En algunas corrientes filosóficas, el samsara hace referencia al ciclo de nacimiento, vida, muerte y encarnación o renacimiento.
Tanto en el budismo como en el hinduismo, los practicantes creen en el samsara, al igual que otras religiones, como la del gnosticismo. De acuerdo con estas corrientes espirituales, tanto el dharma, o las acciones que se hacen para bien, como el karma, o las consecuencias de lo que se ha decidido, son capaces de determinar el destino de cada persona. El proceso culmina al liberarse del ciclo de vida y muerte, a lo que se le conoce como moksha.
¿Qué es samsara?
Samsara proviene del sánscrito y significa ‘fluir junto’, ‘pasar a través de diferentes estados’, ‘vagabundear’. Samsara también es la raíz de sengsara (palabra malaya) que significa sufrimiento.
Aunque no se conoce con precisión el origen del término, se sabe que desde la antigüedad ya era discutido. En el orfismo, el jainismo y el budismo se cree en la transmigración, en el paso de una vida a otra. Los brahmanes también adoptaron la idea de la reencarnación en su sistema y así lo plasmaron en sus upanishad. Sin embargo, no hay una unicidad en cuanto a la terminología empleada para describir la forma en la que ocurre el proceso. En la mayoría de los casos, se considera que el samsara es negativo, pues se concibe como un estado de sufrimiento del cual es necesario liberarse o escapar.
Algunas corrientes espirituales creen que entre el sujeto y la verdad se interpone un velo, es decir que la realidad no es tal como se cree, mientras que el hinduismo cree que no hay una diferencia entre el yo y lo divino, pero la ignorancia o avidya hace creer en los fenómenos del mundo como lo real. Esto es solo un estado de ilusión, o maya, que mantiene atrapadas a las personas en el deseo.
Estas creencias influyen en muchas esferas de la vida. Por ejemplo, en el estudio tiutulado Karma y ayurveda, MG Weiss expone que la creencia en el karma explica muchos fenómenos en la India, tales como la personalidad de un sujeto, sus cualidades, la duración de su vida e incluso la etiología de la enfermedad, así como epidemias.
Es por ello que urge la liberación del samsara, o de la materia, un proceso al cual se hace referencia con varios términos, como moksa, mukti o samadhi.
La liberación del Samsara
Muchos seguidores de yoga estiman que la liberación se alcanza por varias vías, entre ellas las siguientes:
- Karma ioga, o acciones altruistas;
- gñana ioga, o del conocimiento, al diferenciar lo real de lo ilusorio;
- raia yoga, o meditación;
- bhakti yoga, o camino espiritual.
En el budismo, se considera que el sufrimiento es propio de la ilusión del mundo, el cual se alimenta de los estados mentales negativos. Pero los seres humanos, los únicos que han renacido en los seis reinos del samsara, pueden comprender la verdad y liberarse, por medio del nirvana. No obstante, esta liberación depende del karma arrastrado de las vidas anteriores y de las prácticas espirituales que se ejecuten en el presente.
Esos estados mentales que impiden ver la realidad, y que se manifiestan a través de las acciones negativas o karma, llevan al sufrimiento y se han enumerado los siguientes:
- Avidez (lobha);
- odio (dosa);
- engaño (moha);
- engreimiento (māna);
- visión incorrecta (micchādiṭṭhi);
- duda (vicikicchā);
- letargo (thīnam);
- inquietud (uddhaccam);
- desvergüenza (ahirikam);
- imprudencia (anottappam).
La escritura budista vibhanga señala que hay ocho estados mentales, incluyendo los ocho primeros que se mencionan en la lista. En el caso del budismo mahayana, hay tres: la ignorancia, el odio y el deseo o avidez, conocidos como los tres venenos.
Otros autores también indican que hay diez cadenas que enlazan al hombre con el samsara:
- Creer que hay una separación o individualidad;
- la duda;
- el apego;
- el deseo;
- la ira;
- el materialismo;
- desear una existencia inmaterial;
- el egoísmo:
- la impaciencia;
- la ignorancia.
La Rueda tibetana de la Vida
La rueda de la vida también representa el samsara. En el centro se encuentra un gallo persiguiendo o cazando a un cerdo, el cual caza a una serpiente, que intenta cazar al gallo. Así se ejemplifica el deseo, el odio y la ignorancia. Estos tres animales son los venenos de la mente. El cerdo es la ignorancia, el gallo es la ambición y la serpiente es la ira. Estas emociones atan a la persona y la mantienen corriendo de forma cíclica, en cada encarnación, lo cual puede ser infinito si no logra liberarse. Alrededor, hay personas que ascienden y otras que descienden. Las que ascienden van al círculo de la vida y las que descienden van al círculo de la muerte. El de la vida es un círculo blanco y el de la muerte es negro.
Esta rueda también representa los diferentes reinos: el de los dioses, los titanes, los humanos, los animales, las almas en pena y el de los demonios. Toda la rueda está sujetada por el señor de la muerte, o Yama. Todos luchan en su existencia, la cual es consumida por Yama, que representa la impermanencia, una ley dominante del samsara. El no comprender este principio lleva a que las personas realicen esfuerzos en vano y sufran debido al apego
Es necesario practicar el dharma para romper el círculo y salir del eterno bucle. Buda es un ejemplo de ello, pues salió del laberinto cuando su conciencia despertó y alcanzó las regiones iluminadas.
- Abe, M. (1987). Transformation in Buddhism. Buddhist-Christian Studies, 5-24.
- Laumakis, S. J. (2008). An introduction to Buddhist philosophy.
- Loy, D. (1983). The difference between» samsara» and» nirvana». Philosophy East and West, 33(4), 355.
- Weiss M. G. (1987). Karma and ayurveda. Ancient science of life, 6(3), 129–134.