Cuando nos hablan de “psicópatas y sociópatas”, algunos tendemos a recordar a aquellos seres maquiavélicos que conocimos en nuestras clases de historia, como: Calígula, “el terrible Iván”, zar de Rusia; “el monarca tirano y despiadado”, Enrique VIII, Stalin, Hitler y a Mao Zedong al mismo Maquiavelo, entre otros… A muchos, nos vienen a la mente personajes de la aristocracia como “La Condesa Sangrienta”, Erzsébet Báthory; “El Vampiro de Düsseldorf”, Peter Kurten y Jack “el destripador”, pero también solemos asociarlo con Charles Manson, John Wayne, “el payaso asesino”; Theodore John Kaczynski, “el unabomber”; con integrantes de cárteles y hasta uno de sus “pozoleros” como Santiago Meza, quien servía a los hermanos Arellano Félix.
“Necesito sangre de la misma manera que otros necesitan alcohol”. ‘Vampiro de Düsseldorf’
Psicópatas y sociopátas de la ficción
Dentro de los personajes producto de la literatura y del cine podemos encontrar reflejado el trastorno, en la interpretación magistral de Christian Bale, con su personaje en: “Psicópata Americano”, proyectando el peculiar encanto que suelen tener algunas personas con este trastorno grave de la de la personalidad. Sus historias nos muestran, cómo estos seres suelen tener una fuerte atracción personal y cierto magnetismo, lo cual les ayuda a manipular sus víctimas como piezas de un tablero de ajedrez.
Sin embargo, cuando “cae la venda de los ojos” de las víctimas es porque suele ser demasiado tarde para ellas… Correr, gritar y pedir piedad no pueden conmover a estos asesinos seriales, tampoco hacerlos cambiar de parecer recordemos al Dr. Hannibal Lecter, a “la pareja asesina”: Bonnie y Clide, a Dexter Morgan y al profesor Walter White o “Heisenberg” en la serie “Breaking Bad”.
En realidad la lista es muy larga, tanto como muchos “villanos” disfrazados de “buenas personas” hay en el mundo de fantasía, el virtual y el mundo real. Algunos parecen seres con una mente brillante, generalmente destacan por una o varias cualidades, pero con un “corazón de hielo”, a las que les “invade una oscuridad terrible”, las máscaras que usan en sus interpretaciones antes mencionadas, nos muestran que las personas con trastornos disruptivos de la conducta y comportamientos perturbadores con emociones prosociales limitadas, son incapaces de sentir culpa ante sus cruentos actos, recordemos a Maquiavelo, el cual afirmaba que: “el fin justifica los medios”.
Es un tipo de trastorno de la personalidad (TP) grave, son personalidades muy destructivas y es un gran mito es creer que todos los psicópatas y sociópatas son asesinos peligrosos como los que vemos proyectado en éstos personajes famosos. Al ser una población significativamente importante, lo que se etiqueta como “psicópata” puede estar junto a ti, podría ser tu compadre, tu amigo, el exitoso director de la empresa en donde trabajas, algún líder carismático político, religioso o de algún grupo al que pertenezcas… pero también podrían ser tus hijos, tus padres o hermanos.
Cuando existe un vínculo de ese tipo y los padres un TP “activo”, ya representa un factor de riesgo para tener predisposición genética sumado al ambiente propicio para desarrollar y mantener conductas antisociales, es preciso fomentar una crianza tomando en cuenta estas variables para menguar los factores de riesgo. El temperamento, tiene un componente genético, sin embargo puede no ser determinante, “no todos los psicópatas son violentos o asesinos”.
¿Cuántos amigos tienes en tus redes sociales? Las estadísticas nos hablan de que aproximadamente por cada cien perfiles, más de uno podría encajar en el perfil psicopático, de cada 100 personas que lean esto al menos una lo puede serlo.
La Escala de Maldad, diseñada por el Dr. Michel Stone, es una de las herramientas empleadas por algunos psiquiatras y psicólogos para la evaluación neuropsicológica, consta de 22 niveles, ayuda a perfilar pacientes con trastornos disruptivos de la conducta y comportamientos perturbadores con emociones prosociales-limitadas.
Diagnóstico clínico de psicópatas y sociópatas según el DSM-V
El DSM-V, los enmarca dentro los trastornos de la personalidad como un subtipo del trastorno antisocial de la personalidad (TPA). Los psicópatas entrarían en la categoría de ubicada en los trastornos disruptivos del control de los impulsos y de la conducta, la Guía para el Diagnóstico Clínico DSM-V nos menciona los siguientes trastornos, mismos que deben ser especificados:
- Trastorno de la conducta: cuando el niño viola de manera persistente las normas o derechos de otros.
- Trastornos de la conducta con emociones prosociales limitadas: manifestando comportamientos crueles y claramente destructivos, sin mostrar remordimiento o consideración por los sentimientos de otros.
- Trastorno negativista desafiante (TND), manifestándose durante al menos seis meses.
- Cleptomanía.
- Piromanía.
- Trastorno de la personalidad antisocial (TAP), suele iniciar en la niñez o la adolescencia temprana, alrededor de los 15 años, presentando un comportamiento irresponsable, ausentismo escolar, peleas, fugas, destructividad, mentiras y robo.
Los llamados “psicópatas y sociópatas” presentan conductas agresivas y hostiles, pueden violentar las leyes, así como los derechos de las personas, sin presencia de remordimiento o culpa.
Características esenciales de pacientes con trastorno de la conducta con emociones prosociales limitadas son:
“Estos pacientes carecen de bases emocionales importantes” (DSM-V), para entrar dentro éstos diagnósticos clínicos deben manifestar al menos durante un año: ausencia despiadada de empatía, no muestran preocupación ante los sentimientos o el sufrimiento ajeno, indiferencia ante la calidad de su desempeño, afecto limitado, se pueden lamentar cuando son descubiertos.
Tal como dice en la Guía del DSM-V, “con éstos criterios no es posible codificar a un paciente con TC… especialmente sin emociones prosociales limitadas”, sin embargo, “existe el subcódigo especial para el especificador con las emociones prosociales limitadas”.
Los que llamamos a veces sociópatas o perpetradores, se incluyen dentro del trastorno antisocial de la personalidad (TPA), algunos psicólogos les llaman psicópatas secundarios, estos pacientes son capaces de vulnerar los derechos de los demás, pues encontramos comprendidos con frecuencia al trastorno negativista desafiante (TND) y trastornos de la conducta (TC) dentro de su TPA. Cabe mencionar, que también encontramos en ésta categoría al trastorno explosivo intermitente.
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En los trastornos de la personalidad (TP) del Grupo B, se ubica al paciente que manifiesta labilidad emocional, suelen ser superfluos, los puede rodear el conflicto y el caos frecuentemente, los llamados a veces “drama queen” o personas demasiado melodramáticas.
En el grupo B del TP también se comprende al antisocial, a: los pacientes limítrofes; los histriónicos, quienes están en búsqueda constante de atención y de reafirmar su atractivo, egocéntricos y seductores por naturaleza; y por último a los narcisistas, pueden ser personas envidiosas de las que se debe tener mucho cuidado y establecer límites antes de que sea tarde, la Guía del DSM-V dice que: “su actitud prepotente y su falta de compasión pueden llevarles a aprovecharse de otros”.
“Siempre quise minimizar sus acciones destructivas, sus humillaciones y exaltar sus virtudes, pues eran tantas que no podía distinguir sus sombras.” Paciente femenino, cónyuge de psicópata.
Este artículo no pretende etiquetarlos y clasificarlos de esa manera y limitar el potencial de la persona para adquirir conductas prosociales con las intervenciones adecuadas, esto es meramente informativo, existen muchos desacuerdos en los criterios que han sido modificados en el DSM-V, es conveniente conocerlos y tenerlos en cuenta, pues como profesionales de la salud mental nos son requeridos, al ser producto también de investigación y acuerdos (2014) a los que ha llegado la Asociación Americana de Psicología (APA).
A pesar de ello, algunos colegas compartimos ciertas objeciones con algunas jerarquizaciones y modificaciones, existe un nutricio debate categórico dimensional sobre los efectos clínicos y administrativos del DSM-V entre las comunidades de psicólogos, por esa razón, lo tomamos en cuenta y a la CIE-11 (Undécima edición de su Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud, UE), en conjunto con las referencias clásicas, de la mano con la investigación en neurociencias, pues se han aplicado estrategias de intervención, sobre todo en etapas tempranas del desarrollo, con resultados alentadores para las personas con trastornos de la conducta y TPA.
La complejidad de dichos trastornos se complica ante la comorbilidad de otras psicopatologías como el abuso y la dependencia al alcohol y a otras drogas, pueden hacer que éstas personas experimenten “complejo de Dios”, a la vez que exacerban estados paranoides de la personalidad, con probabilidad alta de llevar a cabo conductas totalmente antisociales y crueles, tanto como para atentar contra la vida de otra persona de las maneras más ominosas e inimaginadas para muchos de nosotros, como vemos en los noticieros cada día.
Digamos que un psicópata en su máxima expresión puede ser la mente maestra calculadora de un crimen, mientras que el sociópata por su impulsividad, no suele ser tan ambiciosos y precavidos como los primeros, especialmente aquellos con escasa educación y los que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad, algunos tienen a la misantropía como una filosofía de vida.
De hecho, el sociópata puede sentir afecto y empatía por determinados individuos, pudiendo ser ellos mismos las “piezas de ajedrez” en los crueles juegos de psicópatas, también pueden llegar a perpetrar crímenes muy perversos.
Sociopatía y desórdenes antisociales
Se adquiere muchas veces por modelamiento social, pues tiene fuertes componentes adquiridos; en ocasiones, las circunstancias y el estilo de vida familiar fomentan desórdenes antisociales, aquellos hogares en donde existe maltrato, abuso sexual, violencia física y psicológica constante, esto puede ser caldo de cultivo para producir nuevas generaciones de personas con comportamientos disruptivos, es necesario promover desde la primera infancia conductas prosociales como el altruismo y el respeto, así como establecer límites con amor, en etapas posteriores va siendo cada vez más difícil hacerlo, debido a cambios propios del desarrollo.
Muchas veces esos límites sanos, pueden protegerlos incluso de ellos mismos y de sus propias decisiones, las cuales a veces pueden ser erráticas e impulsivas, no es conveniente promover, fomentar e incitarlos a que mantengan conductas antisociales, muchos padres refuerzan comportamientos claramente hostiles y agresivos, con tal de que el niño los deje tranquilos ceden ante caprichos que afectan su salud, es también en casos de familias altamente disfuncionales y en donde se vive un clima de violencia constante.
Es primordial fortalecer el vínculo con los hijos por medio de una crianza positiva, las familias que tienen poco o nulo cuidado con los hijos, en donde a veces los críos pueden ser violentados y rechazados, pueden buscar escapar y afiliarse con otras personas por las que sientan empatía, así como modelos tan violentos o incluso más que sus mismos progenitores, pues a eso se han habituado.
Links
- https://dsm.psychiatryonline.org//
- https://www.marthadebayle.com/v2/radio/mentes-criminales/
- https://www.bbc.com/mundo/noticias/2013/11/131128_ciencia_james_fallon_cientifico_psicopata_np
- American Psychiatric Association (2014). Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-5. Washington, D.C.: American Psychiatric Publishing.