El conflicto
Las personas necesitamos relacionarnos socialmente porque eso nos hace sentir apego a otras personas y, por tanto, sentirnos acompañados, seguros, apreciados y valiosos. Esos sentimientos desencadenan emociones positivas que generan bienestar psicológico y emocional en nosotros. Aunque no siempre resulta así. En ocasiones es estadísticamente normal que encontremos dificultades en esas relaciones que incluso desencadenen conflictos con otras personas.
El conflicto es un proceso desencadenado por la percepción personal de que alguien u otros ha afectado o está a punto de afectar la consecución de objetivos o intereses personales. A menudo va acompañado de crítica como reproche ante nuestra frustración (Coronado-Hijón, 2021).
Actitud
Actitud es la manera con que nos comportamos o afrontamos nuestras circunstancias vitales. Estas puedes ser más o menos eficaces en los resultados que deseamos.
Como no hay nada absoluto en nuestras vidas, también las actitudes fluctúan entre un extremo pesimista basado en nuestras propias creencias absolutistas irracionales contenidas en pensamientos de que lo que nos sucede es horrible y no podremos afrontarlo si no ocurre según nuestras expectativas y de otra parte, las creencias más cercanas al polo optimista.
Como se explica en el libro, Resiliencia; cómo sobreponerse a las presiones y a la adversidad psicosocial (Coronado-Hijón, 2021), es desde un enfoque y expectativa optimista sobre el resultado final del conflicto, desde donde podemos partir de pensamientos más racionales y reales, basados en los hechos de que incluso de los conflictos podemos aprender. Es por ello por lo que un enfoque optimista y esperanzador de los conflictos nos ayuda a:
- Ayuda a definir y hacernos consciente de los problemas en vez de evitarlos.
- Puede darnos un contraste de nosotros mismos y hacernos detectar áreas personales de mejora.
- Superándolos vamos aprendiendo y desarrollando mayor competencia en su gestión, mediante la experiencia.
- Podemos aprovecharlos para fomentar nuestra creatividad
- Es una oportunidad de mejorar la manera de comunicarnos y relacionarnos, practicando la comunicación asertividad.
Alguien al leer esto dirá que los conflictos son desagradables y lo que realmente desea es no tenerlos. Bien, pues esto es un ejemplo del negacionismo y evitación de la realidad tal como se nos presenta y por tanto, esta actitud no favorece nada su afrontamiento eficaz.
No olvidemos que los conflictos es algo natural en nuestras vidas y en términos estadísticos, normal.
Los conflictos son tan relevantes en la vida de las personas y las comunidades que en el año 1986 (Año Internacional de la Paz) la ONU fundó la Organización de Resolución de Conflictos como actuación de su programa por la paz. El objetivo de esta Organización es desarrollar, enseñar, implementar y aprender los conocimientos necesarios para la resolución de conflictos y desarrollar una mayor eficacia en el área personal, profesional e internacional donde surgen.
Recientes investigaciones (Coleman, 2021; Lees & Cikara, 2021) sobre la denominada errónea o injustificada polarización encuentran que las percepciones que a veces tenemos sobre ‘lo que piensa la parte contraria a nosotros en el conflicto’ son a veces inexactas en algunos aspectos y demasiado pesimistas, y que estas inexactitudes exacerban el conflicto entre personas y/o grupos.
La importancia de la comunicación asertiva
Para mejorar la errónea o injustificada polarización de nuestras actitudes en el conflicto es necesario ajustar a la realidad, la meta-percepción consistente en el juicio que hacemos sobre cómo son percibidas por los demás nuestras actitudes de resolución. La evidencia de recientes investigaciones (Lees & Cikara, 2021) indica que la corrección de las inexactitudes de la metapercepción es eficaz para reducir el conflicto entre personas y grupos. Las demás personas pueden ofrecernos un contraste de la realidad complementario a nuestra percepción de los hechos y facilitarnos así una comprensión mucho más ajustada de los eventos.
La actitud de evitar los conflictos, además de no solucionarlos nos hace sentirnos más indefensos e incapaces ante los retos de nuestra vida, cuestión por la que disminuye nuestro autoconcepto y nuestra autoestima. Como se explica más ampliamente en el libro, Resiliencia; cómo sobreponerse a las presiones y a la adversidad psicosocial (Coronado-Hijón, 2021), es la iniciativa y proactividad hacia la resolución del conflicto la actitud más exitosa.
Las personas que suelen presentar ansiedad ante la posible valoración negativa que puedan hacerle otras personas, frecuentemente responden ante los conflictos con estilos comunicativos pasivos para evitar el conflicto a costa de sus propios derechos.
Al contrario que las personas de estilo sumiso, las que despliegan a menudo un estilo asertivo para afrontar sucesos conflictivos y estresantes, expresan de manera certera sin ofender a nadie, sus derechos, sentimientos y sus preferencias y dicen claramente “no” cuando alguien pretende insultarles, desprestigiarles, humillarles o manipularles. Respetan sus legítimos derechos a sentir, preferir, rechazar, e incluso equivocarse, y hacen que los demás también lo respeten, al no mostrarse sumisos ni tampoco agresivos ni manipulativos. Además, se muestran insistentes en que el comportamiento inadecuado hacia ellos se corrija. Estas actuaciones de respeto y dignidad hacen que su autoestima sea positiva así como su autoconcepto resultante, facilitando la experimentación de emociones positivas y de bienestar subjetivo (Coronado-Hijón, 2021).
El significado de asertividad proviene de la palabra latina «assertus«, que significa afirmar certeramente algo. Es decir, asertividad es pues la habilidad o competencia de afirmar con seguridad. Esta afirmación de uno mismo se fundamenta en el propio respeto y de los demás, por lo que se diferencia de los estilos y actitudes pasivas o las agresivas.
Basándonos en el Diccionario Médico de Dorland, podemos definir el asertividad como: «un estilo de comportamiento caracterizado por la afirmación de los propios derechos o el punto de vista de la persona sin amenazar agresivamente los derechos de otro o, por el contrario, sumisamente permitir que otro ignore o niegue nuestros derechos o punto de vista».
El estilo de comunicación pasivo es el que antepone los derechos de las demás personas sobre los propios, mientras que el estilo de comunicación agresivo es el que trata de anteponer los propios derechos sobre los derechos de los demás de manera forzada. Ninguno de estos dos estilos de comunicación es asertivo y por tanto, nada eficaz.
Alguien, podría equivocarse y pensar que el estilo comunicativo agresivo es el más eficaz para conseguir ganancias en los conflictos, pero la realidad es que las personas que a menudo utilizan un estilo agresivo en situaciones de conflicto, comportándose toscamente con otras y mediante exigencias con actitud grosera y hostil para conseguir sus objetivos mediante la generación de emociones negativas como la intimidación y el miedo en otras personas, no ganan mucho sino que pierden bastante. Aunque aparentemente, el estilo de comunicación agresivo pueda mostrar consecuencias a corto plazo que parecieran favorables, a largo plazo este estilo comunicativo genera odio y resentimiento en las otras personas de su contexto social.
Las personas en las que prevalece un estilo manipulativo son las que intentan conseguir en otras personas lo que le interesa, haciéndoles sentir emociones negativas de culpa o pena y tristeza por ellas, mediante actitudes victimistas. Tampoco este estilo comunicativo es el más eficaz ya que genera a menudo en las otras personas, evitación y rechazo más o menos explícito.
Yo gano, tú ganas
Un conflicto puede ser útil y provechoso cuando las dos partes ganan algo en su resolución. Para ello el estilo comunicativo asertivo es el más productivo y satisfactorio para ambas partes.
Buscar los términos medio de encuentro y los puntos de encuentro posible y las soluciones en que ambas partes ganan algo, es la mejor resolución de un conflicto ya sea familiar, laboral o social.
La mejor actitud ante un conflicto de intereses es la proactiva y asertiva hacia su resolución equitativa.
Como dijo la primera presidenta de la Comisión de Derechos Humanos, Eleanor Roosevelt:
“Nadie puede hacerte sentirte inferior sin tu consentimiento”.
Y como escribió el poeta Antonio Machado en uno de sus poemas:
“¿Tú verdad? no, la Verdad; y ven conmigo a buscarla.”
- Coleman, P. T. (2021). The Way Out: How to Overcome Toxic Polarization. Columbia University Press.
- Coronado-Hijón, A, (2021). Resiliencia; cómo sobreponerse a las presiones y a la adversidad psicosocial. Editorial Universo de Letras (Grupo Planeta)
- Lees, J., & Cikara, M. (2021). Understanding and combating misperceived polarization. Philosophical Transactions of the Royal Society B, 376(1822).