La psicología del ciclo vital: una psicología evolutiva

Redactado por Bernardo Peña . Artículo revisado, actualizado y verificado por nuestro equipo de psicólogos por última vez el 10 abril 2024.
La psicología del ciclo vital: un enfoque que estudia los cambios y transiciones a lo largo de la vida.

La psicología del ciclo vital no es una teoría psicológica en el sentido clásico del término, sino una orientación dentro de un área concreta. Incluso los defensores iniciales de esta perspectiva (como Baltes, Reese y Schaie) argumentan que no es una teoría, ni una colección de teorías, ni una metateoría del desarrollo.

Se trata de un enfoque de la psicología basado en la idea de que todos los cambios (crecimiento, desarrollo, envejecimiento) que muestran las personas desde el momento de su concepción, a través de sus vidas y hasta su muerte pueden conceptuarse como cambios evolutivos.

La perspectiva normalmente denominada psicología evolutiva del ciclo vital cristaliza en torno de un conjunto de ideas sobre la naturaleza del cambio y del desarrollo humano. Debido a que la psicología evolutiva del ciclo completo de la vida es un enfoque del estudio del desarrollo humano, sus supuestos y proposiciones no son fijos ni están configurados de manera rígida.

La descripción y explicación del desarrollo desde el enfoque del ciclo vital

La psicología del ciclo vital rechaza la visión tradicional del desarrollo basada en la idea de un crecimiento evolutivo inspirado en la biología. Así, desde las posturas organicistas tradicionales para que el desarrollo sea considerado como tal ha de ser cualitativo. Esto es, por secuencias, irreversible, orientado a un punto o estado final, y universal.

Estos rasgos dan a la definición del desarrollo, según los autores del ciclo vital, un carácter restrictivo. Además, se presenta inadecuado para describir y explicar los cambios ontogenéticos a lo largo del ciclo vital.

Los autores del ciclo vital han centrado más la atención en los siguientes aspectos del cambio:

1. El desarrollo es un proceso que dura toda la vida

Desde esta perspectiva, el desarrollo se concibe como un proceso que tiene lugar desde que se inicia el cambio hasta la muerte. A menudo esta afirmación se opone a la orientación tradicional relacionada con el crecimiento biológico que supone un estado de madurez y un estado final del proceso de cambio evolutivo.

El cambio posterior a la madurez se considera como declive o envejecimiento y no como desarrollo. En este contexto el desarrollo y el envejecimiento se consideran conceptualmente distintos.

La psicología del ciclo vital no presupone la existencia de estados especiales de madurez. Por consiguiente, el desarrollo se ve como un proceso continuo que se produce a lo largo de toda la vida.

Las diferencias aumentan con el paso de los años. Cuando se analizan las curvas del desarrollo, se observa que las diferencias entre sujetos de la misma edad no permanecen constantes a lo largo de la vida, sino que aumentan con el paso de los años, incluso después de la adolescencia.

Si las diferencias permanecieran constantes al finalizar la adolescencia, se podría mantener que el desarrollo acaba en dicha etapa. Pero, dado que las diferencias siguen aumentando, es lógico pensar que el desarrollo continúa.

De este modo, la tarea de la psicología consiste en identificar la forma y el curso de los cambios conductuales según van produciéndose en diferentes puntos o momentos del ciclo de la vida, así como establecer la estructura de su orden e interrelaciones temporales,

2. El desarrollo es multilineal y multidireccional

Otro aspecto característico de este enfoque es su defensa de que los diferentes procesos psicológicos no siguen la misma dirección a lo largo del desarrollo. En una gran variedad de áreas se ha encontrado que los cambios pueden tomar muchas formas en términos de su extensión temporal, direccionalidad, grado de variabilidad interindividual y plasticidad.

Los investigadores de la psicología del ciclo vital conceptúan los procesos no como lineales, sino como multilineales discontinuos. Así, hay procesos de desarrollo que se circunscriben a períodos tempranos de la vida (p.ej., conducta refleja).

Otros, como la conducta cognitiva y social, se fundamentan en la infancia, pero las adquisiciones realizadas pueden transformarse y extinguirse en períodos posteriores como la edad adulta.

También hay muchas conductas relevantes que se adquieren durante el envejecimiento. En definitiva, esta concepción implica que los cambios no tienen por qué extenderse a lo largo de todo el ciclo de la vida y que pueden aparecer nuevos procesos de cambio conductual en muchos y diferentes momentos de la vida, incluida la tercera edad.

3. El desarrollo es multicausal

La aportación más importante de este enfoque a la explicación del desarrollo es su modelo multicausal. Es decir, existen varios tipos de factores que afectan al desarrollo.

  • En primer lugar, están las influencias normativas relacionadas con la edad. Consisten en determinantes biológicos y ambientales que están correlacionados con la edad cronológica. Son normativas desde el momento en que su aparición y duración son similares para muchos individuos. Ejemplos de estas influencias incluyen los eventos madurativos, como la menarquía o el inicio del estirón, y también eventos de socialización tales como la paternidad.
  • Seguidamente, se encuentran las influencias normativas relacionadas con la historia. Consisten en procesos biológicos y ambientales que tienen lugar en un momento histórico particular. Son normativos debido a que los experimentan la mayoría de los miembros de una cohorte. Entre los ejemplos se pueden incluir los eventos históricos (p.ej., epidemias, guerras, períodos de prosperidad o depresión económica) y la evolución sociocultural (p.ej., cambios asociados a los roles sexuales, el sistema educativo, las prácticas de crianza de los niños). Estas influencias se ponen de manifiesto a través de los efectos generacionales. Finalmente, se deben considerar las influencias no normativas que no están directamente relacionadas con el tiempo ya que no le ocurren a todas las personas, ni incluso a la mayoría de los individuos.
    • Entre los ejemplos de estos eventos no normativos relevantes para el desarrollo pueden incluirse los accidentes, las enfermedades, la muerte de algún familiar muy próximo, la separación, el divorcio, etc.

Comentarios finales

Los defensores de la psicología del ciclo vital han especulado que estas tres fuentes de influencia muestran diferentes perfiles durante el ciclo completo de la vida.

  • Las influencias normativas relacionadas con la edad pueden ser particularmente significativas en la infancia y al comienzo de la adolescencia, y de nuevo en la vejez.
  • Las influencias normativas relacionadas con la historia pueden ser más importantes a través de la adolescencia y los años siguientes. Este planteamiento refleja la importancia que tiene el contexto sociocultural cuando la persona comienza la vida adulta.
  • Finalmente, se propone que las influencias no normativas son particularmente significativas hacia la mitad de la vida adulta y en la vejez. Estas influencias explican las diferencias cada vez mayores que se producen en los individuos debido a los eventos vitales únicos que experimenta cada persona.

Los orígenes de la Psicología del Desarrollo
Los orígenes de la Psicología del Desarrollo

Los orígenes de la psicología del desarrollo pueden situarse en torno al siglo XIX, sobre todo gracias a la influencia...

Lectura Recomendada

  • Chaparro, O., Mauricio, J., & Londoño, I. (2007). Ciclo vital individual: vejez. Revista de la Asociación Colombiana de Gerontología y Geriatría. Julio-Septiembre, (3), 1072-1084.
  • Posada, F. V. (2005). El enfoque del ciclo vital: hacia un abordaje evolutivo del envejecimiento. SP Hernandis, & MS Martínez, Gerontología, 147-148.
  • Ruiz, E. D., & Valdivieso, C. U. (2002). Psicología del ciclo vital: hacia una visión comprehensiva de la vida humana. Revista Latinoamericana de psicología1(1), 17-27.

Licenciado en Psicología por la Universidad de Jaén (2010). Máster en Análisis Funcional en Contextos Clínicos y de la Salud por la UAL (2011) y Máster en Psicología Jurídica y Forense por el COPAO, Granada (2012). Doctorando en Ciencias Humanas y Sociales por la Universidad Pontificia de Salamanca. Ha publicado 8 artículos científicos y es autor de los siguientes libros: «Psicopatología General», «Neurociencias: etiología del daño cerebral» y «Evaluación Psicológica». Además, es coautor del libro «Modelo ROA: Integración de la Teoría de Relaciones Objetales y la Teoría del Apego».