James Mckeen Cattell (1860 – 1944) fue un psicólogo estadounidense famoso por ser la primera persona que impartió clases de psicología en una universidad de Estados Unidos, concretamente en la Universidad de Pensilvania.
Fue un prestigioso psicólogo cuyos experimentos en habilidad mental ayudaron a establecer el campo como una disciplina científica legítima. El New York Times lo llamó una vez «el decano de la ciencia estadounidense«.
Publicó docenas de artículos que miden los tiempos de reacción humana y la memoria, que consideró un pilar del estudio de la inteligencia.
No te pierdas esta recopilación de algunas de sus mejores frases.
Citas célebres de James M. Cattell
La falta de dinero es la raíz de todos los males.
La psicología es un campo complicado, en el que incluso se ha descubierto que las autoridades sobresalientes se han movido en círculos, describiendo cosas que todos saben en un lenguaje que nadie entiende.
Ansiedad manifiesta es esa parte de la ansiedad de la cual el individuo es consciente y está listo para hablar.
Platón comparó el intelecto con un auriga guiando a los poderosos caballos de las pasiones, es decir, le dio tanto el poder de la percepción como el poder del control.
Por supuesto, la ciencia vive confundiendo teorías, pero lo que fueron aceptadas como ‘teorías’ incluso por muchos psicólogos y psiquiatras profesionales, eran limitaciones muy pobres de lo que los científicos físicos llaman teoría.
La dominancia se muestra en un comportamiento asertivo, independiente, seguro y terco.
La personalidad es lo que dice lo que hará un hombre cuando se lo pone en una situación dada.
La inteligencia es importante en psicología por dos razones. Primero, es uno de los rincones más desarrollados científicamente de la asignatura, brindando al estudiante una visión tan completa como sea posible en cualquier parte de la forma en que el método científico puede aplicarse a problemas psicológicos. En segundo lugar, es de inmensa importancia práctica, educativa, social y con respecto a la fisiología y la genética.
La psicología parecía ser una jungla de conceptos confusos, conflictivos y arbitrarios. Estas teorías precientíficas sin duda contenían ideas que aún superan en refinamiento a las que hoy dependen los psiquiatras o psicólogos. Pero, ¿quién sabe, entre las muchas ideas brillantes que se ofrecen, cuáles son las verdaderas? Algunos afirmarán que las declaraciones de un teórico son correctas, pero otros favorecerán las opiniones de otro. Entonces no hay una forma objetiva de resolver la verdad, excepto a través de la investigación científica.
Una taxonomía de habilidades, como una taxonomía en cualquier otro lugar de la ciencia, es apta para golpear a cierto tipo de estudiante impaciente como una orgía gratuita de pedantería. Sin duda, las compulsiones al orden intelectual se expresan prematuramente a veces y en exceso en otras, pero una buena taxonomía descriptiva, como descubrió Darwin al desarrollar su teoría, y como descubrió Newton en el trabajo de Kepler, es la madre de las leyes y las teorías.