Immanuel Kant (1724-1804) fue un filósofo prusiano de la Ilustración. Es el primero y más importante representante del criticismo y precursor del idealismo alemán y está considerado como uno de los pensadores más influyentes de la Europa moderna y la filosofía universal.
Kant fue un autor muy preocupado por el pensamiento humano y por cómo conocemos la realidad de las cosas. Una de las teorías que formuló fue que en la mente del hombre hay ciertas ideas que ya existen como un conocimiento a priori sobre la realidad de las cosas y posteriormente nuestra mente añade su propio orden a las sensaciones (conocimiento a posteriori), no tenemos por tanto una mente pasiva. De entre todo lo que escribió, Kant dejó algunas frases para el recuerdo.
Citas célebres de Immanuel Kant
Se mide la inteligencia del individuo por la cantidad de incertidumbres que es capaz de soportar.
Todo nuestro conocimiento comienza con los sentidos, a continuación, procede a la comprensión, y termina con la razón. No hay nada más alto que la razón.
Reglas para la felicidad: algo que hacer, alguien a quien amar, algo que esperar.
No inviertas todo tu tiempo en un sólo esfuerzo, porque cada cosa requiere su tiempo.
Como el camino terreno está sembrado de espinas, Dios ha dado al hombre tres dones: la sonrisa, el sueño y la esperanza.
El sabio puede cambiar de opinión. El necio, nunca.
En las tinieblas la imaginación trabaja más activamente que en plena luz.
Lo único que es un fin en sí mismo es el hombre, nunca puede ser utilizado como medio.
Dormía y soñaba que la vida era bella; desperté y advertí que la vida era deber.
Con las piedras que con duro intento los críticos te lanzan, bien puedes erigirte un monumento.
La felicidad no es un ideal de la razón, sino de la imaginación.
Cuanto más ocupados estemos, más agudamente sentimos que vivimos, cuanto más conscientes somos de la vida.
Los pensamientos sin contenido son vacíos, las intuiciones sin conceptos son ciegas.
El espacio y el tiempo son el marco dentro del cual se ve limitada la mente para construir su experiencia de la realidad.
¡Atrévete a saber! Ten el valor de usar su propia inteligencia.
Tuve que negar el conocimiento con el fin de hacer espacio para la fe.
Obra de modo que la máxima de tu voluntad pueda ser en todo tiempo principio de una ley general.
Trata a las personas como un fin, nunca como un medio para un fin.
Sólo el iluminado, no tiene miedo de las sombras.
El que es cruel con los animales se vuelve duro también en sus relaciones con los hombres. Podemos juzgar el corazón de un hombre por su trato a los animales.
El derecho es el conjunto de condiciones que permiten a la libertad de cada uno acomodarse a la libertad de todos.
La paciencia es la fortaleza del débil y la impaciencia, la debilidad del fuerte.
La educación es el desarrollo en el hombre de toda la perfección de que su naturaleza es capaz.
Por una mentira, un hombre se echa a perder, y por así decirlo, aniquila a su dignidad de hombre.
A partir de la madera torcida de la humanidad, una tabla recta no puede ser cortada.
En la vida conyugal, la pareja unida no tiene que formar más que una sola persona moral, animada y gobernada por el entendimiento del hombre y por el gusto de la mujer.
La libertad es aquella facultad que aumenta la utilidad de todas las demás facultades.
El que se hace a sí mismo un gusano, no puede quejarse después si la gente lo pisa.
No se puede aprender filosofía, tan sólo se puede aprender a filosofar.
Más de un libro hubiera sido mucho más claro si no hubiera querido ser tan enteramente claro.
Tan solo por la educación puede el hombre llegar a ser hombre. El hombre no es más que lo que la educación hace de él.
Ser es hacer.
La dignidad es un valor que imposible de sustituir.
Entonces, ¿cómo se ha de buscar la perfección? ¿En dónde reside nuestra esperanza? En la educación, y en nada más.
Es absolutamente necesario persuadirse de la existencia de Dios; pero no es necesario demostrar que Dios existe.
Un hombre es tanto menos libre e independiente, cuantos más hábitos tiene.
Obra siempre de modo que tu conducta pudiera servir de principio a una legislación universal.
La religión es el conocimiento de todos nuestros deberes como mandamientos divinos.
No somos ricos por lo que poseemos, sino por lo que podemos prescindir.
Las cualidades sublimes infunden respeto; las bellas amor.
El genio es la capacidad de llegar de forma independiente y entender los conceptos que normalmente tienen que ser enseñados por otra persona.
Sólo hay una religión verdadera, pero pueden haber muchas especies de fe.
El juego de la pelota es uno de los mejores juegos infantiles porque origina una carrera saludable. En general los mejores juegos son los que, a más de desenvolver la habilidad, ejercitan también los sentidos.
Ten el valor de utilizar tu propio razonamiento. Ese es el lema de la iluminación.
Nada es más contrario a lo bello que lo repugnante, así como nada cae más por debajo de lo sublime que lo ridículo.
El suicidio no es abominable porque Dios lo prohíba; Dios lo prohíbe porque es abominable.
El Estado, al igual que el suelo sobre el que se halla situado, no es un patrimonio. Consiste en una sociedad de hombres sobre los cuales únicamente el Estado tiene derecho a mandar y disponer. Es un tronco que tiene sus propias raíces.
Lo sublime ha de ser siempre grande; lo bello puede ser también pequeño.
Todo nuestro conocimiento arranca del sentido, pasa al entendimiento y termina en la razón.
Pensamientos sin contenidos son vacíos; intuiciones sin conceptos son ciegas.
El sueño es un arte poético involuntario.
Cuando podía haber tomado esposa, no pude soportar a ninguna; y cuando pude soportar a alguna, ya no necesitaba a ninguna.
La conciencia es un instinto que nos lleva a juzgarnos a la luz de las leyes morales.
La riqueza, aun sin merecimientos, inspira reverencia hasta a gentes desinteresadas, porque acaso les sugiere la idea de los grandes proyectos que permite realizar.
Dame la materia y voy a construir un mundo fuera de él.
El simple hecho de consentir el escepticismo no suficiente para superar la inquietud de la razón.
Sólo el descenso a los infiernos del auto-conocimiento, puede allanar el camino a la santidad.