Conducta impulsiva y su papel como mecanismo de defensa

Redactado por Adriana Mendez . Artículo revisado, actualizado y verificado por nuestro equipo de psicólogos por última vez el 1 octubre 2024.

La conducta impulsiva es un mecanismo que nos lleva a externalizar nuestros conflictos, antes de que podamos trabajar en ello en forma privada.

Quizás te haya pasado que no sabes expresar cómo te sientes en un momento preciso. Como cuando estamos enojados y no sabemos qué decir, pero nos ponemos a llorar de forma desconsolada o gritamos. No siempre entendemos por qué sentimos lo que sentimos y eso nos puede llevar a explotar de una manera muy negativa en nuestro entorno.

La conducta impulsiva es un mecanismo de defensa que hace justo eso, nos lleva a actuar los problemas en lugar de resolverlos, porque no encontramos la manera correcta de expresar, e incluso de entender, lo que sentimos. Guiándonos de una forma dañina, a tomar acciones impulsivas de manera inconsciente, dejándonos consecuencias importantes que veremos a lo largo de este artículo.

¿Qué es la conducta impulsiva?

La conducta impulsiva, también conocida como “acting out”, es un mecanismo de defensa propuesto por Sigmund Freud, donde actuamos de manera impulsiva ante un evento que nos desconcierta emocionalmente y no sabemos cómo tratar. Es decir, en lugar de abordar a una situación o aceptar un sentimiento que nos moleste, preferimos actuar de forma precipitada para enfrentarlo.

Dejando como resultado una salida caótica que, lejos de resolver el problema, solo deja la insatisfacción de no haber logrado nada, sentirnos incomprendidos y rechazados. Freud propuso por primera vez este concepto para 1914, luego de atender a una de sus pacientes que sufría de histeria. La misma, tenía comportamientos erráticos, porque se negaba a recordar y tratar una herida de su pasado.

Esto nos muestra que, el dejarnos llevarnos por los impulsos, es una forma de “mostrar” al mundo eso que llevamos por dentro y no sabemos colocarle un nombre, a pesar de no ser la manera correcta de hacerlo. Esto es debido a que el “acting out”, funciona como una válvula de escape, para liberar esa presión que sentimos por dentro y, por cualquier razón, no podemos expresar con libertad.

Características de la conducta impulsiva

En este mecanismo de defensa se busca actuar el conflicto en lugar de enfrentarlo. ¿Qué quiere decir esto? Las personas externalizan su incomodidad interna, así sea de manera desadaptativa o peligrosa para sí misma, antes de poder trabajar en sus problemas. Y, aunque esto puede sonar poco beneficioso, para aquellos que tienen una carga muy grande, es más fácil liberarse por un momento que cambiar una situación a la cual no le ven una salida.

Esto se explica porque existe un miedo de no tener una solución perfecta, en donde se beneficien ellos y los demás al mismo tiempo. Y mientras pasa el tiempo, buscando esa “solución perfecta” o esperando el “momento ideal”, la vida sigue pasando, el malestar sigue existiendo y el inconsciente se harta y toma el control.

Llegando al punto en donde, hay casos de personas que no pueden recordar por qué actuaron de esa manera y como consecuencia, la persona se pone a sí misma en una situación poco favorable. Bien sea porque le cuesta adaptarse, mantiene relaciones tóxicas o distantes con otros, no es capaz de analizar sus emociones y por ende, no encuentra soluciones constructivas.

Ejemplos de conducta impulsiva

Muchas veces la conducta impulsiva se presenta cuando ya no existen recursos conscientes para abordar un problema y es, entonces, cuando el inconsciente debe tomar control de la situación. El dilema está en que, al inconsciente, no le importa cómo quedemos después de actuar, en qué posición nos deja o qué consecuencias nos trae. Solo busca dejar libre todo eso que acumulamos por dentro.

Esto, por supuesto, nos causan más problemas que soluciones, ya que, la impulsividad responde a los deseos y no a la razón. Por lo cual, terminamos hiriendo o involucrando a otros, dañando nuestro cuerpo, atentando contra la salud o ponernos en un lugar más difícil de sobrellevar.

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¿Cómo se muestra la conducta impulsiva?

A través de conductas de riesgo, donde busquemos sentir adrenalina y “descanso” de lo que nos agobia. Aunque en realidad es como poner una pequeña cura en una quemada profunda. Tal y como:

  • Buscar relaciones tóxicas, en vez de trabajar nuestros conflictos emocionales. Así se repite el mismo círculo de incomodidad, sin saber qué es eso que nos molesta.
  • Ser infiel a una pareja por no saber cómo terminar la relación o querer escapar de la misma.
  • Lanzar objetos a personas, gritar, insultar, acosar, molestar. Para llamar la atención o no saber comunicarse. Esto también se refleja en el maltrato animal.
  • Automedicarnos.
  • Golpear paredes, perforar objetos o hacer un escándalo cuando nos sentimos desafiados y no podemos satisfacer un deseo.
  • Introducirnos en el mundo de las apuestas, juegos o compras excesivas.
  • Buscar más trabajo del necesario, así nos lleve al agotamiento.

Impacto negativo del acting out

Podemos conocer mucho de una persona por sus acciones más que por sus palabras. Esta es una frase muy acertada, sin embargo, también debemos resaltar que, en ocasiones, las formas en que actúa una persona puede esconder mucho de su caos interno. Es por esa razón que el “acting out” puede ser muy peligroso, ya que, hay personas que pueden tomar conductas violentas. Por ejemplo:

  • Caer en patrones delictivos leves (como tomar dinero sin pedirlo o robar algo pequeño al azar en una tienda), hasta caer en actos más graves, como asalto a mano armada.
  • Intentos constantes de suicidio. Esto ocurre, en especial, cuando las personas se sienten frustradas, insatisfechas con sus rutinas o están atrapadas en relaciones tóxicas.
  • Exponerse a cosas que atentan contra la salud. Cómo beber de manera constante, consumir sustancias, participar en actividades y deportes de riesgo sin precauciones, tener relaciones sexuales sin protección, etc.
  • Agresiones contra personas de nuestro entorno cuando las cosas no salen como queremos. Sean conocidos o desconocidos.
  • Caer en una espiral de autosabotaje al intentar escapar de una obligación, lo que nos hace buscar cada vez excusas y mentiras más elaboradas.

Manejar las emociones no siempre es algo simple, en especial cuando no podemos entender el porqué tenemos ciertos sentimientos o reaccionamos tan imprudentemente en otras. Por eso, si te sientes identificado con este artículo, te invitamos a asistir a consulta terapéutica para que tengas una guía adecuada sobre cómo abordar tus conflictos.

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Lectura Recomendada

  • Burgos Berrones, F. P. (2022). Estilos de crianza y conductas impulsivas en adultos jóvenes (Master’s thesis, Pontificia Universidad Católica del Ecuador).
  • Lacan, J., Sheridan, A., & Bowie, M. (2020). Aggressivity in psychoanalysis. In Écrits: A selection (pp. 9-32). Routledge.
Adriana

Adriana Méndez es psicóloga, graduada en la Universidad Centrooccidental Lisandro Alvarado de Venezuela y actualmente trabaja como creadora de contenido y redactora web.