«Yo no podía aceptar invitaciones ni ir a fiestas. Cuando entraba a un lugar lleno de gente, me ruborizaba y sentía que todos los ojos estaban puestos en mí. Me daba vergüenza ponerme en un rincón pero no podía pensar en qué decir a nadie. Me sentía tan torpe que me quería ir.»
La ansiedad y la fobia social son trastornos emocionales que afectan a un gran número de personas en todo el mundo. Se caracterizan por una preocupación excesiva y un miedo irracional ante situaciones sociales que la mayoría de las personas consideraría normales y cotidianas.
Qué es la fobia social
La fobia social es un miedo intenso de llegar a sentirse humillado en situaciones sociales, especialmente de actuar de tal modo que se coloque uno en una situación vergonzosa frente a las demás personas. Frecuentemente es hereditaria y puede estar acompañada de depresión o alcoholismo. Comienza al principio de la adolescencia o incluso antes.
La fobia social afecta al 15 % de la población, es un trastorno de ansiedad altamente tratable.
Diferencias entre ansiedad social y fobia social
Aunque ambos términos a menudo se usan indistintamente, la ansiedad social y la fobia social tienen diferencias clave. La ansiedad social se refiere al nerviosismo y la preocupación que experimentamos en situaciones sociales, como conocer gente nueva o hablar en público. En cambio, la fobia social es un trastorno de ansiedad más grave que implica un miedo intenso e irracional a ser juzgado o humillado en situaciones sociales.
A continuación detallamos mejor estas diferencias:
1. Gravedad de los síntomas
La principal diferencia entre la ansiedad social y la fobia social radica en la gravedad de los síntomas. La ansiedad social se refiere a un nerviosismo o preocupación normal que puede experimentarse en situaciones sociales, como hablar en público o conocer a nuevas personas. Por otro lado, la fobia social es un trastorno de ansiedad más grave, donde el miedo y la preocupación son tan intensos e irracionales que interfieren significativamente en la vida diaria de una persona.
2. Naturaleza del miedo
El miedo en la ansiedad social suele ser menos específico y puede manifestarse en una amplia variedad de situaciones sociales. En cambio, la fobia social puede centrarse en situaciones particulares, o ser más generalizado, afectando a casi todas las interacciones sociales.
3. Impacto en la vida diaria
La ansiedad social, aunque puede ser incómoda, generalmente no afecta la vida diaria de una persona de manera significativa. La mayoría de las personas con ansiedad social pueden seguir llevando una vida normal, aunque puedan sentir cierta incomodidad en situaciones sociales específicas. Por otro lado, la fobia social puede tener un impacto mucho más debilitante en la vida de una persona, ya que el miedo y la evitación de situaciones sociales pueden provocar aislamiento, dificultades en las relaciones personales y problemas en el ámbito laboral o académico.
Causas que pueden desencadenar fobia social
Las causas de la fobia social son multifacéticas y pueden involucrar una combinación de factores genéticos, ambientales y de personalidad. A continuación, se detallan algunos de los factores que pueden contribuir al desarrollo de la fobia social:
1. Factores genéticos
La investigación sugiere que la predisposición genética puede desempeñar un papel en el desarrollo de la fobia social. Los individuos que tienen parientes cercanos con trastornos de ansiedad, incluida la fobia social, pueden tener un riesgo mayor de desarrollar el trastorno. Sin embargo, los genes no son el único factor determinante, ya que la fobia social también puede desarrollarse en personas sin antecedentes familiares.
2. Factores ambientales
El entorno en el que una persona crece y las experiencias tempranas en la vida pueden influir en el riesgo de desarrollar fobia social. Algunos factores ambientales que pueden contribuir incluyen:
- Experiencias traumáticas o humillantes: Eventos como el abuso, el acoso escolar o la humillación pública pueden aumentar el riesgo de desarrollar fobia social en individuos susceptibles.
- Estilos parentales: La crianza con sobreprotección, el rechazo o la falta de apoyo emocional puede aumentar la probabilidad de desarrollar fobia social en los niños.
3. Factores de personalidad
Ciertas características de personalidad pueden predisponer a una persona a desarrollar fobia social. Algunos de estos rasgos son:
- Temperamento inhibido: Los niños que muestran un temperamento inhibido, es decir, que tienden a ser tímidos, cautelosos y retraídos en situaciones nuevas o desconocidas, pueden tener un mayor riesgo de desarrollar fobia social.
- Perfeccionismo: Las personas con tendencias perfeccionistas pueden experimentar una mayor presión para desempeñarse perfectamente en situaciones sociales y, por lo tanto, pueden ser más propensas a desarrollar fobia social.
4. Factores biológicos
Los investigadores también están explorando cómo los factores biológicos, como el funcionamiento del cerebro y la química cerebral, pueden contribuir al desarrollo de la fobia social. Por ejemplo, se ha observado que las personas con fobia social pueden tener una respuesta exagerada en la amígdala, una parte del cerebro involucrada en la regulación del miedo y la ansiedad.
Es importante destacar que no hay una causa única para la fobia social. Por lo general, es el resultado de una interacción compleja entre factores genéticos, ambientales, de personalidad y biológicos. Entender estas causas puede ser útil para desarrollar estrategias de prevención y tratamiento adecuadas para la fobia social.
Situaciones temidas
En general, las personas con fobia social temen exponerse a unas determinadas situaciones, que son las siguientes:
- Hablar en público
- Actuar ante una audiencia
- Escribir o firmar ante una persona
- Usar servicios públicos (bar, cine, baños públicos)
- Entrar a lugares donde hay gente sentada
- Mirar a los ojos del otro (sobre todo del sexo opuesto)
- Ser el centro de atención
- Participar en reuniones
- Iniciar una conversación
- Mantener una conversación
- Proponer o acudir a citas
- Hablar con personas de autoridad
- Asistir a fiestas
- Hablar por teléfono
- Conocer gente nueva
- Hablar con extraños
- Dar o defender las propias opiniones
- Expresar desacuerdo
- Hacer una reclamación
- Hacer o aceptar cumplidos
Síntomas principales
Los síntomas de la ansiedad y la fobia social pueden variar en función de la persona y la situación, pero algunos de los más comunes son los siguientes:
1. Síntomas físicos
- Rubor-Sonrojamiento
- Tensión muscular
- Sudoración
- Boca seca
- Palpitaciones-Taquicardia
- Sensación de opresión en la cabeza
- Cefalea
- Molestias gastrointestinales (vacío en el estómago, diarrea)
- Temblores (manos-voz)
- Escalofrios
- Urgencia urinaria
2. Síntomas cognitivos
El núcleo central de la fobia social es el temor a la evaluación negativa, la persona piensa que está siendo juzgado o criticado por los demás.
3. Creencias
No saber comportarse de un modo adecuado o competente,
Ser visto como ansioso, débil, loco o estúpido
Temor a manifestar síntomas de ansiedad.
4. Pensamientos negativos
«voy a hacer el ridículo»
«quedaré bloqueado y no sabré que decir»
«seguro que no les interesa mi opinión»
«se darán cuenta de lo nervioso que estoy»
«creerán que soy tonto, se estarán riendo de mí»
5. Reacciones conductuales
Evitación-escape de las situaciones temidas: la persona deje de realizar las situaciones a las que le tiene miedo. En un principio ahorrará el sufrimiento ansioso, pero inevitablemente a los pocos minutos se agravará el componente cognitivo del trastorno.
Conductas protectoras para atenuar la ansiedad: ante el miedo al rubor el dejarse la barba, el maquillarse en exceso, utilizar grandes gafas solares, o un cabello largo y dirigido hacia el rostro, ante el miedo a temblar colocar las manos en los bolsillos o detrás, en las reuniones se abstendrán de formular preguntas, beberán sin hablar, o si hablan lo harán sin levantar la mirada.
Aunque este trastorno frecuentemente se confunde con timidez, no son lo mismo. Las personas tímidas pueden sentirse muy incómodas cuando están con otras personas, pero no experimentan la extrema ansiedad al anticipar una situación social y no necesariamente evitan circunstancias que las hagan sentirse cohibidas. En cambio, las personas con una fobia social no necesariamente son tímidas. Pueden sentirse totalmente cómodas con otras personas , pero en situaciones especiales, como dar un discurso, pueden experimentar intensa ansiedad.
La fobia social trastorna la vida normal, interfiriendo con una carrera o con una relación social. Por ejemplo, un trabajador puede dejar de aceptar un ascenso en su trabajo por no poder hacer presentaciones en público. El miedo a un evento social puede comenzar semanas antes y los síntomas pueden ser agotadores.
Tratamiento para la fobia social
Aproximadamente el 80% de las personas que sufren este trastorno encuentran alivio a sus síntomas cuando reciben un tratamiento de terapia cognitivo-conductual, de medicamentos, o una combinación de ambos, además de el soporte de técnicas de autoayuda para abordar el miedo y la ansiedad en situaciones sociales. A continuación, se describen algunos enfoques y métodos comunes utilizados para tratar la fobia social:
Terapia cognitivo-conductual (TCC)
La TCC es un enfoque de terapia ampliamente utilizado y eficaz para tratar la fobia social. La TCC se centra en identificar y cambiar pensamientos y creencias negativas e irracionales que contribuyen a la ansiedad en situaciones sociales. Además, la TCC ayuda a desarrollar habilidades de afrontamiento y enfrentamiento gradual a situaciones temidas.
Algunos componentes clave de la TCC para la fobia social incluyen:
- Reestructuración cognitiva: Aprender a identificar y desafiar pensamientos negativos e irracionales relacionados con situaciones sociales.
- Entrenamiento en habilidades sociales: Practicar habilidades sociales específicas, como iniciar conversaciones, mantener el contacto visual y expresar opiniones, para aumentar la confianza en situaciones sociales.
- Exposición gradual: Enfrentar progresivamente situaciones sociales temidas, empezando por las menos intimidantes y avanzando hacia las más desafiantes. Este enfoque ayuda a desensibilizar a la persona a estas situaciones y reducir el miedo asociado.
Terapia de exposición
La terapia de exposición es otra forma efectiva de tratamiento para la fobia social. En este enfoque, los terapeutas guían a las personas a enfrentar las situaciones sociales que temen de manera gradual y controlada. La exposición repetida a estas situaciones permite a la persona acostumbrarse a ellas y aprender que sus miedos son infundados o exagerados.
Medicación
En algunos casos, se puede recetar medicación para controlar los síntomas de la fobia social. Los medicamentos más comunes incluyen:
- Ansiolíticos: Los medicamentos ansiolíticos, como las benzodiazepinas, pueden ayudar a reducir la ansiedad en situaciones sociales. Sin embargo, debido al riesgo de dependencia, generalmente se recetan solo por períodos cortos y en casos específicos.
- Antidepresivos: Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) y los inhibidores de la recaptación de serotonina-norepinefrina (IRSN) son antidepresivos que pueden ser efectivos para tratar la fobia social. Estos medicamentos pueden ayudar a regular la química cerebral y reducir los síntomas de ansiedad.
Técnicas de autoayuda y relajación
Las personas con fobia social también pueden beneficiarse de practicar técnicas de autoayuda y relajación para manejar su ansiedad. Algunos ejemplos incluyen:
- Respiración profunda: Aprender a controlar la respiración y practicar la respiración diafragmática puede ayudar a reducir la ansiedad en situaciones sociales.
- Mindfulness y meditación: La práctica regular de la atención plena y la meditación puede ayudar a reducir la ansiedad y mejorar la capacidad para manejar situaciones estresantes.
- Ejercicio: Mantener una rutina regular de ejercicio puede rebajar el nivel de ansiedad en general y favorece la estabilidad del ánimo.

- Cano-Vindel, A., & Espada Largo, F. J. (2003). Fobia social y fobia simple: diferencias y similitudes en las manifestaciones clínicas. Ansiedad y Estrés, 9(1), 49-57