La miel, ese delicioso néctar que fabrican las abejas, es una sustancia increíblemente beneficiosa. Esta mezcla de azúcar, enzimas, minerales, vitaminas y aminoácidos es muy diferente a cualquier otro edulcorante del planeta. Vamos a ver por qué.
Propiedades de la miel
Existen documentos que describen como ya los griegos, los romanos y los egipcios utilizaban las propiedades curativas de la miel. Aunque otros animales (además de los humanos) se benefician de sus cualidades y su delicioso sabor desde hace mucho más, como los osos, los tejones y otros.
La gente ha estado consumiendo miel por su sabor, además de utilizándola por sus propiedades antibacterianas y antifúngicas desde la antigüedad. De hecho, incluso en la Biblia se recoge como el Rey Salomón dijo: «Hijo mío, come miel, porque es bueno».
La miel es sin duda un producto antiguo que ha ganado los corazones de muchos a lo largo del tiempo.
La miel es dulce porque es rica en fructosa, por lo tanto, si bien debe consumirse con moderación, es mucho más beneficiosa que cualquier otro azúcar refinado.
En su composición básica, una cucharada de miel contiene aproximadamente 64 calorías y no tiene grasa ni colesterol. Incluye vitaminas, trazas de enzimas, aminoácidos y minerales como calcio, hierro, cloro de sodio, magnesio, fosfato y potasio.
Debido a su inclinación hacia el nivel de PH ácido (3.2 a 4.5), ayuda a reducir el crecimiento de bacterias y posee propiedades antioxidantes nos ayudan a eliminar algunos radicales libres.
¡Es quizás uno de los mejores edulcorantes del planeta!
Beneficios de la miel para el cuerpo
1. Nos llena de energía
Como ya sabemos la miel es una excelente fuente de energía totalmente natural, con solo 17 gramos de carbohidratos por cucharada. Este azúcar natural sin procesar (fructosa y glucosa) penetra directamente en el torrente sanguíneo y puede proporcionarnos energía rápidamente. El aumento del azúcar en la sangre actúa como una fuente de energía a corto plazo, pero también nos proporciona fuerzas para resistir el esfuerzo físico a largo plazo. Y como ya sabemos, si nos sentimos bien físicamente, también lo hacemos mentalmente, ambos factores caminan de la mano.
2. Trata heridas y quemaduras
La miel es un antibiótico natural que puede actuar tanto interna como externamente. De hecho, la miel se usó como tratamiento contra las infecciones durante muchos años hasta la invención de la penicilina a principios del siglo XX.
El motivo es que la miel libera peróxido de hidrógeno a través de un proceso enzimático, lo que explica sus cualidades antisépticas generales. Se puede usar como tratamiento convencional para heridas y quemaduras ya que favorece la desinfección de heridas y llagas de las principales especies de bacterias, como el Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (SARM). En un estudio publicado en el British Journal of Surgery en el 2005, mostró que la mayoría de los pacientes que sufrieron heridas y úlceras en las piernas presentaban una notable mejoría después recibir aplicaciones tópicas de miel.
3. Calma la tos
La miel se utiliza como una cura natural para el resfriado. La Organización Mundial de la Salud (OMS) enumera la miel como demulcente, que es una sustancia que alivia la irritación de la boca o la garganta al formar una película protectora.
Los estudios muestran que la miel funciona tan bien como el dextrometorfano, un ingrediente común en los medicamentos contra la tos, para calmar la tos y las dificultades relacionadas con el sueño debido a las infecciones del tracto respiratorio superior en los niños. Así, una tos persistente que no desaparece, puede remediarse con un par de cucharaditas de miel, según un estudio de 2012 publicado en la revista Pediatrics. En él se explica como los niños entre 1 y 5 años de edad con tos nocturna debido a resfriados, tosieron con menos frecuencia cuando recibieron dos cucharaditas de miel 30 minutos antes de acostarse.
La consistencia espesa del líquido dorado ayuda a cubrir la garganta, también se cree que el sabor dulce desencadena que las terminaciones nerviosas protejan la garganta de la tos incesante.
4. Alivia las alergias
Los efectos antiinflamatorios de la miel y su capacidad para calmar la tos han llevado a la creencia de que también puede reducir los síntomas de alergias estacionales. Aunque no hay estudios clínicos que prueben su eficacia, se cree que la miel actúa como una “vacuna natural». La miel contiene las esporas de polen recogidas por las abejas de las plantas locales, por lo que con su consumo se introduce una pequeña cantidad de alérgeno en el cuerpo. Teóricamente, esto puede activar nuestro sistema inmune y con el tiempo puede acumular su inmunidad natural contra él.
La recomendación habitual es tomar aproximadamente una cucharadita de miel producida localmente al día, comenzando unos meses antes de la temporada de polen, para permitir que nuestro sistema genere inmunidad. Y la clave aquí es local.
Esto solo funciona si consumimos miel de polen de plantas locales a las que podemos ser alérgicos. La miel de otras partes simplemente no funcionará. Si bien la investigación sobre esto muestra resultados contradictorios, un estudio encontró que, durante la temporada de polen de abedul, en comparación con el grupo control, los pacientes que usaron miel de polen de abedul experimentaron:
- Un 60% de reducción en los síntomas
- El doble de días asintomáticos
- Un 70% menos días con síntomas severos
- Una disminución del 50% en el uso de antihistamínicos
Curiosamente, hubo pocas diferencias entre los dos grupos de miel (los que tomaron miel de otros tipos versus los que tomaron miel que contenía polen de abedul). Sin embargo, el grupo de miel de polen de abedul utilizó menos histaminas que los que consumían otro tipo de miel. Los autores concluyeron que «Los pacientes que consumieron miel de polen de abedul pre-estacionalmente tuvieron un control significativamente mejor de sus síntomas que aquellos con medicación convencional solamente, y tuvieron un control marginalmente mejor en comparación con aquellos en miel regular. Los resultados deben considerarse preliminares, pero indican que La miel de polen de abedul podría servir como una terapia complementaria para la alergia al polen de abedul».
5. Tratamiento contra la caspa
La miel diluida con un poco de agua tibia parece mejorar significativamente la dermatitis seborreica, que es una afección del cuero cabelludo que causa caspa y picazón.
Un estudio de 2001 publicado en el European Journal of Medical Research encontró que la aplicación de miel diluida con un 10% de agua tibia en las áreas problemáticas y dejarla en contacto durante tres horas antes del enjuague, provocaba un alivio del sarpullido y no aumentaba en una semana. Las lesiones de la piel sanaron en dos semanas y los pacientes incluso mostraron una mejoría en la pérdida de cabello. Los pacientes no recayeron incluso después de seis meses de uso.
6. Ayuda a aliviar el herpes
La miel puede ayudar a reducir los síntomas del herpes por los siguientes beneficios a nivel tópico:
- Extrae fluido de la herida.
- El alto contenido de azúcar reduce o incluso suprime el crecimiento de microorganismos.
- Las abejas obreras secretan una enzima (glucosa oxidasa) en el néctar, que luego libera bajos niveles de peróxido de hidrógeno cuando la miel entra en contacto con la herida, limpiando la herida.
Si sufres brotes de herpes, intenta ponerte miel para ver si obtienes un poco de alivio y si las llagas se curan más rápido.
La miel puede ser un agente sanador seguro y económico que sin duda te ahorrará gastar grandes sumas de dinero en medicamentos recetados o de venta libre que a menudo vienen con efectos secundarios o ingredientes tóxicos.
Beneficios de la miel para la mente
1. Aumenta la memoria
La miel contiene antioxidantes que pueden ayudar a prevenir el daño y la pérdida neuronal en el cerebro. Un estudio publicado en Menopause en el 2011 descubrió que una cucharada diaria de miel puede estimular la memoria de las mujeres posmenopáusicas, lo que sirve como terapia alternativa para mantener a raya el declive intelectual relacionado con las hormonas.
Agregar una cucharadita de miel a una taza de té cada día es una manera fácil y refrescante de retrasar el envejecimiento neuronal.
La miel también ayuda al cerebro a absorber el calcio, lo que a su vez ayuda a mantener la memoria.
Cuidar su cerebro a través del consumo de una nutrición adecuada puede disminuir nuestras posibilidades de padecer demencia en el futuro.
2. Ayuda a dormir mejor
Los componentes de la miel también la convierten en un gran aliado del sistema nervioso, dado que tienen poder calmante y favorecen el sueño reparador.
La miel puede ser de gran ayuda durante las noches de insomnio. Al igual que el azúcar, la miel tiene el poder de causar un aumento en la insulina y liberar la serotonina, un neurotransmisor que mejora el estado de ánimo y el bienestar emocional. Posteriormente, el cuerpo convierte la serotonina en melatonina, un compuesto químico que regula la duración y la calidad del sueño.
Además, la miel también contiene varios aminoácidos, incluido el triptófano que se asocia comúnmente con nuestro nivel de felicidad. Así, el triptófano de la miel pasa a nuestro cerebro, donde se convierte nuevamente en serotonina y luego en melatonina, que es la hormona es responsable de regular los ciclos de sueño y vigilia.