¿Somos cada vez más una sociedad más individualizada? ¿Somos cada vez más egoístas? La consecución del éxito, del poder, de la fama y de la riqueza, ¿nos está llevando a un individualismo atroz? Cada vez es más frecuente observar conductas dirigidas hacia la consecución de los propios éxitos sin importar demasiado el bienestar ajeno. Las normas sociales carecen de importancia y sólo se aboga por el éxito individual. Es más, cada vez está mejor visto este tipo de individualismo desmedido ya que para muchos es sinónimo de alguien luchador. ¿Qué hay detrás de este fenómeno? ¡Profundicemos!
Individualismo: el reflejo de una sociedad competitiva
El individualismo es la tendencia de cada uno a actuar conforme a sus propios pensamientos y convicciones, al margen de las normas sociales. Sin embargo, es conveniente tener en cuenta que actuar de esta forma individual podría ser un indicador de una nueva normal social que premia esta actitud. Es decir, ¿es el individualismo una nueva norma social? ¿Está de moda este comportamiento? ¿Se puede actuar al margen de la sociedad siguiendo sus patrones y tendencias?
Pero, ¿de dónde viene esta tendencia al alza? Nos hemos instalado en una sociedad mercantilista donde valemos lo que producimos, y lo que producimos suele traducirse en términos económicos. Hoy en día no es suficiente con tener un trabajo con el que vivir bien, sino que nos bombardean con mensajes de que debemos tener el mejor trabajo posible, el sueldo más alto, tener la casa más grande y el coche de más alta gama posible. Estos son algunos ejemplos de los mensajes que nos transmite la sociedad moderna, donde el dinero y el poder se han hecho protagonistas indiscutibles.
Para alcanzar estas metas, también se ha difundido un mensaje destacado que aboga por la independencia de cada uno de nosotros. Sin embargo, no se trata de una independencia sana, es decir, en la que nos podamos mantener; sino de una independencia voraz, que nos lleva a no depender de nadie para conseguir nuestros objetivos. «Yo debo ser más que nadie», es lo que se nos instala en nuestra mente desde que somos pequeños. De esta forma, en lugar de cooperar, se produce una situación de competencia entre individuos en la que se fomenta el individualismo. ¿Qué se esconde detrás de este postura? Un estudio dirigido por Igor Grossmann nos arroja algo de luz.
Trabajo, clase social e individualismo
Un equipo de investigación de la Universidad de Waterloo (Canadá) y de la Universidad Estatal de Arizona (Estados Unidos) investigó a fondo el auge del individualismo. Este equipo, liderado por Igor Grossmann, publicó en 2015 el artículo «Social structure, infectious diseases, disasters, secularism and cultural change in America» (https://www.semanticscholar.org/paper/Social-Structure%2C-Infectious-Diseases%2C-Disasters%2C-Grossmann-Varnum/d4735754cd58b10eb2d92964c5b457f7a7b781b1), en el que exponen los resultados encontrados. Según las conclusiones de la investigación, la causa más probable de este individualismo creciente son los «trabajos de oficina».

Los investigadores analizaron seis factores culturales relacionados con el individualismo: las enfermedades infecciosas, los desastres naturales, el clima, la religiosidad, la urbanización de las zonas habitadas y la estructura socioeconómica. También analizaron otros indicadores relacionados:
- Vocabulario utilizado en los libros: palabras individualistas, palabras colectivas y palabras individualistas menos palabras colectivas.
- Prácticas culturales: único nombre frente a nombres compuestos en chicos y chicas.
- Estructura interpersonal: matrimonio y divorcio, gente viviendo sola, tamaño familiar, familias de un solo hijo o varios hijos, hogares de tres generaciones o una generación y mayores que viven solos.
Resultados
Tras el análisis de los resultados de los diferentes marcadores potencialmente causantes del aumento del individualismo, destacó la clase social (estructura socioeconómica), relacionada directamente con los trabajos liberales o de oficina. Hallaron que la clase social es el único marcador que precede a los cambios en el individualismo a través de este siglo. Este tipo de trabajos dejan atrás aquellos de corte más cooperativista, más característicos de la clase obrera.
El equipo de Igor Grossmann destaca que este fenómeno no es moderno, sino que lleva en aumento desde hace por lo menos 150 años. Destacan que desde 1860 las familias son más pequeñas así como el aumento de «vocabulario individualista» como libertad, liberalismo, albedrío o individuo. También ponen de manifiesto el descenso de los veinte nombres más frecuentes entre recién nacidos. Este dato sugiere que las familias huyen de la tradición y buscan más lo especial, lo destacado.
El culto al Yo
El «culto al Yo» se ha convertido en una postura perjudicial. Cabe recordar que estar bien con uno mismo es fundamental para estar bien con los demás. Sin embargo, el «culto al Yo» más dañino entra en juego cuando sólo importamos nosotros. Esto es, cuando ponemos nuestros intereses por encima de los demás dándonos igual las consecuencias. A través de este pensamiento, observamos como grandes empresas, lideradas por un solo hombre o varios, destrozan parajes naturales con la única finalidad de ganar grandes sumas de dinero.
Las consecuencias de nuestros actos son indiferentes siempre y cuando salgamos beneficiados de forma directa. El trabajo de oficina nos ha individualizado tanto que sólo importan los resultados; cuanto más dinero y cuanto más poder, mejor. Este tipo de trabajo nos ha encerrado en nosotros mismos en busca del mayor éxito posible. La vorágine laboral y económica en la que cada vez nos vemos más envueltos, nos lleva a un individualismo que, en lugar de beneficiarnos, acabo por perjudicarnos. ¿Por qué?
La razón es sencilla, carga sobre nosotros metas y exigencias desmedidas. De esta forma, no es extraño que la depresión y la ansiedad se hayan etiquetado como las enfermedades psicológicas protagonistas del siglo XX. Nos vemos empujados a realizar unos ideales tan fuera de nuestro alcance que se produce en nosotros una frustración tal que nos lleva a la ira, la ansiedad, el estrés, el malestar con nosotros mismos y a la depresión. Es por ello, tan importante saber que este individualismo es sólo una forma de ver la vida.
- Grossmann, I. y Varnum, M. (2015). Social structure, infectious diseases, disasters, secularism and cultural change in America. Psychological Science, 26(3), 311–324.
- Santos, H., Varnum, M., y Grossmann, I. (2017). Global Increases in Individualism. Psychological Science, 28(9), 1228 –1239.