Cuando algo no va bien en nuestra salud, muchas veces es porque necesitamos cambiar nuestros hábitos y estilo de vida.
Es en el área de la salud es donde mayormente se observa que algo no está funcionando como, por ejemplo, cuando la persona comienza a padecer diabetes, hipertensión y otras enfermedades.
También se puede considerar que, cuando no se logran ciertas metas en la vida, ni siquiera las que requerirían menor esfuerzo, es porque algo está fallando en nuestro estilo de vida y, por este motivo se necesitan ciertos hábitos que nos ayuden a cambiar para poder enfocarnos en nuevos propósitos. Es entonces cuando se necesita revisar la rutina y analizar cuáles son los hábitos que es preciso modificar.
Los hábitos, qué son realmente
Un hábito saludable es una acción repetida de forma frecuente y que se convierte en automática.
Diariamente se repiten muchos hábitos, tales como quitarse los zapatos al entrar a casa, cepillarse los dientes, apagar las luces antes de salir, entre otros. Todas estas acciones se van realizando de forma mecánica, debido a que se han repetido lo suficiente como para que queden grabadas en la mente, por lo que, al final, no se requiere de tanta atención o esfuerzo para ejecutarlos.
De hecho, un 40 % de los comportamientos que se ejecutan a diario están conformados por hábitos. Esto quiere decir que casi la mitad de lo que se hace en el día, es repetido y automático.
Sin embargo, cuando se realiza una nueva actividad, esta requiere de un esfuerzo extra, así como de mucha motivación para poder ejecutarla, a diferencia de los hábitos, que se ejecutan sin pensarlo.
El aspecto desfavorable es que muchos de estos hábitos que forman parte del estilo de vida, quizá no sean del todo saludables y así se van repitiendo sin considerar que afectan negativamente el bienestar.
Muchos creen que se requiere de veintiún días para formar un nuevo hábito, pero esto no es más que una creencia popular que se debe al cirujano plástico Maxwel Maltz quien, en la década de los cincuenta, se percató de un patrón en sus pacientes. De acuerdo con sus observaciones, a los pacientes les tomaba veintiún días acostumbrarse a ver su nuevo rostro y esto hizo creer al médico que se requería de veintiún días para sustituir una vieja imagen mental por otra nueva. Sin embargo, esto dio inicio a una serie de problemas, ya que muchos autores de autoayuda comenzaron a repetir y a divulgar dicha creencia, cuando el cirujano tal vez se refirió a que se requería un mínimo de veintiún días, pero no a esta cantidad exacta de días.
No obstante, en el año 2009, la investigadora en psicología de la salud de la Universidad College de Londres, Phillippa Lally, divulgó un estudio en el que afirmó que se calcula una media de más de dos meses antes de que un nuevo comportamiento se convierta en automático, es decir, unos sesenta y seis días, lo cual, además, podía variar dependiendo de las circunstancias y de la persona.
Al respecto, la Licenciada Suhail Velásquez Cortés, en su programa de actividades de salud física y emocional para una vida saludable, considera que los hábitos se forman por la repetición sobre el tiempo. Es decir, si una acción persiste en la rutina, es muy probable que se convierta en un hábito, por lo que el esfuerzo para ejecutar esa acción va disminuyendo hasta que se pueda ejecutar sin pensarlo.
Los hábitos saludables son todas aquellas conductas que se han asumido como propias en la vida cotidiana y que tienen una incidencia positiva en el bienestar físico, social y mental.
Ciertos factores que predisponen a un estado de salud integral contemplan una alimentación adecuada, la actividad física regular, el descanso adecuado y el consumo de alcohol con moderación, además de abstenerse de fumar tabaco o consumir drogas. También se considera la capacidad para hacer frente al estrés. Todo ello se debe tener en consideración al momento de plantearse hábitos para cambiar el estilo de vida.
15 hábitos para cambiar nuestro estilo de vida
Entre los mejores hábitos para cambiar el estilo de vida se encuentran los siguientes:
- Cambiar la manera de pensar: estar saludable es un estilo de vida que requiere adquirir nuevos conocimientos sobre lo que es saludable y lo que no.
- Valorar los primeros pasos: los cuales se pueden considerar como algo que se cosechará en el futuro. Esto se debe hacer con cuidado y reconocer los sentimientos que despiertan. No importa cuán despacio se comience, lo importante es no perder el objetivo.
- Practicar y practicar: el proceso puede ser largo, pero se debe evitar la desesperación. Para conseguir introducir un nuevo hábito, se requiere de mucha constancia y una buena actitud, llena de ánimo y enfocada en el propósito.
- Experimentar con nuevas técnicas: es probable que se falle una que otra vez, por ello, se vale cambiar de técnica para lograr la meta.
- Cuidar la alimentación: no todo lo que se consume es bueno. Para comenzar, se recomienda comer desde casa, preparar las comidas, evitando las grasas dañinas. Eliminar los alimentos procesados y enfocarse en los ingredientes más sanos. Además, es necesaria una buena hidratación para mantener limpio el organismo.
- Tener paciencia: sin exigirse demasiado a la primera, ya que en una semana es difícil conseguir un nuevo hábito. Por ello, las metas que se van a trazar deben ser realistas.
- Evitar los juicios: y centrarse en el progreso. Un hecho que obsesiona a muchas personas es su peso, pero estar delgado tampoco significa estar saludable. Lo importante es la buena alimentación para poder tener un buen rendimiento en el día. Lo que sí se debe considerar es que el sobrepeso se debe evitar para impedir la aparición de enfermedades cardiovasculares.
- Organizarse: escribir las metas, partiendo de cómo la persona se quiere ver en el futuro, cómo se quiere sentir, qué desea excluir de su alimentación, cuáles actividades físicas quiere probar, entre otras. Esto requiere de una planificación.
- Dormir las horas necesarias: es decir, de 7 a 9 horas, ya que el organismo necesita cumplir con procesos y recargarse con energías, por lo que el descanso es muy importante. Quien no descansa, por lo general, amanece con mal humor y con poca fuerza para hacer frente al día. Esto afectará las actividades que se tengan planificadas.
- Crear objetivos concretos: y evitar aquellos que son abstractos, a fin de focalizarse en la meta. “Beber más agua” no es lo mismo que “beber dos litros de agua” al día.
- Dividir las fases: comenzando por las tareas cortas y menos difíciles. por ejemplo, si se desea cumplir con el objetivo de tomar dos litros de agua al día, se puede iniciar sumando dos vasos en la primera semana.
- Recurrir al calendario: para que los objetivos puedan ser concretos. Así, se tendrá una fecha que facilitará mantener la constancia.
- Recompensar el trabajo que se hace bien: esto ayudará a reforzar el comportamiento que se desea agregar a la rutina.
- Limitar la ingesta de sal: y optar por sal yodada, de preferencia.
- Olvidar los atajos: evitando los productos “milagrosos”, esto solo vaciará el bolsillo y traerá frustración.
Introducir hábitos para cambiar el estilo de vida puede tomar tiempo, lo ideal es no obsesionarse con ello, sino irlo haciendo poco a poco, hasta lograr las metas planteadas. Al lograrlo, la satisfacción será indiscutible.
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- Sánchez-Ojeda, M. A., & Luna-Bertos, E. D. (2015). Hábitos de vida saludable en la población universitaria. Nutrición hospitalaria, 31(5), 1910-1919.
- Velásquez, S. Programa de actividades para una vida saludable.