Los delirios, en el contexto de la psicología, se describen como creencias firmemente arraigadas que persisten a pesar de la evidencia contraria clara y convincente. Uno de los tipos específicos de delirios que puede ser particularmente angustiante para quienes lo experimentan es el «Delirio de Ruina».
¿Qué es el Delirio de Ruina?
El «Delirio de Ruina» es una forma de delirio en la que los individuos están convencidos de que están a punto de perder, o ya han perdido, una gran cantidad de dinero, sus propiedades, su trabajo y/o su estatus social. Este no es simplemente un miedo pasajero o una preocupación financiera; es una creencia inflexible que prevalece a pesar de la realidad objetiva y las pruebas que demuestran lo contrario.
Se trata, pues, de una creencia irracional y persistente en la que la persona está convencida de que enfrentará dicha pérdida catastrófica, a pesar de que no hay evidencia que respalde este convencimiento, por lo que la persona afectada permanece inmutable en su convicción, actuando y sintiendo de acuerdo con esta percepción distorsionada. Además, la creencia no se limita simplemente a la pérdida en sí, sino que también se extiende a la certeza de que las consecuencias de esta pérdida serán devastadoras tanto para ellos como para sus seres queridos.
Emocionalmente, las personas que experimentan este delirio a menudo viven en un estado constante de miedo y preocupación acerca de su futuro percibido, lo que puede llevar a la ansiedad crónica y la desesperanza. Además, es común que se aíslen socialmente debido a la vergüenza y el miedo a la percepción de los demás.
El Delirio de Ruina puede manifestarse de diversas formas, incluyendo la creencia de que se perderá toda la riqueza y se enfrentará a la pobreza (ruina financiera), la percepción de que se perderá el estatus social y el respeto de los demás (ruina social), o la convicción de que se perderá el empleo o la carrera y nunca se podrá recuperar (ruina profesional).
Desde un punto de vista psicológico, la creencia delirante es notablemente rígida y resistente a la intervención o a la presentación de hechos contradictorios. La persona puede interpretar eventos normales o neutrales como pruebas de la inminente ruina, lo que indica una percepción alterada de la realidad.
En la vida diaria, la toma de decisiones de la persona puede estar gravemente afectada, ya que sus acciones están fuertemente guiadas por la creencia delirante. Además, sus relaciones personales y profesionales pueden verse afectadas, ya que pueden actuar de manera protectora o defensiva, lo que puede causar tensiones o rupturas en sus relaciones.
Síntomas del delirio de ruina
Los síntomas del delirio de ruina se manifiestan de tal forma que afectan profundamente la vida diaria, las relaciones y el bienestar general de la persona que lo experimenta.
Síntomas cognitivos
Desde un punto de vista cognitivo, la persona experimenta pensamientos obsesivos acerca de la pérdida y la ruina. Estos pensamientos son intrusivos y persistentes, afectando la capacidad del individuo para concentrarse en otras tareas o para participar en conversaciones que no estén relacionadas con sus preocupaciones delirantes. La mente de la persona está constantemente ocupada por escenarios de desastre y fracaso, imaginando en detalle las repercusiones de la ruina percibida.
Emocionalmente, el delirio de ruina provoca un estado constante de ansiedad y miedo. La persona vive en un estado de alerta perpetua, anticipando el momento en que sus temores delirantes se hagan realidad. Este estado de ansiedad permanente, puede generar síntomas físicos, como tensión muscular, problemas de sueño y alteraciones en el apetito. Además, es común que la persona experimente sentimientos de desesperanza, creyendo que no hay nada que se pueda hacer para evitar la catástrofe inminente.
Síntomas conductuales
En cuanto al comportamiento, la persona que padece este tipo de delirios puede comenzar a actuar de manera acorde con sus creencias delirantes. Esto puede incluir la toma de decisiones financieras irracionales, como vender propiedades o gastar grandes sumas de dinero en preparativos para la ruina anticipada. También pueden aislarse socialmente, retirándose de amigos y familiares por miedo a ser juzgados o por la creencia de que sus seres queridos también serán afectados por la ruina. En algunos casos, la persona puede buscar constantemente la validación de sus creencias, hablando de sus temores con otros y buscando pruebas que confirmen sus delirios.
El delirio de ruina también puede llevar a la persona a evitar ciertas situaciones que están relacionadas con sus temores, como reuniones sociales o actividades que antes eran disfrutadas. Pueden surgir comportamientos compulsivos, como la comprobación repetitiva de cuentas bancarias o la evitación de ciertos lugares o personas que se asocian con la ruina percibida.
Es fundamental reconocer que los síntomas del delirio de ruina pueden variar entre los individuos y que la experiencia de cada persona es única.
Causas del delirio de ruina
Las causas exactas del delirio de ruina, y de los delirios en general, pueden ser difíciles de saber además de multifacéticas. Ciertas personalidades o estilos de pensamiento pueden predisponer a una persona a desarrollar delirios cuando están bajo estrés o enfrentan adversidades. Por ejemplo, las personas que tienen tendencia a pensar en términos absolutos o que son propensas a la preocupación pueden ser más susceptibles a desarrollar creencias delirantes en situaciones de estrés.
Los factores ambientales también pueden influir significativamente en el desarrollo del delirio de ruina. El estrés crónico, los traumas o las experiencias vitales negativas, especialmente aquellas relacionadas con la estabilidad financiera o social, pueden actuar como catalizadores para el desarrollo de delirios en personas predispuestas. Además, la falta de una red de apoyo social o familiar también puede contribuir, ya que la soledad y el aislamiento pueden fomentar el desarrollo y la persistencia de creencias delirantes.
Desde un punto de vista biológico, los delirios pueden estar relacionados con alteraciones en ciertas áreas y circuitos del cerebro, especialmente aquellas implicadas en el procesamiento de la información y la percepción de la realidad. Las anomalías en los neurotransmisores, que son sustancias químicas que ayudan a transmitir mensajes entre las células nerviosas, también pueden jugar un papel. Por ejemplo, se ha sugerido que la dopamina, un neurotransmisor que ejerce funciones en la regulación del estado de ánimo y la percepción, puede jugar un papel importante en el desarrollo de los delirios en general.
Tratamiento del delirio de ruina
El tratamiento del delirio de ruina se enfoca en un enfoque integral que combina intervenciones farmacológicas y terapéuticas, apoyo social y familiar, y rehabilitación psicosocial, entre otros aspectos.
En el ámbito farmacológico, los antipsicóticos como la risperidona o la olanzapina pueden ser prescritos para mitigar los delirios y otros síntomas psicóticos. Además, los antidepresivos pueden ser implementados si el delirio de ruina coexiste con trastornos del estado de ánimo, ayudando a manejar los síntomas depresivos subyacentes.
La terapia cognitivo-conductual (TCC) es una modalidad terapéutica que puede ayudar a las personas a identificar y desafiar sus creencias delirantes, proporcionando habilidades para gestionar la ansiedad y el estrés asociados con estas creencias. La terapia de aceptación y compromiso (ACT), por otro lado, puede enseñar a las personas a vivir de una manera más flexible y valorada, incluso mientras experimentan pensamientos delirantes, permitiéndoles aceptar sus pensamientos sin necesariamente creer en ellos. La psicoeducación también juega un papel vital, educando tanto al individuo como a sus seres queridos sobre el delirio, sus mecanismos y estrategias de afrontamiento.
El apoyo social y familiar es igualmente crucial. Los grupos de apoyo pueden ofrecer un espacio seguro para compartir experiencias y estrategias, mientras que la terapia familiar puede ayudar a los seres queridos a comprender el delirio de ruina y a desarrollar estrategias para apoyar al individuo afectado de manera constructiva y empática.
La rehabilitación psicosocial también es un componente esencial del tratamiento. La formación en habilidades sociales y la rehabilitación vocacional pueden ser necesarias para aquellos cuyas relaciones y habilidades sociales o capacidad para trabajar han sido impactadas por su condición.
Además, la implementación de estrategias de manejo del estrés, como mindfulness y técnicas de relajación, puede ser útil para gestionar el estrés y la ansiedad asociados con los delirios. Desarrollar y fortalecer las estrategias de afrontamiento para manejar momentos de intensa ansiedad o cuando los delirios se vuelven particularmente perturbadores también es vital.
- Coltheart, M., Langdon, R., & McKay, R. (2011). La neuropsicología de los delirios. En D. Cvetkovic & I. Cosic (Eds.), La neuropsicología de la conciencia.
- Roca Bennasar, M., & Gutiérrez Zotes, J. A. (2004). Psicopatología y semiología psiquiátrica. Barcelona: Ediciones Universidad de Barcelona.