Erich Fromm (1900-1980), fue un destacado psicoanalista, psicólogo social y filósofo humanista de origen judío alemán.
Citas célebres de Erich Fromm
Naces solo y mueres solo, y en el paréntesis la soledad es tan grande que necesitas compartir la vida para olvidarlo.
El presente es el punto donde se unen el pasado y el futuro, una frontera en el tiempo, pero no distinto en calidad de los dos reinos que une.
Los consumidores modernos pueden identificarse con la formula siguiente: yo soy = lo que tengo y lo que consumo.
El trabajo obsesivo produce la locura, tanto como la pereza completa, pero con esta combinación se puede vivir.
La creatividad requiere el coraje para soltar certezas.
La paradoja del amor es, ser uno mismo, sin dejar de ser dos.
La esperanza es paradójica. Tener esperanza significa estar listo en todo momento para lo que todavía no nace, pero sin llegar a desesperarse si el nacimiento no ocurre en el lapso de nuestra vida.
El veneno es veneno aunque venga en píldoras doradas.
En contraste con la unión simbiótica, el amor maduro significa unión a condición de preservar la propia integridad, la propia individualidad.
Dos personas se enamoran cuando sienten que han encontrado el mejor objeto disponible en el mercado.
No estamos en el camino hacia un mayor individualismo, sino que nos estamos convirtiendo en una civilización de masas cada vez más manipulada.
El sexo sin amor sólo alivia el abismo que existe entre dos seres humanos de forma momentánea.
En el arte de vivir, el hombre es al mismo tiempo el artista y el objeto de su arte, es el escultor y es el mármol, el médico y el paciente.
Vivir es nacer a cada instante.
¿Por qué a los seres humanos contemporáneos les fascina comprar y consumir, y sin embargo sienten muy poco apego por lo que compran?
El odio es un producto de la vida no cumplida.
Los pasos más importantes para llegar a concentrarse es aprender a estar solo con uno mismo.
El peligro del pasado era que los hombres fueran esclavos. Pero el peligro del futuro es que los hombres se conviertan en robots.
El nacimiento no es un acto, es un proceso.
Para la mayoría de la gente, el problema del amor consiste fundamentalmente en ser amado, y no en amar, no en la propia capacidad de amar.
Toda nuestra cultura está basada en el deseo de comprar, en la idea de un intercambio mutuamente favorable.
No des con el fin de recibir; dar es de por sí una dicha exquisita.
Las características específicas que hacen atractiva a una persona dependen de la moda de la época, tanto física como mentalmente.
El bien y el mal no existen si no hay libertad para desobedecer.
La necesidad más profunda del hombre es, entonces, la necesidad de superar su separabilidad, de abandonar la prisión de su soledad.
Las respuestas dependen, en cierta medida, del grado de individualización alcanzado por el individuo.
Si una persona ama sólo a otra y es indiferente al resto de sus semejantes, su amor no es amor, sino una relación simbiótica o un egotismo ampliado.
La avaricia y la paz se excluyen mutuamente.
Tengo que conocer a la otra persona y a mí mismo objetivamente, para poder ver su realidad, o, más bien, para dejar de lado las ilusiones, mi imagen irracionalmente deformada de ella.
Hasta el romano indigente se sentía orgulloso de poder decir «civis romanus sum«; Roma y el Imperio eran su familia, su hogar, su mundo.
El lema publicitario es distinto nos demuestra esa patética necesidad de diferencia, cuando, en realidad, casi no existe ninguna.
En realidad, lo que para la mayoría de la gente de nuestra cultura equivale a digno de ser amado es, en esencia, una mezcla de popularidad y sex-appeal.
Sin amor, la humanidad no podría existir un día más.
La envidia, los celos, la ambición, todo tipo de avidez, son pasiones: el amor es una acción, la práctica de un poder humano, que sólo puede realizarse en la libertad y jamás como resultado de una compulsión.
Para la mayoría de la gente, el problema del amor consiste fundamentalmente en ser amado, y no en amar, no en la propia capacidad de amar.
Vivir es nacer a cada instante.
Dar produce más felicidad que recibir, no porque sea una privación, sino porque en el acto de dar está la expresión de mi vitalidad.
Paradójicamente, la capacidad de estar solo es la condición para la capacidad de amar.
En lo que toca específicamente al amor, eso significa: el amor es un poder que produce amor; la impotencia es la incapacidad de producir amor.
La avaricia es un pozo sin fondo que agota a la persona en un esfuerzo interminable por satisfacer la necesidad sin alcanzar nunca la satisfacción.
Detrás de una fachada de satisfacción y optimismo, el hombre moderno es profundamente infeliz; en verdad está al borde de la desesperación.
El yo es fuerte en la medida en que es activo.
En la esfera de las cosas materiales, dar significa ser rico. No es rico el que tiene mucho, sino el que da mucho.
Es bien sabido que los pobres están, más inclinados a dar que los ricos.
¿Qué le da una persona a otra? Da de sí misma de lo más precioso que tiene, de su propia vida. Ello no significa necesariamente que sacrifica su vida por la otra, sino que da lo que está vivo en él, da de su alegría, de su interés, de su compresión, de su conocimiento, de su humor, de su tristeza, de todas las expresiones y manifestaciones de lo que está vivo en él.
El hombre siempre muere antes de haber nacido por completo.
Mientras tememos conscientemente no ser amados, el temor real, aunque habitualmente inconsciente, es el de amar.
La necesidad más profunda del hombre es, entonces, la necesidad de superar su separatidad, de abandonar la prisión de su soledad.
Si soy como todos los demás, si no tengo sentimientos o pensamientos que me hagan diferente, si me adapto en las costumbres, las ropas, las ideas, al patrón del grupo, estoy salvado; salvado de la temible experiencia de la soledad. Los sistemas dictatoriales utilizan amenazas y el terror para inducir esta conformidad; los países democráticos, la sugestión y la propaganda.
La alegría no es el éxtasis momentáneo, sino el resplandor que acompaña al ser.
Para el carácter productivo, dar posee un significado totalmente distinto: constituye la más alta expresión de potencia. En el acto mismo de dar, experimento mi fuerza, mi riqueza, mi poder.
Desde luego, para hacerse ricos y famosos, los individuos deben mostrarse muy activos en el sentido de estar ocupados, pero no en el sentido de nacer dentro de sí mismos.