El síndrome de Tourette es un trastorno neurológico que provoca que las personas presenten movimientos o sonidos repentinos, llamados tics, que no pueden controlar.
Por ejemplo, una persona con el síndrome de Tourette puede parpadear, toser, carraspear o hacer movimientos faciales extraños una y otra vez. Algunos afectados pueden pronunciar palabras obscenas, realizar comentarios despectivos (coprolalia) o inapropiados que no tienen intención de decir, pero se da en una minoría de los casos.
Este trastorno se inicia normalmente durante la infancia (generalmente antes de los 21 años), y dura toda la vida. Entre 0,4% y el 3,8% de los niños de 5 a 18 años pueden padecer el síndrome de Tourette. Un Tourette grave en la edad adulta es una rareza, y este síndrome no es degenerativo y no afecta a la esperanza de vida ni a la inteligencia de quien lo padece.
Las causas del síndrome de Tourette
El síndrome de Tourette se ha relacionado con diferentes partes del cerebro, como por ejemplo la zona de los ganglios basales, que ayuda al control de los movimientos del cuerpo. Pero en realidad los médicos no saben exactamente qué causa este trastorno, probablemente exista más de una causa, aunque parece ser que podría tener una base genética.
Las personas que tienen familiares con el síndrome de Tourette son más propensas a padecer este problema. Aunque personas afectadas de la misma familia pueden presentar diferentes síntomas.
Síntomas principales
El síntoma principal de este trastorno son los tics. En algunos casos los tics pueden ser tan leves que a penas son perceptibles. Otros ocurren a menudo y son mucho más evidentes. El estrés, las emociones intensas, estar enfermo o cansado puede empeorar los síntomas. Los más graves pueden ser bastante embarazosos y afectar la vida social o laboral del afectado.
Hay dos tipos de tics, los motores y los vocales:
Los tics motores implican movimiento como por ejemplo:
- Dar sacudidas de brazos o cabeza
- Parpadear excesivamente
- Hacer muecas
- Espasmos bucales
- Encogerse de hombros
- Otros
Los tics vocales implican diversos tipos de sonidos:
- Ladrar o aullar
- Aclararse la garganta
- Toser
- Gruñir
- Repetir lo que dice alguien
- Gritar
- Olfatear
- Otros
Los tics también se clasifican en simples y complejos.
Simples
Motores: parpadear, sacudir la cabeza, encogerse de hombros, hacer muecas faciales, mover la nariz, etc.
Vocales: aclararse la garganta, hacer ruidos como ladridos, chirridos, gruñidos, tragar, oler, chasquido de la lengua, etc.
Complejos
Motores: saltar, tocar a otras personas o cosas, hacer movimientos repetitivos con el torso o las extremidades, realizar acciones autolesivas incluyendo golpear o morderse.
Vocales: proferir palabras o frases, coprolalia (expresión involuntaria de palabrotas u obscenidades), echoalia (repetición de un sonido, palabra o frase acaba de oír) o palilalia (repetir las propias palabras).
En realidad, la variedad y complejidad de los tics es enorme y depende de cada individuo.
Tratamiento del síndrome de Tourette
Cuando los tics son leves no necesitan ser tratados. Sin embargo, si se convierten en un problema, el médico puede prescribir medicamentos específicos para ayudar a controlar los tics, como reguladores de la dopamina, ansiolíticos y otros.
Junto con los medicamentos, se aconseja asistir a terapia psicológica. Un terapeuta puede ayudar a aprender cómo hacer frente a los problemas sociales que puedan estar generando los tics.
A menudo la parte más difícil de vivir con el síndrome de Tourette es lidiar con la vergüenza o la frustración de tener tics que no se pueden controlar. Mientras que usted está recibiendo ayuda de su médico, puede hacer algunas otras cosas para sentirse mejor:
1. Buscar apoyo
Tanto la familia, como los amigos o un grupo de apoyo pueden ayudar a sobrellevar e incluso superar los desafíos de tener tics incontrolables propios del síndrome de Tourette.
2. Mantenerse activo
Hacer deporte, pintar, tocar un instrumento musical, etc. Estas actividades mantienen la mente ocupada y ayuda a minimizar los síntomas.
3. Relajarse
Leer un libro, escuchar música, meditar o hacer yoga. Todas estas actividades relajantes ayudan a combatir el estrés que generan los tics.
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