La memoria emocional es un aspecto fundamental de nuestra capacidad para recordar experiencias significativas de nuestras vidas. A diferencia de la memoria a corto plazo, que nos permite recordar información temporalmente, o la memoria a largo plazo, que nos permite recordar información de forma permanente, la memoria emocional es única en que se enfoca en recordar experiencias que han sido significativas para nosotros emocionalmente.
La memoria y la emoción se influyen recíprocamente. Por un lado, la emoción es un output conductual y como tal sirve para expresar los recuerdos; las consecuencias de la memoria, cuando recordamos algo, a menudo implican expresión emocional (p. ej., con la inflexión del lenguaje, el sudor de las manos). Por otro lado, los eventos que ocurrieron alrededor de experiencias emocionales se suelen recordar mejor o de una manera muy vívida.
¿Cómo se produce la memoria emocional?
La memoria emocional se produce cuando las emociones están presentes durante la codificación de la información. En otras palabras, las experiencias emocionales son más memorables porque la emoción se convierte en una parte integral del recuerdo en sí. La emoción ayuda a consolidar la memoria y hace que sea más fácil de recordar en el futuro.
Hay varias teorías que intentan explicar cómo funciona la memoria emocional. Una de las teorías más populares es la teoría de las «vías múltiples». Según esta teoría, la emoción influye en la memoria a través de múltiples vías. Por ejemplo, la emoción puede aumentar la atención que prestamos a una experiencia, lo que ayuda a consolidar el recuerdo. La emoción también puede activar el sistema nervioso autónomo, lo que aumenta la liberación de hormonas que pueden fortalecer la memoria.
Otra teoría popular es la teoría de la «amígdala». La amígdala es una estructura en el cerebro que se sabe que está involucrada en la emoción y la memoria. Según esta teoría, la amígdala se activa cuando experimentamos una emoción y luego ayuda a consolidar el recuerdo asociado con esa emoción.
Por otro lado, la memoria emocional puede tener implicaciones importantes para nuestra salud mental. Las personas que experimentan trastornos de ansiedad o trastornos de estrés postraumático a menudo tienen recuerdos emocionales muy intensos y perturbadores. Estos recuerdos pueden ser extremadamente intrusivos y pueden interferir con la capacidad de la persona para funcionar normalmente en la vida diaria. Sin embargo, la investigación también ha demostrado que la exposición repetida a estos recuerdos emocionales puede ayudar a reducir su intensidad y mejorar el funcionamiento mental general.
El papel de la amígdala en la memoria emocional
La amígdala es una estructura cerebral que se encuentra en el sistema límbico y se sabe que juega un papel importante en la memoria emocional. La amígdala se vuelve especialmente activa cuando experimentamos emociones intensas, como miedo o ansiedad, y se ha demostrado que está involucrada en la consolidación de los recuerdos emocionales.
Cuando experimentamos una emoción, la información sensorial se procesa primero en áreas del cerebro como la corteza sensorial y la corteza prefrontal. A medida que la emoción se intensifica, la información se transmite a la amígdala, donde se activan las vías emocionales que ayudan a consolidar el recuerdo emocional. En otras palabras, la amígdala se encarga de registrar la información emocional asociada con la experiencia.
La amígdala también interactúa con otras estructuras del cerebro para ayudar a recordar la información emocional. Por ejemplo, la amígdala se comunica con el hipocampo, que es importante para la formación de la memoria a largo plazo. Cuando se produce una experiencia emocional, la amígdala y el hipocampo trabajan juntos para consolidar los recuerdos emocionales.
Además de su papel en la consolidación de la memoria emocional, la amígdala también se sabe que está involucrada en la regulación de las emociones. La amígdala es importante para la identificación de estímulos emocionales y para la generación de respuestas emocionales apropiadas. Por ejemplo, cuando se produce una experiencia emocional, la amígdala activa el sistema nervioso autónomo para preparar el cuerpo para responder a la emoción.
La amígdala o complejo amigdaloide se encuentra en el interior del lóbulo temporal, justo por delante del hipocampo.

Si miráramos el interior del cerebro humano, veríamos la amígdala en las profundidades del lóbulo temporal, en una posición anterior en el hipocampo.
La amígdala recibe información multimodal (visceral, inputs talámicos específicos con información sensorial, información de áreas de asociación de la corteza). La conectividad intrínseca de la amígdala combina estos inputs y orquesta un gran abanico de influencias en el comportamiento. Por ejemplo, proyecta a las áreas talámicas y corticales de las cuales recibe información, envía influencias a otros sistemas relacionados con otras formas de memoria (estriado, hipocampo), y también tiene outputs a los sistemas autonómico, endocrino y motor, que generan las respuestas corporales de la expresión emocional.
La amígdala está en una posición central entre el procesamiento de la información cortical, la circuitería del sistema límbico y los outputs hipotalámicos que intervienen en los mecanismos de respuesta mediados por el tronco del encéfalo.
Estas conexiones y la investigación reciente con lesiones y registros indican que la amígdala parece que es una estructura clave para el aprendizaje y la memoria emocional; también parece importante para la modulación de la memoria.
La experiencia puede cambiar la manera en que sentimos lo que se procesa
Al parecer, la experiencia puede influir en la forma en que sentimos y procesamos información emocional. La forma en que experimentamos y procesamos la información emocional puede depender de una variedad de factores, incluyendo nuestra personalidad, nuestras experiencias pasadas y nuestro entorno.
Por ejemplo, si alguien ha experimentado un evento traumático en el pasado, es posible que sea más propenso a experimentar emociones negativas como el miedo o la ansiedad en situaciones que recuerden ese evento. Del mismo modo, si alguien ha tenido muchas experiencias positivas con una persona o lugar, es posible que tenga asociaciones positivas y emociones agradables cuando piense en esa persona o lugar en el futuro.
Además, nuestra interpretación de la información emocional también puede ser influenciada por nuestras experiencias pasadas y nuestra personalidad. Por ejemplo, alguien que es naturalmente más optimista puede tener una interpretación más positiva de un evento que alguien que es naturalmente más pesimista.
La neuroplasticidad también puede jugar un papel importante en cómo procesamos la información emocional. La neuroplasticidad se refiere a la capacidad del cerebro para cambiar y adaptarse en respuesta a la experiencia. Esto significa que las experiencias pueden literalmente cambiar la estructura y función del cerebro, lo que a su vez puede afectar la forma en que procesamos y experimentamos la información emocional.
La forma en que evaluamos la información (p. Ej., Si añadimos sentimientos positivos o negativos a un estímulo, nuestras preferencias y aversiones) es producto, inconsciente, del aprendizaje. Sentimos de una manera determinada un tipo de comida, un lugar, o un estímulo supuestamente neutro, como un tono, debido a las experiencias que han sido asociadas con determinadas comidas, lugares, tonos.
Una demostración del aprendizaje inconsciente sobre gustos y aversiones la encontramos en el estudio del efecto de la «mera exposición«. En un experimento se presentaron fotos de formas geométricas con un tiempo de exposición muy rápido (1 milisegundo por forma). En un test de memoria posterior, los sujetos no reconocieron como familiar ninguna de las figuras que habían visto. En cambio, mostraron preferencias por las formas que habían visto cuando las comparaban con otras totalmente nuevas. Así, los sujetos habían desarrollado juicios positivos sobre el material que habían visto, aunque no eran conscientes de haberlo visto con anterioridad.
Estudios de la memoria emocional con animales
La biología del aprendizaje emocional se ha estudiado en una tarea de condicionamiento clásico llamada “miedo condicionado”. En este estudio la rata o ratón se sitúa en una caja que tiene un suelo que puede ser electrificado proporcionando un leve choque (estímulo incondicionado, EI) a las patas del animal. Al cabo de un par de minutos se presenta un tono (estímulo condicionado, EC) seguido del choque. Después de una o dos veces de emparejar la EC y el EI, el animal responde al tono, presentado en cualquier ambiente, como si le tuviera miedo o estuviera ante una amenaza o peligro: se queda quieto, se le levanta el pelo, aumenta su tasa cardíaca…
El circuito que parece importante para el aprendizaje del miedo condicionado se basa en el hecho de que la información de la EC y del EI convergen en la amígdala. La amígdala envía información a diferentes estructuras haciendo posible la expresión del miedo.
La información del tono parece llegar a la amígdala (el núcleo basolateral) a partir de áreas sensoriales del tálamo que procesan en primer lugar el estímulo y a partir de la corteza perirínica e insular. El núcleo central de la amígdala es crítico para comunicar el estado de miedo al gran número de sistemas que actúan juntos para expresar la respuesta del organismo al miedo. Por este motivo, la respuesta de miedo aprendido puede eliminada con la lesión bilateral de la amígdala.
Hay estudios de registro de la actividad neuronal que muestran cambios en la actividad neural del núcleo central de la amígdala. Otros experimentos demuestran plasticidad en los campos receptores de las neuronas del tálamo, del córtex auditivo y de la amígdala basolateral.

Otra tarea utilizada para estudiar las bases neurales del aprendizaje emocional es la potenciación de la respuesta de sobresalto. Muchas especies, incluyendo los humanos, se asustan más ante un ruido fuerte si antes ya estaban en un estado de miedo o activación. La tarea consiste en emparejar un estímulo en principio neutro (p. Ej., Una luz) con un choque. Después, otro estímulo (ruido fuerte) se presenta solo o en presencia de la luz. El reflejo de sobresalto (un salto) es mayor cuando el ruido se presenta junto con la luz que cuando se presenta solo.
La amígdala no es necesaria para la respuesta de sobresalto, pero sí lo es para la potenciación de la respuesta mediante el miedo; la amígdala, pues, tiene una influencia modulatòria sobre el circuito del reflejo de sobresalto.
La amígdala no sólo es necesaria para el miedo aprendido o para potenciar la respuesta de susto, sino que también participa en la capacidad básica para expresar el miedo.
Con una lesión de la amígdala, se produce un síndrome que se caracteriza por una disminución en la respuesta a los estímulos afectivos; los animales se convierten en más tranquilos y no muestran signos de miedo. La estimulación de la amígdala puede producir un patrón complejo de comportamiento y cambios en las respuestas autonómicas que se parecen al miedo.
Estudios en humanos de la memoria emocional
La amígdala también tiene un papel importante en el aprendizaje del miedo en humanos. Cuando se asocia un tono neutro (EC) a un ruido fuerte (EI), después de varios emparejamientos, los sujetos exhiben signos de activación emocional cuando se presenta el tono. Uno de los signos de activación consiste en cambios en la sudoración, como un aumento de la conductancia de la piel.
Los pacientes con lesión de la amígdala no desarrollan una reacción emocional a la EC, si bien pueden explicar que un tono (EC) iba seguido normalmente de un ruido fuerte (EI).
En pacientes con lesión del lóbulo temporal incluyendo la amígdala, son capaces de resistir condiciones duras o desagradables sin quejarse, incluso no generan una respuesta galvánica de la piel normal. Tampoco son capaces de identificar ningún estímulo como doloroso, si bien su percepción no tiene por qué estar alterada.
Las lesiones selectivas de la amígdala también producen déficits en el reconocimiento de expresiones faciales de emociones, sin afectar el lenguaje, la percepción o la memoria de las caras.
Hay datos electrofisiológicas en monos y en humanos que muestran que las neuronas de la amígdala responden a las caras. Además, un estudio reciente con RMF (resonancia magnética funcional) demostró que la amígdala se activa preferentemente como respuesta a la visión de caras que expresan miedo que a la visión de caras neutras.
En otros estudios de neuroimagen, se han detectado cambios en la actividad de la amígdala cuando los sujetos veían escenas que producían miedo o cuando pacientes psiquiátricos recordaban acontecimientos traumáticos del pasado.

Modulación de la memoria
La modulación de la memoria se refiere a la capacidad del cerebro para influir en la consolidación, el almacenamiento y la recuperación de la memoria. La modulación de la memoria puede ser influenciada por una variedad de factores, incluyendo las emociones, el sueño, las drogas y la atención.
Hay muchos datos que indican que los recuerdos asociados a emociones fuertes son más vívidos, precisos y estables que los recuerdos de eventos más ordinarios o neutros. Esto tiene sentido adaptativo ya que de esta manera los organismos recuerdan mejor los eventos importantes. Además, las emociones también pueden afectar la recuperación de la memoria, haciendo que los recuerdos emocionales sean más vividos y detallados que los recuerdos no emocionales.
El sueño también juega un papel importante en la modulación de la memoria. Durante el sueño, el cerebro consolida la información aprendida durante el día y refuerza los recuerdos existentes. Los estudios han demostrado que el sueño REM (Rapid Eye Movement) en particular está asociado con la consolidación de la memoria emocional, lo que sugiere que el sueño puede ser importante para la modulación de la memoria emocional.
Las drogas también pueden influir en la modulación de la memoria. Algunas drogas, como los ansiolíticos y los antidepresivos, pueden influir en la consolidación y recuperación de la memoria emocional. Sin embargo, otras drogas, como las anfetaminas y la cocaína, pueden tener un efecto negativo en la memoria emocional y hacer que los recuerdos sean menos precisos y detallados.
Finalmente, la atención es un factor importante en la modulación de la memoria. La atención se refiere a la capacidad de concentrarse y enfocarse en una tarea o estímulo en particular. La atención puede afectar la consolidación y recuperación de la memoria emocional al influir en la cantidad y calidad de información que se procesa. Por ejemplo, prestar atención a una experiencia emocional intensa puede hacer que esa experiencia sea más memorable y fácil de recordar en el futuro.
Estudios con animales sobre la modulación de la memoria
En animales de laboratorio se ha observado que las experiencias ligeramente estimulantes producen la liberación de una variedad de hormonas en la sangre y el cerebro. Cuando estas mismas hormonas son inyectadas en los animales poco después de que hayan sido entrenados en una tarea de aprendizaje, los animales retienen el entrenamiento mejor.
Las hormonas de estrés actúan a través de la amígdala, ya que las lesiones de la amígdala bloquean la modulación de la memoria de muchas drogas y hormonas.
Cuando la amígdala se activa puede hacer que la corteza cerebral se active y se facilite el procesamiento de los estímulos presentes; también las conexiones anatómicas entre la amígdala y el hipocampo podrían influir la memoria declarativa directamente.
Estudios en humanos sobre la modulación de la memoria
Hay experimentos que demuestran el papel de la amígdala en la facilitación de la memoria en humanos. Unos sujetos voluntarios observaron unas diapositivas a la vez que escuchaban una historia. La historia y las diapositivas explicaban que un chico fue atropellado por un coche y fue llevado al hospital para una operación de emergencia.
- Los sujetos voluntarios experimentaron una gran activación emocional durante la parte central de la historia (la que contaba el accidente y la cirugía).
- También recordaban esta parte de la historia mejor que las partes inicial y final (que contaban acontecimientos relativamente neutrales).
- La parte central de la historia era recordada mejor para estos sujetos que por otras personas que veían las mismas imágenes pero escuchaban una historia que interpretaba las diapositivas de manera no emocional (el chico había visto algunos coches destrozados y también fue testigo de un simulacro de emergencia en un hospital).
- Los pacientes con lesiones restringidas a la amígdala recordaron las partes no emocionales de la historia tan bien como los sujetos voluntarios sanos, pero no tenían la tendencia normal a recordar la parte emocional de la historia mejor que las otras dos partes.
- Sujetos que recibían antagonistas adrenérgicos (antagonistas de catecolaminas) no mostraron facilitación de la memoria declarativa por el componente emocional de la historia. La administración de agonistas adrenérgicos potencia la memoria de la parte emocional del relato.
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