Luis Buñuel Portolés (1900 – 1983) fue un famoso cineasta español que trabajó en España, México y Francia. Se le conoce por sus obsesiones personales magnificadas en su trabajo y su enfoque surrealista.
Cuando Buñuel murió, su obituario en The New York Times lo llamó «un iconoclasta, moralista y revolucionario que fue un líder del surrealismo de vanguardia en su juventud y un director de cine internacional dominante medio siglo después». Su primera película, Un Chien Andalou, hecha en el cine mudo, fue llamada «el cortometraje más famoso jamás hecho» por el crítico Roger Ebert, y su última película, Ese objeto oscuro de deseo, 48 años más tarde, ganó los premios al Mejor Director de la Junta Nacional de Revisión y la Sociedad Nacional de Críticos de Cine. El escritor Octavio Paz calificó la obra de Buñuel de «el matrimonio de la imagen cinematográfica con la imagen poética, creando una nueva realidad… escandalosa y subversiva»
Es considerado uno de los más importantes y originales directores de la historia del cine.
No te pierdas algunas de sus mejores frases.
Citas célebres de Luís Buñuel
No puedo evitar sentir que no hay belleza sin esperanza, lucha sin conquista.
Daría mi vida por un hombre que está buscando la verdad. Pero con gusto mataría a un hombre que piensa que ha encontrado la verdad.
¡Gracias a Dios que soy un ateo!
El misterio es el elemento esencial de toda obra de arte.
La moda es la manada; lo interesante es hacer lo que a uno le da la gana.
Nuestra memoria es nuestra coherencia, nuestra razón, nuestro sentimiento, incluso nuestra acción. Sin eso no somos nada.
Un paranoico, como un poeta, nace, no se hace.
La edad es algo que no importa, a menos que seas un queso.
Admiro al hombre que permanece fiel a su conciencia, cualquier cosa que ésta le inspire.
Si solo pudiéramos encontrar el coraje para dejar nuestro destino al azar, para aceptar el misterio fundamental de nuestras vidas, entonces podríamos estar más cerca del tipo de felicidad que viene con la inocencia.
Rechazo cualquier imagen que pueda tener un significado racional o cualquier memoria o cultura.
Salvador Dalí sedujo a muchas damas, especialmente a damas americanas, pero estas seducciones consistían generalmente en desnudarlas en su apartamento, freír un par de huevos, ponerlos sobre los hombros de la mujer y, sin decir una palabra, mostrarles la puerta.
Dios y el país son un equipo inmejorable; rompen todos los récords de opresión y derramamiento de sangre.
El amor sin pecado es como el huevo sin sal.
Repita, una y otra vez, en caso de que alguien lo olvide o crea lo contrario, que no vivimos en el mejor de los mundos posibles.
Como la mayoría de las personas sordas, no me gustan mucho las personas ciegas.
Un escritor o pintor no puede cambiar el mundo. Pero pueden mantener vivo un margen esencial de no conformidad.
Si alguien me dijera que me quedan veinte años y me pregunta cómo me gustaría gastarlos, respondo: «Dame dos horas al día de actividad y me pasaré las otros veintidós en sueños”.
La ciencia no me interesa. Ignora el sueño, el azar, la risa, el sentimiento y la contradicción, cosas que me son preciosas.
Toda mi vida me han acosado con preguntas: ¿por qué algo es así y no otro? ¿Cómo se explica usted eso? Esta rabia por comprender, por llenar los espacios en blanco, solo hace que la vida sea más banal. Si solo pudiéramos encontrar el coraje para dejar nuestro destino al azar, para aceptar el misterio fundamental de nuestras vidas, entonces podríamos estar más cerca del tipo de felicidad que viene con la inocencia.
Incluso hoy, no tengo idea de qué es la verdad o qué hice con ella.
Afortunadamente, en algún lugar entre el azar y el misterio se encuentra la imaginación, lo único que protege nuestra libertad, a pesar de que la gente sigue intentando reducirla o matarla por completo.
Tienes que comenzar a perder tu memoria, aunque solo sea en partes, para darte cuenta de que la memoria es lo que hace nuestra vida. La vida sin memoria no es vida en absoluto.
Atado, codo a codo, oscuridad y noche entraron en la morada.
Nada me disgustaría más, moralmente, que recibir un Oscar.
Me gusta acostarme y levantarme temprano, en eso soy antiespañol.
La disminución del aperitivo bien puede ser uno de los fenómenos más deprimentes de nuestro tiempo.
Si el alcohol es reina, entonces el tabaco es su consorte. Es un compañero cariñoso para todas las ocasiones, un amigo leal a través del buen tiempo y la falta.
En cualquier sociedad, el artista tiene una responsabilidad. Su efectividad es ciertamente limitada y un pintor o escritor no puede cambiar el mundo. Pero pueden mantener vivo un margen esencial de no conformidad. Gracias a ellos, los poderosos nunca pueden afirmar que todos están de acuerdo con sus actos. Esa pequeña diferencia es importante.
Si me preguntaras si alguna vez tuve la mala suerte de perder mi cóctel diario, tendría que decir que lo dudo; En lo que concierne a ciertas cosas, planeo por adelantado.
Dios y el país son un equipo inmejorable; rompen todos los récords de opresión y derramamiento de sangre.
Tabaco y alcohol, padres deliciosos de amistades permanentes y ensueños fértiles.
Una cosa lamento: no saber lo que va a pasar. Abandonar el mundo en pleno movimiento, como en medio de un folletín. Yo creo que esta curiosidad por lo que suceda después de la muerte no existía antaño, o existía menos, en un mundo que no cambiaba apenas. Una confesión: pese a mi odio a la información, me gustaría poder levantarme de entre los muertos cada diez años, llegarme hasta un quiosco y comprar varios periódicos. No pediría nada más. Con mis periódicos bajo el brazo, pálido, rozando las paredes, regresaría al cementerio y leería los desastres del mundo antes de volverme a dormir, satisfecho, en el refugio tranquilizador de la tumba.
Solo puedo esperar a la amnesia final, la que puede borrar una vida entera.
Francamente, a pesar de mi horror a la prensa, me encantaría levantarme de la tumba cada diez años y comprar algunos periódicos.
