El control de las emociones y el ejercicio físico es un tema que cada día cobra relevancia en el campo de la psicología.
Desde la segunda mitad del siglo XX se tiene una nueva concepción de la salud que incluye un estilo de vida en el que el ejercicio físico ocupa un lugar prominente. Es por ello que hoy día existen muchas instituciones que se dedican a la promoción del control de las emociones y el ejercicio físico. Dichas instituciones, así como programas, incluyen las actividades físicas como un recurso para controlar el estrés.
Las herramientas que se brindan en los programas especializados para el control de las emociones y el ejercicio físico incluyen estrategias de autorregulación, tanto emocional como conductual.
El control de las emociones y el ejercicio físico
El control de las emociones y el ejercicio físico forman parte del repertorio de muchos programas, ya que ahora se tiene la conciencia de que el estrés es un factor que puede agravar algunas enfermedades, o hacer que estas aparezcan, así como también puede afectar al mismo rendimiento en el deporte.
El estrés aparece de forma involuntaria como una respuesta del organismo, la cual difiere de la respuesta de relajación. A la respuesta del estrés también se le conoce como “respuesta de lucha-huida”, pues prepara al organismo para la adaptación al medio, pero en muchas ocasiones esto termina por afectar la buena salud.
Esta respuesta aparece cuando los sujetos perciben amenazas o estiman que no tienen el control de una situación.
En todo caso, es casi imposible escapar de todas las situaciones que pudiesen generar estrés; de allí surge la necesidad por el control de las emociones y el ejercicio físico.
Por otro lado, existe una respuesta de relajación, que es aprendida, y proporciona una disminución de la activación. Con ella, se puede recudir la frecuencia cardíaca, aumentar la vasodilatación periférica, reducir la presión arterial, regular el ritmo respiratorio, entre otros beneficios.
A través de ciertos ejercicios físicos es posible alcanzar un estado de relajación, en el que la mente influye de forma positiva sobre el cuerpo.
Los métodos clásicos de relajación
Al principio del siglo XX se gestaron, de forma separada, dos métodos de relajación. Ambos diferentes. Se trata de la relajación progresiva de Jacobson, en los Estados Unidos, y el entrenamiento Autógeno de Shultz, en Alemania.
Aunque partieron de diferentes fuentes, ambos tenían un mismo propósito. Ahora, estos métodos han abierto el camino para que surjan diferentes variantes.
El ejercicio físico, la ansiedad y el estrés
En la actualidad se toma como premisa que el ejercicio físico puede ser una forma eficaz de combatir la ansiedad y el estrés.
Así lo demuestra un estudio llevado a cabo por investigadores del campo de la kinesiología, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Maryland y que luego fue difundido por una revista de medicina, ciencia y deportes.
De acuerdo con este estudio, a pesar de que se sabe que el ejercicio físico mejora el estado anímico, además de otros beneficios, no se conoce con precisión el impacto que este produce en el estado emocional.
El estudio en cuestión permitió a los autores afirmar que el ejercicio ayuda a disminuir los efectos de la exposición emocional. Es decir, al practicar ejercicio físico no solo se reduce la ansiedad, sino que también se podrá mantener dicha reducción cuando la persona se enfrente a eventos fuertemente emocionales.
En el estudio también se explica la relación entre el control de las emociones y el ejercicio físico, y como esto afecta a la función cerebral, la salud mental y el envejecimiento.
La investigación terminó por concluir que el ejercicio físico y el descanso reparador eran igual de efectivos para reducir los niveles de ansiedad.
Sin embargo, cuando solo se descansa, los niveles de ansiedad vuelven a aumentar a su nivel inicial, mientras que al ejercitarse los niveles de ansiedad se mantienen reducidos.
El entrenamiento autógeno de Schultz
En lo que respecta al control de las emociones y el ejercicio físico, se deben tomar en cuenta los aportes del neurólogo alemán Johannes Schultz, quien presentó su método en 1927, y ahora es referencia para reducir la fatiga y la tensión.
El método de Schultz consistía inicialmente en adoptar una posición cómoda, concentrarse, evitar distraer y enfocarse en fórmulas verbales que evocan estados de pesadez y calor, con lo cual se desencadenaría, a través del entrenamiento, la autorregulación de las funciones del sistema nervioso. Así, el método se fundamenta en tres ciclos de ejercicios enfocados en el cuerpo y la mente.
En el primer paso, se induce la pesadez y se afirma mentalmente “Mi pierna derecha está pesada o mis piernas están pesadas”. Esto genera relajación de los músculos.
Luego, se induce la sensación de calor y se afirma “mi pierna derecha está caliente”. Este paso está destinado a provocar la vasodilatación, aumentando así la temperatura corporal.
Posteriormente, se trabaja con el corazón y se afirma: “mi corazón late normalmente”.
Respecto a la respiración, se debe afirmar “mi respiración es normal”. Seguido a ello, el enfoque es en el plexo solar, momento en el que se afirma “mi plexo solar está caliente”. El objetivo es relajar la región del abdomen.
Por último, se debe afirmar “mi frente está fresca”, para disminuir el flujo de sangre que se dirige hacia la cabeza.
Este método de Schultz se puede combinar con otras técnicas como la visualización y la meditación.
Finalmente, se debe tener en consideración que para tener un estilo de vida saludable es necesario aplicar el control de las emociones y el ejercicio físico es una gran alternativa.
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