La Mentalización en Psicología, según Peter Fonagy

Redactado por Maria Gabriela Canelon . Artículo revisado, actualizado y verificado por nuestro equipo de psicólogos por última vez el 23 enero 2025.

La mentalización es un concepto desarrollado por Peter Fonagy y sus colaboradores, que indica la capacidad de un individuo para interpretar la conducta de otros.

Así, la mentalización se basa en reconocer la subjetividad de cada individuo, más allá de las convicciones propias o los hechos objetivos. Sin embargo, la mentalización no es una capacidad innata, es una función psíquica que se desarrolla en los primeros años de vida, relacionada con haber experimentado un apego seguro. En general, los individuos con trastornos de la personalidad suelen tener la capacidad de mentalización deteriorada.

Origen de la Mentalización en Psicología

Peter Fonagy es un psicólogo nacido en la década de los 50 en Budapest, Hungría; dedicado principalmente a la investigación académica en la University College of London. El enfoque de Fonagy es psicodinámico; paradigma a partir del cual ha desarrollado estudios respecto a la teoría del apego y el trastorno límite de la personalidad.

Peter Fonagy
Peter Fonagy

En el presente artículo, abordaremos uno de los temas más destacables en el recorrido investigativo de Fonagy: La Mentalización. Este término proviene del psicoanálisis, utilizado por Freud para referirse representaciones psíquicas y huellas mnémicas de la realidad. Sin embargo, Fonagy; junto a sus colaboradores, le dan un nuevo enfoque a este concepto. La Mentalización en psicología se refiere a la capacidad de una persona para interpretar el comportamiento de otra, atribuyéndole estados afectivos que subyacen la conducta.

Desde la perspectiva de Fonagy, la Mentalización se sustenta en el entendimiento de que cada persona tiene sentimientos, creencias, deseos, temores y experiencias propias que condicionan la conducta. Por ejemplo, si una persona abre una ventana, la mentalización consistiría en comprender que lo hace porque tiene calor.

Claramente, la función mentalizadora está estrechamente ligada con la inteligencia emocional e interpersonal. Sin embargo, ésta no debe ser confundida con la empatía, la introspección o con prácticas como el Mindfulness. Ya que, la mentalización no sería comparar lo que el propio sujeto piensa o siente para hacer suposiciones del comportamiento del otro. Más bien, se trata de una actividad psíquica mucho más compleja que permite comprender que cada ser humano cuenta con una subjetividad individual que no puede ser homogeneizada.

Por otro lado, la mentalización tiene poco que ver con los hechos objetivos. En este sentido, la mentalización permite comprender que el miedo a las alturas no dependería de su peligrosidad real, sino de la valoración personal que cada quien hace sobre tal variable. Por ende, la mentalización trae como efectos la posibilidad de lazo social, la resolución de malentendidos y el altruismo.

Desarrollo de la Mentalización

Aunque la función mentalizadora no es innata, se desarrolla en los primeros meses de vida y se va consolidando en el individuo hasta los 6 años de edad. Ésta, depende en gran medida de los diferentes intercambios con padres y cuidadores; quienes ayudan al infante a entender qué influencia tiene en su entorno desde distintos niveles.

A nivel corporal, el menor reconoce que, a través de su conducta, puede generar movimiento en los cuerpos presentes en su espacio. Desde el punto de vista social, se da cuenta de su capacidad para llamar la atención e iniciar lazo social con las personas en el entorno.

A partir del segundo año de vida, el niño comprende las distintas posibilidades que tiene para alcanzar metas y objetivos; así como la diferenciación de distintas intenciones en un comportamiento. Cuando se cumplen los 4 años, a nivel cognitivo, comienzan a integrarse las convicciones personales respecto a una situación. Gracias a esto, entra en juego la posibilidad de que ciertas personas puedan poseer un falso conocimiento de un tema. Finalmente, en el sexto año, el niño está en condiciones de organizar los recuerdos de su autobiografía, de manera coherente, causal  y temporal. A partir de este momento, la función mentalizadora podrá consolidarse por completo con los elementos que la integran.

Es importante destacar que, el poder desarrollar la capacidad mentalizadora tiene una alta correlación con haber experimentado un apego seguro durante la infancia. De este modo, cuando los cuidadores son personas afectuosas, cálidas y sensibles, permiten al menor aprender el funcionamiento de las emociones. Así, en un futuro tendrán la capacidad de mantener el foco atencional sobre sus estados afectivos, regular sus emociones y predecir las de su entorno.

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Terapia basada en la Mentalización

Tal como hemos mencionado, la Mentalización no es una capacidad innata, por lo que algunas personas no logran desarrollarla adecuadamente. De esta forma, los sujetos que han las sufrido de traumas psíquicos en su infancia, o han sido criadas por padres que no le proporcionaron suficiente seguridad emocional, pueden tener trastornos en la función mentalizadora.

De acuerdo con Fonagy, en los trastornos de personalidad; especialmente, el Trastorno de Personalidad Límite, la mentalización se ve afectada. Como consecuencia, el individuo no representa ni regula sus propios estados emocionales, por lo que con frecuencia no logra diferenciar su afectividad de la de otros. Además, la autopercepción se ve afectada, percibiendo el mundo interno como caricaturesco.

Por estos motivos, Peter Fonagy y Anthony Bateman deciden llevar el concepto de Mentalización hacia un eje terapéutico, creando la Terapia basada en Mentalización. Este enfoque clínico reúne técnicas psicodinámicas, cognitivo-conductuales, sistémicas y ecológicas.  Como objetivo, se ayuda al paciente a autorregularse emocionalmente, controlar la impulsividad y mejorar sus relaciones interpersonales. Como conclusión, se ha demostrado que este modelo terapéutico cuenta con validez científica y es efectiva especialmente en individuos con apego desorganizado.

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Maria Gabriela Canelon Psicologa

Licenciada en Psicología mención Clínica (Universidad Arturo Michelena), psicoterapeuta de enfoque psicodinámico y voluntaria en acompañamiento psicológico a personas LGBTIQ+ (Asociación civil por Todes).