerada como una pseudociencia, según la cual, todos los trastornos que se puedan padecer se deben a problemas con la columna vertebral y su relación con el sistema nervioso.
Surgimiento de la quiropraxia
La quiropraxia surgió en Estados Unidos, específicamente en Iowa, en el año 1895, con David Daniel Palmer, quien hizo su primera práctica con un conserje que había sufrido un accidente.
Posteriormente, y al ver que su paciente había mejorado, el hijo de David Palmer decidió llevar más lejos esta práctica y alegaba que su padre había recibido esas técnicas de un mundo que no era este.
Vale destacar que la historia de la quiropraxia, que hoy día cuenta con muchos adeptos, ha estado inmersa en situaciones de encarcelamientos y acusaciones, sobre todo por llevar a cabo tales prácticas sin contar con ningún tipo de licencia médica.
No obstante, en el año 1987 fue fundado el primer colegio quiropráctico, una de las escuelas pioneras; la mayoría de ellas se encuentran en Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Australia, Brasil y México.
Las ideas iniciales de Palmer han quedado atrás y han sido actualizadas con nuevos conceptos, pese a que mantienen su fundamento teórico.
Entre las escuelas también hay algunas discrepancias, ya que algunos quiroprácticos quieren desligarse de algunas nociones antiguas, como la de “inteligencia innata”, por ejemplo.
La Organización Mundial de la Salud, en el año 2005, reconoció la quiropraxia como una profesión del sector sanitario, sin embargo, su concepto se enfocó más en el diagnóstico y en la prevención que en la curación.
La resolución fue emitida para que la práctica pudiese ser ejecutada bajo ciertos principios y quienes se sometieran a ella no sufriesen daños, sino que contasen con cierto nivel de protección.
Se debe tener en cuenta que la quiropraxia, en ciertos casos, pudiese ser contraproducente, ya que puede ocasionar dolores lumbares, daños en las arterias del cuello o en los nervios cervicales.
Si una persona sufre de osteoporosis, no se recomienda esta práctica, así como tampoco en pacientes que sufren de neuropatías.
Finalmente, siempre es recomendable acudir con un médico especialista, colegiado y que ejerza siguiendo el reglamento del colegio que le certifica.
¿Tú qué opinas?, ¿has practicado o te has sometido a una sesión de quiropraxia?, ¿te ha dado resultados? Nos gustaría conocer tu experiencia. ¡Cuéntanos!
- Ferrándiz, J. S. (1995). Quiromasaje: técnica y sensibilidad. Alia Ediciones.
- Ferrandiz, F. J. S. (2003). Que es y quien creo el quiromasaje. Revista ROL de enfermería, 26(7), 7.
- Ferrándiz, J. S. (2005). Dolor de cabeza y quiromasaje. Masaje: Revista de masaje, técnicas manuales y terapias naturales, (44), 22-24.
- Gallego Duque, E. (1993). Masaje Terapéutico, Digitopuntura y Quiromasaje. Colección Medicina natural. Editorial Libsa.
- Pedrola, X. B., Veledo, A. F., Gilart, C. P., & i Llao, J. A. (2005). Cefaleas de origen cervical: tratamiento cérvico-cráneo-facial con técnicas de quiromasaje. Masaje: Revista de masaje, técnicas manuales y terapias naturales, (45), 19-23.