Prozac, una revolución antidepresiva

Redactado por Xevi Molas . Artículo revisado, actualizado y verificado por nuestro equipo de psicólogos por última vez el 24 junio 2024.
Descubre cómo el químico Bryan B. Molloy creó la fluoxetina, el principio activo del Prozac, en los años 60.

El químico escocés Bryan B. Molloy se encontraba investigando diferentes principios activos allá por la década de los años sesenta del siglo pasado. En una de sus investigaciones sintetizó diferentes análogos de la difenhidramina para observar cómo afectaba sobre la recaptación de la serotonina y la noradrenalina. Y de estas investigaciones surgió la fluoxetina, que intervenía selectivamente sobre la recaptación de la serotonina. Este principio activo fue comercializado a partir de 1988 como Prozac.

El Prozac (fluoxetina) supuso un nuevo hito en los medicamentos antidepresivos e inauguró los conocidos inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS). Desde ese momento, el Prozac se convirtió en un fármaco de referencia para tratamientos de la depresión. Se calcula que solo en 1992 generaba más de 1.000 millones de dólares de ganancias al año, que ha sido recetado a más de 94 millones de pacientes en todo el mundo y comercializado en más de 50 países.

¿Qué es el Prozac?

El Prozac es un medicamento antidepresivo cuyo principio activo es la fluoxetina y pertenece a los conocidos medicamentos inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS).

En adultos, este medicamento se receta para tratar los episodios depresivos mayores, el trastorno obsesivo-compulsivo y la bulimia nerviosa (Chávez-León et al. 2008). En el caso de la bulimia nerviosa se prescribe como complemento a la psicoterapia. En niños mayores de 8 años y adolescentes suele recetarse para episodios depresivos de moderados a graves cuando después de 4 a 6 sesiones de psicoterapia no se observa mejora. Aun así, una vez recetado el Prozac a este rango de población, debe seguir siendo un acompañamiento de la psicoterapia.

¿Cómo funciona el Prozac?

A nivel cerebral existe un neurotransmisor llamado serotonina, conocido como la «hormona de la felicidad». En personas deprimidas, con TOC o con bulimia, los niveles de serotonina al parecer son menores. Es importante recalcar el «al parecer» porque la investigación científica todavía sigue profundizando en este dato. Sin embargo, lo que sí se ha comprobado, es que los ISRS funcionan para este tipo trastornos al aumentar los niveles de serotonina.

El proceso es el siguiente. La membrana presináptica (neurona de la que sale el neurotransmisor) manda serotonina a la membrana postsináptica (neurona que recibe el neurotransmisor). Una vez que la membrana postsináptica recibe el «mensaje» impide la entrada de más serotonina y los neurotransmisores sobrantes se destruyen en el espacio sináptico o son recaptados por la membrana presináptica. Y aquí es donde entran en juego los ISRS ya que cierran los canales a través de los que se recapta la serotonina y esto hace que quede más serotonina en el espacio sináptico y, de esta forma, la membrana postsináptica sigue recibiendo serotonina.

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El lado oscuro del Prozac

Si bien es cierto que el Prozac puede tener efectos positivos sobre la salud mental, no está libre de presentar ciertos efectos adversos poco agradables. Entre ellos podemos encontrar que nos causa disfunción sexual, incluso un tiempo después de suspender el tratamiento. Por otro lado, y quizá una de los efectos adversos más llamativos, es que a pesar de que servir para la depresión, a veces puede fomentar pensamientos de suicidio o de autolesión.

Estos síntomas negativos pueden expresarse sobre todo en las primeras semanas, ya que los ISRS suelen tardar unas semanas en comenzar a hacer efecto. Aun así, en este caso será importante consultar al médico. De todos modos, este tipo de síntomas suelen ser más frecuentes en personas que previamente han presentado pensamientos suicidas o de autolesión.

Jugarlo todo a una carta

A pesar de la efectividad demostrada del Prozac, es importante no jugarnos nuestra salud mental a una sola carta. Es fundamental acompañar el tratamiento farmacológico con terapia psicológica. Si bien es cierto que la fluoxetina puede aumentar nuestros niveles de serotonina y hacer que nos percibamos menos depresivos, los problemas que enfrentamos a diario y que nos provocan malestar no desaparecen al tomar antidepresivos. Por esta razón, cuando se habla de antidepresivos, se hace especial hincapié en la fórmula que combina farmacología con terapia psicológica.

Imaginemos que durante semanas, meses e incluso años, estamos sometidos a un alto nivel de exigencias familiares y laborales. Poco a poco, nos vemos incapaces de seguir el ritmo de vida y comenzamos a sentirnos cada vez peor: más cansados, más apáticos, desmotivados, tristes, etc. Cierto día nos damos cuenta de que somos casi autómatas y nos descubrimos presentando síntomas depresivos. O como ocurre en muchas ocasiones, un evento desencadena una gran depresión.

En estos casos, posiblemente nos puedan recetar antidepresivos como el Prozac, sin embargo, no solo por tomarlos todos los problemas anteriores se van a solucionar. Por eso es importante combinar este tipo de medicación con terapia, ya que nos ayudará a hacer frente a los problemas del día a día que pueden estar relacionados con nuestro procesamiento cognitivo.

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  • Chávez-León, E., Ontiveros, M.P. y Serrano, C. (2008). Los antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptura de la serotonina (ISRS, ISR-5HT). Salud mental, 31, 307-319.
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Licenciado en Psicología por la Universidad de Granada. Psicólogo Sanitario. Máster en Inteligencias Múltiples por la Universidad de Valencia. Instructor en Meditación Budista por el Centro Internacional de Estudios Budistas.