Si tienes que esconderte, esperar y conformarte con migajas, no es amor… es resignación.
La promesa eterna que nunca llega. Mariana, una mujer de 35 años, se enamora de Andrés, un hombre casado que le promete que «pronto dejará a su esposa». Llevan tres años juntos en una relación clandestina, con encuentros furtivos y excusas constantes. Al principio, Mariana siente la emoción de lo prohibido, pero con el tiempo, la incertidumbre y la soledad la desgastan. Finalmente, se da cuenta de que Andrés nunca dejará a su esposa y que ella solo ha vivido de ilusiones. La decepción le deja heridas emocionales y dificultad para confiar en futuras relaciones.
- Causa: Creer en promesas falsas por un deseo profundo de amor.
- Consecuencia: Desgaste emocional, pérdida de autoestima y desconfianza en futuras relaciones.
La amante que no sabía que lo era. Carla, una joven profesional de 29 años, inicia una relación con Fernando, un hombre atento y cariñoso. Durante meses, tienen una conexión increíble, hacen planes de futuro y pasan juntos fines de semana maravillosos. Un día, Carla descubre que Fernando está casado y que solo era su amante sin saberlo. Devastada, se enfrenta a la traición, la culpa y la impotencia de haber sido engañada.
- Causa: El engaño de una pareja infiel que oculta su realidad.
- Consecuencia: Dolor emocional, sensación de traición y problemas de confianza.
La mujer que buscaba libertad, pero terminó atrapada. Lucía, de 42 años, sale de un matrimonio largo y aburrido. No quiere compromisos, solo emociones intensas. Conoce a Héctor, casado, quien le ofrece precisamente eso: pasión sin ataduras. Al principio, la situación le parece ideal, sin responsabilidades ni expectativas. Sin embargo, con el tiempo, empieza a desear algo más, pero Héctor no está dispuesto a darle lo que quiere. Lucía se da cuenta de que, en lugar de ser libre, quedó atrapada en una relación sin futuro.
- Causa: Buscar una relación sin compromisos después de una experiencia matrimonial fallida.
- Consecuencia: Frustración, soledad y la sensación de estar atrapada en una relación que no la llena.
Cuando la amante se convierte en la esposa. Elena, de 38 años, es amante de Javier por cinco años. Finalmente, él se divorcia de su esposa y comienzan una vida juntos. Al principio, todo parece perfecto, pero poco a poco, Elena empieza a notar patrones en Javier: las mismas excusas, las mismas ausencias. Con el tiempo, descubre que él tiene una nueva amante.
- Causa: Creer que una relación basada en la infidelidad puede ser estable.
- Consecuencia: Inseguridad, miedo a la traición y la posibilidad de revivir lo que ella misma causó.
La amante que eligió irse a tiempo. Valeria, una mujer de 33 años, inicia una relación con Samuel, un hombre casado. A diferencia de otros casos, Valeria es consciente de lo que está haciendo y sabe que es una historia sin futuro. Aunque al principio disfruta la intensidad de la relación, llega un momento en el que se da cuenta de que no quiere seguir siendo la sombra de nadie. Con dolor, pero con determinación, corta la relación y trabaja en su autoestima.
- Causa: Una búsqueda de emoción y afecto sin medir las consecuencias.
- Consecuencia: Dolor inicial, pero crecimiento personal al tomar una decisión saludable.
Estos personajes tienen en común el deseo de amor, atención y conexión emocional, aunque sus historias se desarrollan en la sombra de una relación clandestina. Ya sea por promesas vacías, por desconocimiento o por elección consciente, todas enfrentan la incertidumbre, la espera y, en muchos casos, el dolor de saber que ocupan un lugar secundario en la vida de alguien más. Algunas buscan adrenalina, otras seguridad, y algunas más creen que pueden cambiar el destino de su historia, pero tarde o temprano descubren que ser la amante implica lidiar con la soledad, la duda y, muchas veces, la pérdida de su autoestima.
Introducción: La amante, entre el deseo y la sombra
Ser la amante es vivir en la sombra de un amor que nunca será completamente tuyo.
Ser «la amante» es una situación compleja que ha existido a lo largo de la historia en diversas culturas y contextos. Desde tiempos antiguos, las relaciones extramatrimoniales han sido vistas de diferentes maneras, dependiendo de las normas sociales, religiosas y culturales de cada época. En algunas sociedades, la figura de la amante ha sido aceptada o incluso institucionalizada, mientras que en otras ha sido condenada y estigmatizada.
Desde una perspectiva psicológica, la palabra amante, es polisémica, y tiene varias interpretaciones:
Para el Doctor Juan Antonio Barrera, tiene un espectro muy amplio, que se resume en las siguientes palabas: “Para mí, un amante es una persona que ama a su manera”. (Barrera, 2011, p. 55). Por lo tanto, serían amantes los esposos, los novios y las personas que están en una relación extra oficial. Serían simplemente amantes, por el hecho de amar a alguien, sin importar, si son correspondidos o no. Por otro lado, Orlandini, “es un término romántico que se utiliza para designar a los miembros de la pareja. En los tiempos victorianos era una palabra casi obscena que se aplicaba a los amores ilícitos.” (Orlandini, 2004, p. 190). En el contexto coloquial, “un amante”, se refiere a la persona que tiene una relación amorosa con otra, fuera del matrimonio.
Por lo que, ser amante se refiere: a los enamorados en general, quien tiene una relación extramarital, a los miembros de una pareja (oficial o no oficial), ser afectuoso o afectuosa, manifestar; cuidados, amor y cariño a alguien, o una persona que es aficionada a algo: “amante de la música”. Ello da como resultado que en la etiología de los amantes tenemos rasgos generales, pero también es una singularidad, debido a que cada relación de pareja es única. Entonces, cada relación de amantes, también lo es.
Por otro lado, ser amante, está relacionado con factores biológicos, psicológicos, sociales y socioculturales, en donde todos ellos resultan imbricados o relacionados.
Muchas personas que ocupan este rol lo hacen por distintas razones: baja autoestima, necesidad de validación, miedo al compromiso, patrones de apego disfuncionales o experiencias previas de abandono. También puede influir la idealización del amor prohibido, el deseo de sentir pasión o la creencia de que la relación clandestina se convertirá en una historia de amor legítima.
En este artículo, vamos a entender el término de “amante es aquella persona que mantiene una relación sentimental o sexual con alguien comprometido, fuera del vínculo oficial”. Sin embargo, más allá de la simple definición, este fenómeno involucra una serie de dinámicas emocionales que pueden generar ilusión, deseo, culpa, frustración y sufrimiento. Entender el origen y las consecuencias de este tipo de relaciones nos permite analizar los patrones que llevan a una persona a ocupar este rol y el impacto que puede tener en su bienestar emocional.
A través del programa “Las parejas disparejas en radio” que se transmite en el Instituto Mexicano de la Radio (IMER), en la ciudad de México, los doctores en Desarrollo Humano, Fidelia Martínez (especialista en duelos) y Juan Antonio Barrera (especialista en relaciones de pareja), realizaron una investigación cualitativa, en donde se identificaron los factores biológicos, psicológicos, sociales y socioculturales que explican el hecho de ser una amante. Asimismo, se describen algunas investigaciones relacionadas con el tema, los mitos y realidades y se proponen algunas alternativas de solución ante esta situación compleja.
Factores que influyen en el rol de la amante
No eres su destino, solo eres su escape.
El fenómeno de la amante ha existido a lo largo de la historia y ha sido abordado desde distintas perspectivas, pero ¿qué lleva a una persona a asumir este rol y cuáles son las fuerzas que lo sostienen? Más allá de una simple elección, ser la amante es un fenómeno complejo influenciado por múltiples factores que van desde lo biológico hasta lo psicológico, social y cultural.
Desde un punto de vista biológico, la atracción hacia lo prohibido y la química cerebral pueden jugar un papel clave en la permanencia en este tipo de relaciones. En el ámbito psicológico, la autoestima, el apego y las experiencias pasadas moldean las decisiones y la forma en que la persona percibe el amor y el compromiso. A nivel social, la normalización de la infidelidad y los estereotipos de género influyen en cómo se percibe y se vive este tipo de vínculos. Finalmente, en el aspecto cultural, la figura de la amante ha sido idealizada o estigmatizada según la época y la sociedad, afectando la manera en que se justifica o rechaza este tipo de relaciones.
Analizar estos factores nos permite comprender por qué algunas personas terminan en este tipo de relaciones y qué consecuencias pueden enfrentar. Lejos de ser una situación meramente individual, el papel de la amante está atravesado por una serie de dinámicas que pueden perpetuar su existencia y generar impactos emocionales profundos.
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1. Factor Biológico: la atracción, la química cerebral y la evolución
Mereces un amor que no tenga miedo de gritarlo al mundo.
Las relaciones humanas están profundamente influenciadas por la biología, y el fenómeno de ser la amante no es la excepción. Desde una perspectiva evolutiva, la atracción hacia personas comprometidas puede tener raíces en la selección de pareja, donde ciertos individuos son percibidos como más deseables debido a su estatus, estabilidad o capacidad de protección. Además, la química cerebral desempeña un papel clave en el mantenimiento de relaciones clandestinas: la dopamina, la oxitocina y la adrenalina generan una sensación de placer, apego y emoción que puede hacer que lo prohibido resulte aún más irresistible.
Las dinámicas de poder y competencia también influyen en este fenómeno, ya que, en algunos casos, el deseo de conquistar a alguien comprometido puede activar mecanismos inconscientes de validación y supervivencia. Sin embargo, aunque la biología puede explicar ciertas inclinaciones y respuestas emocionales, no es un destino inevitable. Comprender cómo los factores biológicos afectan las decisiones sentimentales permite tomar conciencia de los patrones inconscientes y reflexionar sobre el impacto de estas relaciones en el bienestar emocional.
Además, la química cerebral juega un papel fundamental en las relaciones prohibidas. Durante un romance clandestino, el cerebro experimenta una combinación intensa de neurotransmisores:
- Dopamina: Se libera en situaciones de placer y recompensa. La clandestinidad y lo prohibido pueden aumentar la producción de dopamina, generando una sensación de euforia y adicción emocional.
- Oxitocina: Conocida como la «hormona del amor», refuerza la conexión emocional, haciendo que la persona desee más cercanía y apego con la pareja.
- Adrenalina: La emoción de lo prohibido y la incertidumbre de la relación elevan los niveles de adrenalina, intensificando la sensación de peligro y deseo.
Desde el punto de vista de la biología evolutiva, algunos estudios sugieren que los seres humanos están programados para buscar múltiples parejas como estrategia de supervivencia y reproducción. Aunque la monogamia es un constructo social, la biología nos impulsa a explorar diferentes opciones en la búsqueda de la pareja más «idónea». Sin embargo, estas tendencias biológicas pueden verse amplificadas o contenidas según el contexto social y cultural en el que se desenvuelva una persona.
2. Factor Psicológico: autoestima, apego y patrones emocionales
El amor no se mendiga, se elige. Y si no te eligen de verdad, es mejor elegirte a ti misma.
Las relaciones humanas están profundamente influenciadas por la psicología, y el rol de la amante no es la excepción. Detrás de la decisión de involucrarse en una relación clandestina pueden existir factores como la autoestima, el estilo de apego, la necesidad de validación y las experiencias pasadas. Muchas veces, quienes asumen este papel lo hacen sin darse cuenta de los patrones emocionales que los llevan a repetir historias de amor donde la espera, la incertidumbre y la lucha por ser elegidos se convierten en una constante.
El apego ansioso puede hacer que una persona busque amor en vínculos inestables, mientras que el apego evitativo puede encontrar en la relación clandestina una forma de evitar el compromiso real. Asimismo, el deseo de lo prohibido, la idealización del amor apasionado y el miedo al abandono pueden reforzar la permanencia en este tipo de relaciones. Sin embargo, más allá de la atracción inicial, estas dinámicas pueden generar un alto costo emocional, afectando la autoestima y la percepción del propio valor.
Comprender los factores psicológicos que influyen en la figura de la amante permite analizar con mayor profundidad las motivaciones detrás de estas decisiones, ofreciendo una oportunidad para reflexionar sobre la verdadera naturaleza del deseo, el amor y la autoaceptación.
Algunas de las explicaciones más comunes incluyen:
- Apego ansioso o evitativo:
- Las personas con apego ansioso suelen tener un profundo miedo al abandono y pueden verse atraídas por relaciones donde deben «luchar» por el amor de alguien.
- Las personas con apego evitativo pueden preferir una relación clandestina porque evita el compromiso total, dándoles la ilusión de cercanía sin la responsabilidad emocional de una relación convencional.
- Baja autoestima: Algunas personas que asumen el rol de amante pueden tener una autoestima dañada y creer que no merecen una relación en la que sean la prioridad. Esto las lleva a aceptar relaciones en las que reciben solo migajas de amor, conformándose con la atención ocasional de su pareja.
- Necesidad de validación: En ciertos casos, la persona puede sentirse especial o poderosa al ser «elegida» por alguien comprometido, lo que refuerza su ego y su sensación de valor personal.
- Idealización del amor prohibido: La idea de que lo clandestino es más apasionante y emocionante puede hacer que algunas personas busquen relaciones donde exista el riesgo y la incertidumbre, asociando el drama con el amor intenso.
- Experiencias de la infancia y adolescencia: Crecer en un entorno donde hubo infidelidades o figuras parentales ausentes puede generar una predisposición a repetir esos patrones en la adultez.
En resumen, el factor psicológico es clave para entender por qué algunas personas eligen y permanecen en relaciones donde no son la prioridad. Muchas veces, estas decisiones están impulsadas por heridas emocionales no resueltas o por creencias erróneas sobre el amor y el valor personal.
3. Factor Social: normalización de la infidelidad y roles de género
Si tienes que esconderte, entonces no es amor… es un secreto que tarde o temprano se romperá.
Las relaciones humanas no se desarrollan en el vacío; están moldeadas por las normas, valores y expectativas impuestas por la sociedad. El fenómeno de la amante no es una simple decisión individual, sino el resultado de una estructura social que, en muchas ocasiones, normaliza la infidelidad, romantiza el amor prohibido y refuerza roles de género desiguales.
En algunos entornos, ser la amante es visto como un símbolo de estatus o poder, mientras que en otros es motivo de estigmatización y rechazo. Los medios de comunicación han contribuido a reforzar esta figura a través de películas, novelas y series donde el amor clandestino se presenta como una historia apasionada y trágica, en lugar de un vínculo basado en la desigualdad emocional. Además, la sociedad ha tendido a juzgar de manera más severa a la mujer en este rol, mientras que al hombre infiel se le suele justificar o minimizar su responsabilidad.
Factores como la independencia económica, la presión social sobre el matrimonio y la influencia de círculos sociales pueden influir en la permanencia de una persona en este tipo de relaciones. Comprender el impacto del entorno social en la figura de la amante permite analizar cómo las normas colectivas pueden perpetuar estas dinámicas y qué papel juega la sociedad en la construcción de relaciones más equitativas y sanas. Algunos factores sociales que influyen, incluyen:
- Normalización de la infidelidad: En muchos entornos, las relaciones extramatrimoniales se ven como algo común o incluso como un «derecho» en ciertos grupos de poder. Las redes sociales y los medios han reforzado esta idea, romantizando las relaciones clandestinas en películas, series y novelas.
- Roles de género y desigualdad: Históricamente, los hombres han tenido más libertad para ser infieles sin enfrentar las mismas consecuencias sociales que las mujeres. En algunas culturas, la amante es vista como un complemento en la vida del hombre, mientras que la mujer que engaña suele ser más duramente juzgada.
- Factores económicos: Algunas mujeres pueden aceptar el rol de amante por razones económicas, especialmente cuando la pareja proporciona estabilidad financiera o un estilo de vida que de otra manera no podrían tener.
- Redes de apoyo o rechazo: En algunos círculos sociales, ser la amante puede ser motivo de exclusión, mientras que en otros es visto con cierta permisividad. La percepción social puede influir en la manera en que la persona justifica o esconde su relación.
El factor social refuerza tanto la existencia como la permanencia de este tipo de relaciones, ya que las normas y valores de cada contexto pueden facilitar o dificultar que una persona acepte estar en un vínculo clandestino.
4. Factor Cultural: estereotipos y expectativas sobre el amor
El amor verdadero no pone excusas, actúa.
El papel de la amante no solo está influenciado por decisiones individuales, sino también por el contexto cultural en el que se desarrolla. A lo largo de la historia, distintas sociedades han interpretado este rol de manera diversa: en algunas culturas ha sido tolerado o incluso institucionalizado, mientras que en otras ha sido duramente condenado. Las normas, valores y creencias de cada época han moldeado la percepción de la infidelidad y de la figura de la amante, determinando si es vista como una mujer poderosa, víctima de las circunstancias o la causante de una traición.
La literatura, el cine y la música han jugado un papel clave en la construcción de este personaje, romantizando la idea del amor prohibido y reforzando estereotipos de la amante como la mujer apasionada, peligrosa o trágica. A su vez, las diferencias culturales entre el Oriente y el Occidente, entre sociedades patriarcales y modernas, han influido en la forma en que se justifica o se castiga la infidelidad.
En un mundo globalizado, las representaciones culturales de la amante siguen evolucionando, adaptándose a nuevas narrativas sobre el amor, el poder y la autonomía femenina. Comprender este factor permite analizar cómo la cultura influye en la manera en que se viven y se justifican las relaciones clandestinas, así como su impacto en la construcción de las relaciones afectivas. Algunas influencias culturales incluyen:
- La amante en la historia y la literatura: Desde Cleopatra hasta Marilyn Monroe, la amante ha sido un personaje recurrente en la historia, la literatura y el cine. Muchas veces se le retrata como una mujer apasionada, inteligente y seductora, reforzando el mito de que lo prohibido es más atractivo. “Algunas variedades de amantes femeninas son: las del tipo Ana Karenina (llorosas y torturadas por las culpas), las del tipo madame Bovary (que navegan en ensueños románticos y que reclaman más atención), y las del tipo Naná de Zola (mujeres lucrativas que extraen la mayor cantidad de dinero y beneficios de su galán)”. (Orlandini, 2004, p. 191).
- Doble moral y castigo social: En muchas culturas, la amante es vista como la «culpable» de la infidelidad, mientras que la persona infiel recibe menos críticas. Esta doble moral refuerza la idea de que la responsabilidad recae en la mujer, mientras que el hombre es visto como alguien que simplemente «siguió sus instintos».
- La creencia en el amor romántico: La idea de que «el amor lo puede todo» lleva a muchas personas a creer que su amor clandestino se convertirá en una relación legítima. Esta expectativa, promovida por la cultura, hace que muchas amantes se aferren a promesas vacías y se mantengan en relaciones sin futuro.
- Normas sobre el matrimonio y la fidelidad: En culturas donde el matrimonio es visto como una obligación más que como una elección, las relaciones extramatrimoniales pueden ser vistas como un escape emocional. En cambio, en sociedades donde la fidelidad es altamente valorada, el rol de la amante es más criticado y estigmatizado.
El fenómeno de la amante no puede entenderse desde una sola perspectiva, ya que es el resultado de una interacción compleja de factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales. Tampoco puede entenderse desde una sola definición conceptual, en su polisemia.
Comprender estos elementos permite analizar el fenómeno con mayor profundidad y sin prejuicios, ayudando a identificar los patrones que llevan a una persona a ocupar este rol y las implicaciones emocionales que conlleva.
Más allá de la moralidad o las normas sociales, es fundamental reflexionar sobre el impacto que estas relaciones tienen en la autoestima, la estabilidad emocional y el bienestar de quienes las viven. Al reconocer los factores que influyen en estas decisiones, es posible generar mayor conciencia y herramientas para que quienes se encuentran en este tipo de vínculos puedan tomar decisiones más alineadas con su bienestar emocional y personal.
La figura de la amante en la investigación científica
Si después de meses o años sigues esperando que deje a su pareja… quizás la única que se ha quedado atrapada eres tú.
La figura de «la amante» ha sido objeto de múltiples estudios e investigaciones que buscan comprender su papel dentro de las relaciones extradiádicas y la infidelidad. A lo largo del tiempo, esta figura ha sido interpretada desde diferentes perspectivas, algunas la presentan como víctima de una relación desigual, mientras que otras la analizan como un agente activo en la dinámica de la infidelidad.
Las investigaciones han abordado el tema desde distintos enfoques, incluyendo el psicológico, sociológico y cultural, explorando factores como la motivación para involucrarse en relaciones clandestinas, los efectos emocionales que conlleva este rol, las dinámicas de poder y las justificaciones utilizadas para la infidelidad. Asimismo, algunos estudios han analizado el impacto que la amante tiene en la relación oficial de la persona infiel y en la estabilidad emocional de todos los involucrados.
Comprender el fenómeno de la amante desde la investigación académica permite desmontar mitos, identificar patrones recurrentes y analizar las implicaciones emocionales y relacionales de estas experiencias. En este contexto, las siguientes investigaciones ofrecen una mirada integral y fundamentada sobre el tema, proporcionando datos y teorías que contribuyen al análisis crítico de la infidelidad y sus consecuencias en las relaciones interpersonales.
A continuación, se presentan algunas investigaciones destacadas sobre la amante:
1. Allen, E. S., & Rhoades, G. K. (2008). The impact of infidelity on the dissolution of dating relationships. (El impacto de la infidelidad en la disolución de las relaciones de pareja).
- Tema: Este estudio examina cómo la infidelidad influye en la disolución de relaciones de pareja no casadas, considerando las diferencias entre quienes cometen la infidelidad y quienes son víctimas de ella.
- Resumen: Los autores investigaron la relación entre la infidelidad y la ruptura en parejas que estaban saliendo. Encontraron que la infidelidad es un predictor significativo de la disolución de la relación, especialmente cuando es descubierta por la pareja. Además, el estudio revela que las mujeres son más propensas a terminar la relación tras descubrir una infidelidad, mientras que los hombres muestran una mayor tendencia a continuar la relación a pesar de la infidelidad.
2. Mark, K. P., & Miller, R. B. (2011). Infidelity in heterosexual couples: Demographic, interpersonal, and personality-related predictors of extradyadic sex. (Infidelidad en parejas heterosexuales: Predictores demográficos, interpersonales y relacionados con la personalidad del sexo extradiádico.)
- Tema: Este estudio analiza los factores demográficos, interpersonales y de personalidad que pueden predecir la participación en relaciones sexuales extradiádicas en parejas heterosexuales.
- Resumen: A través de una muestra de parejas heterosexuales, los investigadores identificaron varios predictores de la infidelidad sexual. Entre ellos, destacan la insatisfacción sexual y emocional dentro de la relación primaria, así como rasgos de personalidad como la búsqueda de sensaciones y la baja consciencia. El estudio también señala que la oportunidad y la disponibilidad de posibles parejas extradiádicas juegan un papel crucial en la ocurrencia de la infidelidad.
3. Perel, E. (2017). The state of affairs: Rethinking infidelity. (El estado de los asuntos: Repensando la infidelidad.)
- Tema: Este libro ofrece una exploración profunda de la infidelidad en las relaciones modernas, desafiando las percepciones tradicionales y proponiendo una reevaluación de lo que significa ser infiel.
- Resumen: Esther Perel, terapeuta de renombre, analiza la infidelidad desde múltiples perspectivas, incluyendo las motivaciones detrás de las aventuras, el impacto en las relaciones y las posibles vías de recuperación. Argumenta que, aunque la infidelidad puede ser devastadora, también puede servir como una oportunidad para el crecimiento y la renovación de la relación. El libro combina investigaciones académicas con estudios de caso de su práctica clínica, ofreciendo una visión matizada del tema.
4. Glass, S. P., & Wright, T. L. (1992). Justifications for extramarital relationships: The association between attitudes, behaviors, and gender. (Justificaciones para las relaciones extramatrimoniales: La asociación entre actitudes, comportamientos y género.)
- Tema: Este estudio investiga las justificaciones que las personas utilizan para involucrarse en relaciones extramatrimoniales y cómo estas racionalizaciones se asocian con actitudes, comportamientos y género.
- Resumen: Los autores encontraron que las personas que participan en relaciones extramatrimoniales a menudo emplean diversas justificaciones para sus acciones, como la insatisfacción marital, la búsqueda de novedad o la creencia de que la monogamia no es natural. El estudio también revela diferencias de género en estas justificaciones, con los hombres más inclinados a citar razones relacionadas con la satisfacción sexual y las mujeres más propensas a mencionar la insatisfacción emocional.
5. Drigotas, S. M., Safstrom, C. A., & Gentilia, T. (1999). An investment model prediction of dating infidelity.
- Tema: Este estudio aplica el modelo de inversión para predecir la infidelidad en relaciones de pareja, considerando factores como la satisfacción, la calidad de las alternativas y la inversión en la relación.
- Resumen: Utilizando el modelo de inversión, los investigadores evaluaron cómo diferentes variables influyen en la probabilidad de infidelidad en parejas que están saliendo. Descubrieron que una menor satisfacción en la relación, una mayor percepción de alternativas atractivas y una menor inversión en la relación actual son predictores significativos de la infidelidad. Estos hallazgos sugieren que fortalecer la satisfacción y aumentar la inversión en la relación pueden ser estrategias efectivas para prevenir la infidelidad.
Estas investigaciones ofrecen una comprensión integral del papel de «la amante» en el contexto de la infidelidad, proporcionando un análisis detallado sobre las motivaciones que llevan a una persona a asumir este rol, las justificaciones que utilizan para permanecer en la relación y las consecuencias emocionales que experimentan. Los estudios han demostrado que la participación en relaciones extradiádicas no es un fenómeno simple, sino un proceso influenciado por factores psicológicos, sociales y culturales, que varían según el contexto y las experiencias previas de cada individuo.
Al abordar la figura de la amante desde múltiples perspectivas, estas investigaciones permiten desmitificar creencias populares, como la idea de que la amante siempre busca destruir una relación o que solo las personas con baja autoestima se involucran en estos vínculos. En cambio, los estudios han revelado que, en muchos casos, la amante puede ser una persona que cree en promesas de futuro, que se involucra emocionalmente sin haber planeado el tipo de relación en la que termina, o que incluso es víctima de engaño y manipulación.
Además, estas investigaciones destacan las implicaciones relacionales de la infidelidad, no solo para la persona infiel y su pareja oficial, sino también para la amante, quien a menudo enfrenta sentimientos de soledad, frustración y desgaste emocional al estar en una relación donde su lugar no es reconocido públicamente. Asimismo, los estudios han permitido comprender cómo la sociedad percibe y juzga a la amante, evidenciando una doble moral en la que las mujeres en este rol son duramente criticadas, mientras que los hombres infieles reciben una menor condena social.
En definitiva, al analizar estos estudios se obtiene una perspectiva más profunda y matizada de las dinámicas involucradas en las relaciones extradiádicas. Estos hallazgos son fundamentales para reflexionar sobre la manera en que las relaciones humanas se configuran, el impacto emocional de la infidelidad y la importancia de trabajar en la autoestima, los límites y la toma de decisiones afectivas para evitar caer en relaciones que pueden generar más sufrimiento que bienestar.
Mitos y realidades de ser la amante
No eres una opción, eres una prioridad. Y si alguien no lo ve, es momento de verlo tú.
El papel de la amante ha sido rodeado de creencias erróneas y estereotipos que han sido reforzados por la cultura, la sociedad y los medios de comunicación. Sin embargo, la realidad de estar en este tipo de relaciones es mucho más compleja y tiene matices que van más allá de la simple idea de pasión y clandestinidad. A continuación, se presentan algunos de los mitos más comunes sobre ser la amante y sus respectivas realidades basadas en estudios e investigaciones sobre la infidelidad.
Mito: La amante siempre sabe que está en una relación clandestina
- Realidad: No todas las amantes son conscientes de que están involucradas en una relación extradiádica. En muchos casos, la persona infiel oculta su estado civil o relación oficial, lo que hace que la amante descubra la verdad tiempo después, cuando ya está emocionalmente involucrada.
Mito: La amante siempre quiere destruir el matrimonio o la relación oficial
- Realidad: La mayoría de las amantes no buscan destruir la relación de su pareja. Muchas de ellas aceptan su rol con la esperanza de que la persona infiel eventualmente deje a su pareja oficial o simplemente se conforman con los momentos que tienen. En muchos casos, la amante no tiene intenciones de interferir en la vida de la pareja, aunque la relación pueda terminar afectándola indirectamente.
Mito: Ser la amante es emocionante y siempre se disfruta
- Realidad: Aunque algunas personas encuentran emoción en la clandestinidad, la mayoría de las amantes experimentan soledad, incertidumbre y frustración. La falta de reconocimiento, la necesidad de esconder la relación y la espera constante pueden generar una gran carga emocional y afectar la autoestima de la persona.
Mito: La amante es la única responsable de la infidelidad
- Realidad: La responsabilidad de la infidelidad recae en quien decide engañar a su pareja, no solo en la amante. Sin embargo, la sociedad suele juzgar con más dureza a la amante que a la persona infiel, especialmente cuando es una mujer. Esta doble moral ha sido perpetuada por normas sociales que justifican la infidelidad masculina mientras condenan a la mujer que se involucra en ella.
Mito: La mayoría de las amantes terminan convirtiéndose en la pareja oficial
- Realidad: Aunque algunos casos terminan en una nueva relación de pareja, las estadísticas muestran que la mayoría de las personas infieles no dejan a su pareja oficial por la amante. Muchas veces, la relación clandestina termina cuando la persona infiel es descubierta o cuando la amante se cansa de esperar una relación estable. Además, en los casos en los que la amante se convierte en la pareja oficial, la nueva relación suele enfrentar desconfianza y dificultades debido a la forma en que comenzó.
Mito: Ser la amante es una decisión consciente y racional
- Realidad: Muchas personas se convierten en amantes sin haberlo planeado. La infidelidad puede iniciar como una relación de amistad o atracción mutua, y en algunos casos, la persona infiel manipula la situación para que la amante se involucre sin darse cuenta de las verdaderas circunstancias.
Mito: La amante siempre es una mujer joven y atractiva
- Realidad: El estereotipo de la amante como una mujer más joven, atractiva y seductora es una idea impulsada por los medios y la cultura popular. En realidad, las amantes pueden ser de cualquier edad, apariencia y contexto social. Muchas son mujeres que buscan afecto, validación emocional o que se encuentran en una situación de vulnerabilidad emocional cuando inician la relación.
Mito: Si una persona es amante, nunca podrá tener una relación estable en el futuro
- Realidad: Aunque ser la amante puede afectar la autoestima y la confianza en el amor, no significa que esa persona esté destinada a repetir el mismo patrón. Muchas personas que han sido amantes logran sanar sus heridas emocionales, reflexionar sobre su experiencia y construir relaciones sanas en el futuro.
Mito: La amante no sufre porque sabe en lo que se metió
- Realidad: Ser la amante puede generar sufrimiento, ansiedad y tristeza. La falta de compromiso, el no poder compartir la relación con el entorno y la incertidumbre constante afectan la estabilidad emocional de la persona. Muchas amantes terminan sintiéndose desvalorizadas y atrapadas en una relación que no les ofrece lo que realmente desean.
Mito: La amante es la culpable de todos los problemas en la relación oficial
- Realidad: Los problemas en una relación de pareja no comienzan ni terminan con la amante. La infidelidad suele ser una consecuencia de conflictos previos, insatisfacción emocional o problemas de comunicación dentro de la pareja. Aunque la presencia de la amante puede agravar la situación, la crisis de pareja ya existía antes de que ella apareciera.
Ser la amante no es un papel tan glamuroso o emocionante como muchas veces se piensa. Aunque algunas personas pueden justificar su participación en una relación clandestina, la realidad es que este tipo de vínculos suelen estar marcados por la incertidumbre, la falta de estabilidad y el sufrimiento emocional.
Los mitos en torno a la amante han sido reforzados por normas sociales y representaciones mediáticas que no reflejan la verdadera complejidad de estas relaciones. Al comprender la realidad detrás de estos estereotipos, es posible analizar la infidelidad desde una perspectiva más objetiva y reflexionar sobre la importancia de construir relaciones basadas en la honestidad, el respeto y la responsabilidad emocional.Final del formulario
Alternativas de solución para salir del rol de amante y construir relaciones saludables
No eres la dueña de su corazón, solo de sus ratos libres.
Estar en el rol de amante puede generar dolor, incertidumbre y baja autoestima, por lo que es fundamental reflexionar sobre la situación y buscar soluciones que favorezcan el bienestar emocional. Aunque cada historia es diferente, existen alternativas para salir de esta dinámica y tomar decisiones más alineadas con el amor propio y la estabilidad emocional. A continuación, se presentan algunas estrategias para afrontar y superar esta situación:
1. Tomar conciencia de la realidad
- Reflexionar sobre qué ofrece realmente la relación y no solo en las promesas del otro.
- Preguntarse si se está obteniendo el respeto, la estabilidad y el compromiso que se busca en una relación de pareja.
- Analizar si la relación aporta felicidad o si genera más ansiedad y tristeza.
- Evitar idealizar la relación clandestina y ver los hechos de manera objetiva.
Alternativa de solución: Llevar un diario emocional o hablar con alguien de confianza para identificar patrones repetitivos y ganar claridad sobre la situación.
2. Reconocer el impacto emocional y la autoestima
- Entender que ser la amante puede afectar la autoestima y la confianza en el amor.
- Reflexionar sobre si la relación refuerza sentimientos de soledad, culpa o inseguridad.
- Identificar si la relación está basada en la espera y la esperanza de un futuro incierto.
Alternativa de solución: Trabajar en el autoconocimiento y la autoaceptación, a través de terapia psicológica, lecturas sobre amor propio o actividades que refuercen la seguridad personal.
3. Establecer límites y recuperar el control
- Definir qué tipo de relación se desea realmente y si la actual cumple con esas expectativas.
- Evitar aceptar excusas como «necesito tiempo», «mi pareja es el problema», o «pronto estaré contigo».
- Ser firme con los límites y no permitir que la otra persona mantenga el control de la relación.
Alternativa de solución: Poner un plazo claro para salir de la relación si la situación no cambia. Si la persona infiel no ha tomado decisiones concretas, es poco probable que lo haga en el futuro.
4. Evitar la dependencia emocional
- Reconocer si existe una adicción emocional a la relación y trabajar en romper ese vínculo.
- Evitar justificar conductas dañinas solo por miedo a perder a la persona.
- Aprender a distinguir entre el amor real y la dependencia afectiva.
Alternativa de solución: Buscar apoyo en terapia individual o grupos de apoyo para trabajar en la dependencia emocional y desarrollar vínculos más sanos.
5. Buscar un entorno de apoyo
- Hablar con amigos, familiares o un profesional para recibir una perspectiva objetiva.
- Evitar el aislamiento emocional y rodearse de personas que fomenten el crecimiento personal.
- Escuchar consejos de personas que han superado situaciones similares.
Alternativa de solución: Construir una red de apoyo emocional, lo que facilita tomar decisiones sin sentirse sola o sin opciones.
6. Cortar el contacto y priorizar el amor propio
- Tomar la decisión de terminar la relación, especialmente si genera sufrimiento.
- Evitar recaer en la relación por nostalgia o manipulación emocional.
- Recordar que mereces una relación donde seas la prioridad y no la opción secreta.
Alternativa de solución: Eliminar todo contacto con la persona infiel, bloquear redes sociales y enfocar la energía en nuevos proyectos o actividades.
7. Explorar nuevas oportunidades y relaciones sanas
- Abrirse a conocer personas que estén disponibles emocionalmente.
- Valorar las relaciones en las que se pueda construir un futuro sin obstáculos.
- Evitar repetir patrones de relaciones basadas en la espera y la incertidumbre.
Alternativa de solución: Dedicar tiempo a fortalecer la autoestima antes de buscar una nueva relación, asegurándose de elegir vínculos sanos y equilibrados.
Salir del rol de amante no es fácil, pero es un paso necesario para recuperar la dignidad, la autoestima y la posibilidad de vivir un amor genuino y sin secretos. Reconocer la realidad, establecer límites, rodearse de un entorno de apoyo y priorizar el amor propio son claves para tomar decisiones que lleven a una vida emocional más plena.
Al final, el objetivo es construir relaciones donde se reciba el mismo amor, respeto y compromiso que se está dispuesto a dar. La verdadera felicidad no está en la espera de alguien que no está disponible, sino en elegir un camino que permita vivir el amor de manera libre, sana y sin reservas.
Conclusiones
El amor real no se mide en promesas, sino en hechos. Si siempre estás esperando, quizás solo seas un plan alternativo.
El papel de la amante es una realidad compleja que involucra factores emocionales, psicológicos y sociales que pueden generar tanto placer temporal como sufrimiento emocional a largo plazo. A lo largo de las investigaciones y reflexiones presentadas, se ha evidenciado que ser la amante no solo implica estar en una relación clandestina, sino que también conlleva consecuencias profundas en la autoestima, el bienestar emocional y la percepción del amor y las relaciones de pareja.
Una de las principales conclusiones es que muchas personas no eligen conscientemente ser la amante, sino que terminan en este rol por creencias erróneas, promesas de un futuro incierto, patrones de apego ansioso o la idealización de lo prohibido. Sin embargo, los estudios han demostrado que la mayoría de las relaciones de infidelidad no se convierten en relaciones estables, ya que la persona infiel rara vez deja a su pareja oficial.
Otro punto clave es la existencia de una doble moral en la sociedad, donde la amante es juzgada con mayor severidad que la persona infiel. Esta visión refuerza estereotipos de género y oculta las verdaderas dinámicas de poder dentro de la infidelidad. Comprender esta desigualdad permite analizar la situación sin prejuicios y centrarse en la responsabilidad compartida de quienes participan en una relación extradiádica.
En cuanto a las alternativas de solución, se ha enfatizado la importancia de tomar conciencia de la realidad, establecer límites, fortalecer la autoestima, evitar la dependencia emocional y rodearse de un entorno de apoyo. Salir del rol de amante no solo es posible, sino necesario para recuperar el bienestar emocional y la posibilidad de construir relaciones basadas en el respeto, la reciprocidad y la estabilidad.
Finalmente, estas conclusiones invitan a una reflexión profunda sobre el amor y la dignidad personal. Toda persona merece ser la prioridad en una relación, no la opción secreta. Apostar por relaciones sanas y equilibradas no solo mejora la calidad de vida, sino que también permite construir un futuro afectivo donde el amor se viva en plenitud y sin reservas.
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