Frases célebres de Ludwig Wittgenstein

Redactado por Bernardo Peña . Artículo revisado, actualizado y verificado por nuestro equipo de psicólogos por última vez el 18 mayo 2023.
Descubre las frases más destacadas del filósofo Ludwig Wittgenstein, quien revolucionó la filosofía y la psicología.

Ludwig Wittgenstein (1889-1951) fue un filósofo austriaco nacionalizado británico. Fue discípulo de Bertrand Russell en la Universidad de Cambridge, donde llegó a ser profesor.

Ludwig Wittgenstein es también conocido por haber revolucionado la filosofía, psicología y, en general todas las ciencias sociales. La influencia de este filósofo ha sido enorme en todo el siglo XX.

Las obras más conocidas de Ludwig Wittgenstein son el famosísimo Tractatus logico-philosophicus y sus Investigaciones filosóficas, además de sus obras póstumas: Los cuadernos azul y marrón. Esto es, anotaciones hechas durante sus clases y conferencias.

Frases célebres de Ludwig Wittgenstein

Decir que la vida es problemática significa que tu vida no se ajusta la forma de la vida. En consecuencia, debes cambiar tu vida, y si se ajusta a la forma, desaparece lo problemático.

La muerte no es ningún acontecimiento de la vida. La muerte no se vive. Si por eternidad se entiende no una duración temporal infinita, sino la intemporalidad, entonces vive eternamente quien vive en el presente.

Sentimos que aun cuando todas las posibles cuestiones científicas hayan recibido respuesta, nuestros problemas vitales todavía no se han rozado en lo más mínimo. Por supuesto que entonces ya no queda pregunta alguna; y esto es precisamente la respuesta.

Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo.

No sé por qué estamos aquí, pero estoy completamente seguro de que no es para divertirnos.

El mundo es la totalidad de los hechos, no de las cosas

Revolucionario será aquel que pueda revolucionarse a sí mismo.

Me siento inclinado a decir que la expresión lingüística correcta del milagro de la existencia del mundo -a pesar de no ser una proposición el lenguaje- es la existencia del lenguaje mismo.

Es difícil amar de forma tan desinteresada como para alimentar el amor sin querer ser alimentado.

Una palabra nueva es como una semilla fresca que se arroja al terreno de la discusión.

Todo lo que puede ser expresado en absoluto puede ser expresado claramente, y sobre aquello que no puede ser expresado debemos guardar silencio.

La filosofía es una lucha contra el embrujamiento de nuestra inteligencia mediante el uso del lenguaje.

Cualquier explicación es una hipótesis, pero ninguna explicación hipotética puede tranquilizarnos sobre el amor.

Nuestra vida es como un sueño. Pero en las mejores horas nos despertamos lo suficiente como para darnos cuenta de que estamos soñando. La mayor parte del tiempo, sin embargo, estamos profundamente dormidos.

La sabiduría es gris. En cambio, la vida y la religión son multicolores.

La filosofía no es una doctrina, sino una actividad.

Nuestra civilización se caracteriza por la palabra «progreso». El progreso es su forma, no una de sus cualidades, el progresar. Es típicamente constructiva. Su actividad estriba en construir un producto cada vez más complicado. Y aun la claridad está al servicio de este fin; no es un fin en sí. Para mí, por el contrario, la claridad, la transparencia, es un fin en sí.

Predestinación: así sólo puede escribirse bajo el más espantoso dolor; y entonces significa algo muy distinto. Pero el mismo motivo, nadie puede citarlo como una verdad, aun cuando el mismo lo dijera bajo tormento. No es una teoría. O también: no es la verdad a primera vista parece expresarse con estas palabras. Más que una teoría, es un suspiro o un grito.

No nos damos cuenta de la prodigiosa diversidad de juegos de lenguaje cotidianos porque el revestimiento exterior de nuestro lenguaje hace que parezca todo igual.

Por así decirlo, la religión es lo más profundo y tranquilo del mar, que sigue tranquilo por alto que las olas suban.

En filosofía el ganador de la carrera es aquél que sabe correr más lentamente; o el que llega último.

Siempre es bueno en filosofía plantear una pregunta en lugar de dar una respuesta a una pregunta. Pues una respuesta a una pregunta filosófica fácilmente puede resultar incorrecta; no así su liquidación mediante otra pregunta.

Licenciado en Psicología por la Universidad de Jaén (2010). Máster en Análisis Funcional en Contextos Clínicos y de la Salud por la UAL (2011) y Máster en Psicología Jurídica y Forense por el COPAO, Granada (2012). Doctorando en Ciencias Humanas y Sociales por la Universidad Pontificia de Salamanca. Ha publicado 8 artículos científicos y es autor de los siguientes libros: «Psicopatología General», «Neurociencias: etiología del daño cerebral» y «Evaluación Psicológica». Además, es coautor del libro «Modelo ROA: Integración de la Teoría de Relaciones Objetales y la Teoría del Apego».