Hijos de padres tóxicos

Redactado por Marta Guerri . Artículo revisado, actualizado y verificado por nuestro equipo de psicólogos por última vez el 18 mayo 2023.
La vida de los hijos de padres tóxicos o abusivos es difícil y puede tener consecuencias a largo plazo.

La mayoría de los padres hacen todo lo posible para asegurarse de que sus hijos tienen una infancia sana y feliz. A veces cometen pequeños errores, pero eso no quita su amor sea sano e incondicional.

Sin embargo, hay una gran diferencia entre los padres que cometen pequeños errores y los padres que son tóxicos.

Ser hijo de padres tóxicos

¿Cómo es la vida de los hijos de padres tóxicos o abusivos? lógicamente, no es nada divertida ni tranquila. Por ejemplo, los hijos adultos de narcisistas, alcohólicos, adictos a las drogas, antisociales, etc., crecen con una sensación generalizada de desesperanza y ansiedad punzante, que les hará repetirse en su interior una y otra vez: ¿por qué yo? ¿Qué hay de malo en mí…?»

Es muy triste el destino de un niño, sabiendo que recibirá poca o nada de empatía por parte de sus progenitores. Pero lo que es más preocupante, es que los padres (narcisistas) que tratan mal a un niño, son más encima propensos a castigarles por ser sensibles o emocionales frente a las adversidades.

Desde el nacimiento y hasta los cuatro años de edad, es cuando la personalidad de un niño se forma, un tiempo que pasan mayoritariamente con sus padres (o cuidadores principales), aquellos que son capaces de imprimir en su mente subconsciente cada rasgo tóxico de su propia personalidad.

El comportamiento tóxico

El comportamiento tóxico es a menudo difícil de ver, y es aún más difícil cuando las personas tóxicas son sus propios padres (el padre, la madre o ambos). Normalmente, este comportamiento sucede desde la primera infancia, por lo que les parece totalmente normal a la mayoría de hijos que han pasado por esto, pero no lo es.

Los padres tóxicos pueden causar mucho daño emocional y mental de sus hijos, y los niños a menudo se convierten en adultos dañados que luchan para establecer relaciones normales y saludables sin lograrlo, y esto es debido principalmente a que continúan aceptando el comportamiento tóxico de sus padres.

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1. Priorizan sus sentimientos sobre los de sus hijos

Sus sentimientos son siempre lo primero. Los padres tóxicos dominan la situación en este sentido, y además sus emociones a menudo son volátiles e irracionales. La mayor parte de sus conversaciones giran en torno a la forma en que ellos se sienten, o por qué están molestos o enojados.

Con el tiempo, no es sólo el padre o la madre quien da prioridad a sus sentimientos, el niño también lo hace. El hijo crece dentro de este ambiente familiar, en el que las necesidades de sus padres son más importantes que las suyas propias, sin cuestionar este tipo de relación, por lo que le parece algo normal. Con frecuencia el niño se siente preocupado o estresado porque sabe que su padre (o madre) está molesto, de forma que deja sus propias necesidades emocionales a un lado para evitar enfrentamientos.

2. Necesitan que cuiden de ellos

A menudo los padres tóxicos piden al niño que cuide de ellos, invirtiendo así los papeles. Le piden al hijo que solucione sus problemas, que les apoyen, lo que genera mucha tensión emocional en el niño. El padre o madre que hace esto no se da cuenta del peso que supone esta responsabilidad para el pequeño, y piensa que es algo normal e incluso obligatorio de cualquier hijo.

3. No quieren que su hijo crezca y sea independiente

Puede parecer algo normal que tus padres piensen en ti como “su niño/a pequeño/a”, pero siempre hay un límite. Los padres tóxicos no se sienten orgullosos de la independencia de sus hijos, al contrario. Cuestionan sus decisiones constantemente, y a menudo se molestan y les acosan hasta que cambian de opinión, reteniéndoles en el hogar para que les cuiden y hagan su vida más fácil. Es una forma de manipulación para lograr su propio placer e interés, muestra clara de su gran falta de empatía.

4. Son pasivo-agresivos

Los padres tóxicos a menudo afirman estar bien, pero actúan claramente como alguien que se siente molesto. Es característico de la personalidad pasivo-agresiva dar respuestas ambigüas y no manifestar claramente la ira, pero mostrarse de mal humor y actuar de forma diferente a lo que sus palabras dicen. Este comportamiento resulta muy molesto y desconcertante para el niño, ya que siente que debe ceder a los caprichos de sus padres, sólo para deshacerse de este horrible ambiente.

5. Ignoran las fronteras

Los padres tóxicos a menudo no tienen claros los límites; hablan sin reparos con sus hijos sobre aspectos personales o detalles íntimos de su vida que no son apropiados para los pequeños. Si el niño se atreve a insinuar que no se siente cómodo hablando de estas cosas, los padres se sentirán confundidos y ofendidos por ello, sin comprender ni respetar la posición que debe tener un hijo en la familia.

6. Con frecuencia se señalan los defectos de sus hijos

La mayoría de los padres están muy orgullosos de sus hijos y les alaban por sus virtudes y logros. Los padres tóxicos en cambio son más propensos a señalar sus defectos, haciendo comentarios negativos sobre su inteligencia, su peso o su apariencia. No es extraño que critiquen intencionadamente aspectos en los que el niño se siente especialmente inseguro, y luego hacen ver que sólo es una broma. Si el niño no se ríe, le juzgarán por «no tener sentido del humor.»

7. Cuentan sus problemas y piden que guarden sus secretos a los hijos

Se supone que los padres deben proteger a sus hijos, pero a menudo los padres tóxicos esperan que sus hijos los protejan a ellos. Les cuentan sus secretos y luego les exigen que no le digan nada a nadie. Estos secretos pueden ser asuntos muy delicados e impropios de su edad, como una adicción o una infidelidad (suya o del cónyuge). Esto pone al niño bajo mucha presión y estrés, ya que siente que deben encubrir a su progenitor, incluso si éste está haciendo algo peligroso o doloroso.

8. Hablan a sus hijos con desprecio

Los padres tóxicos pueden destruir la autoestima de sus hijos con mucha facilidad, la cual comienza a formarse cuando el niño es todavía muy pequeño. Le hacen comentarios negativos durante toda su infancia, lo que refuerza la opinión de que es “tonto” o “indigno”.

A menudo le llaman “estúpido” o “malo”, incluso hacen otras cosas para reforzar esta creencia, tales como tener un comportamiento excesivamente controlador o compararlo negativamente delante de los demás. Esto hace que el niño piense que es incapaz de tomar sus propias decisiones.

Por desgracia, los hijos de padres tóxicos pueden llegar a validar el comportamiento de sus padres, con la creencia infundada de que su comportamiento abusivo era aceptable, ya que era un niño malo.

https://youtu.be/eSbT-eR1bi0

Mguerri

Marta Guerri es Licenciada en Psicología por la UOC y Diplomada en Enfermería por la UB. Es Psicóloga General Sanitaria, con un Máster en Terapia de la Conducta y la Salud, Postgrado en Terapia Familiar Socioeducativa, y un Postgrado en Salud Mental y Psiquiatría por la Universitat de Barcelona (UB). Ha trabajado en terapia con familias con vulnerabilidad social en el Servicio de Orientación y Acompañamiento a Familias (SOAF) y actualmente ejerce de Psicóloga en la Clínica Fertty, donde se dedica a la atención de pacientes y donantes en tratamientos de fertilidad. Además, es miembro de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), donde dirige uno de los grupos de estudio dedicado a la atención de donantes y ha realizado distintas ponencias sobre este tema. Es CEO y gestora de contenidos de Psicoactiva.com, un portal líder en psicología, que ha crecido hasta convertirse en una comunidad de referencia en el ámbito de la psicología y las neurociencias. Marta ha publicado varios libros sobre psicología y salud emocional, incluyendo "Inteligencia Emocional, una guía útil para mejorar tu vida" y "Entrenamiento mental para mejorar tu inteligencia" de la editorial Mestas Ediciones. Además, a través de su trabajo voluntario con la asociación Cracbaix, se dedica a asesorar a las familias con hijos de Altas Capacidades Intelectuales.