La terapia narrativa es un enfoque terapéutico, desarrollado por Michael White y David Epston, que se centra en las historias y narrativas que las personas crean y viven a lo largo de sus vidas. En este marco, los problemas son vistos como entidades separadas de los individuos, permitiendo que estos los enfrenten de manera más objetiva y menos crítica hacia sí mismos. En este artículo, exploraremos una técnica esencial de la terapia narrativa conocida como «externalización del problema».
¿Qué es la externalización del problema?
La externalización es un enfoque que separa al problema de la identidad del individuo. Es un reflejo del principio narrativo de que «la persona no es el problema, el problema es el problema«. Esta técnica promueve la visualización de las dificultades o los conflictos como algo fuera de uno mismo, como si fueran un adversario externo.
El objetivo de esta técnica es reducir la auto-culpa, el estigma y la vergüenza que las personas a menudo sienten cuando luchan con problemas personales. También fortalece la capacidad del individuo para abordar estos problemas, al verlos como retos separados y no como reflejos de sus propios fracasos o deficiencias.
¿Cómo funciona la externalización del problema?
La externalización en la terapia narrativa es un proceso activo y colaborativo que permite a los clientes ver sus problemas como separados de sí mismos, proporcionando una perspectiva nueva y más capacitadora sobre cómo enfrentar y superar estos problemas.
- Identificación y nombramiento del problema: En este primer paso, el terapeuta colabora con el paciente para identificar el problema o conflicto específico que está causando angustia. Este problema se nombrará de manera concreta y vivida para hacerlo más tangible. Por ejemplo, si alguien lucha contra sus preocupaciones y pensamientos ansiógenos, podrían nombrar su ansiedad como «la Bestia de la Preocupación». Es vital que el nombre sea escogido en colaboración y resuene con la experiencia vivida del cliente.
- Separación del problema del individuo: Una vez que el problema ha sido nombrado, el siguiente paso es comenzar a separar el problema de la identidad del paciente. Esto se hace a través del lenguaje y la conversación. En lugar de decir «soy una persona ansiosa», el terapeuta animará al cliente a expresar esto como «estoy luchando contra la Bestia de la Preocupación». Esto ayuda a minimizar la tendencia de internalizar y personalizar el problema.
- Desarrollar una relación con el problema: Después de separar el problema, el terapeuta ayudará a desarrollar una «relación» con él. Esto puede implicar explorar cómo y cuándo el problema tiende a manifestarse, cómo afecta a la vida del cliente y cómo el paciente ha intentado lidiar con él. Este paso ayuda a aclarar la naturaleza del problema y a destacar los recursos y estrategias que el cliente ya ha estado utilizando para enfrentarlo.
- Revisión de momentos de resistencia al problema: Posteriormente el terapeuta le ayudará a identificar momentos en los que pudo resistir o disminuir el impacto del problema. Esto no solo puede ayudar a fortalecer la capacidad del cliente para resistir al problema en el futuro, sino que también puede comenzar a cambiar la narrativa que el cliente tiene sobre sí mismo y su relación con el problema.
- Reescritura de la relación con el problema: A partir de estos momentos de resistencia, el terapeuta y el paciente empezarán a reescribir su relación con el problema. Esto podría implicar desarrollar una nueva narrativa que destaque su capacidad de resistencia y la resiliencia, y que refuerce su identidad aparte del problema.
- Apoyo a la nueva narrativa: Finalmente, el terapeuta ayudará a encontrar formas de apoyar y mantener su nueva narrativa. Esto puede implicar buscar formas de recordar y celebrar los éxitos del cliente en la lucha contra el problema, y encontrar formas de minimizar el impacto del problema en el futuro.
La terapia narrativa y la inclusión
La terapia narrativa es un enfoque terapéutico que no solo se centra en las historias individuales y experiencias vividas de las personas, sino que también valora profundamente la inclusión y la diversidad. Este enfoque terapéutico se esfuerza por rechazar la patologización, es decir, se opone a la idea de que las experiencias de vida o las identidades de las personas sean vistas como enfermedades o deficiencias. En cambio, se ven los problemas como algo separado de las personas, permitiéndoles enfrentarse a estos desafíos sin sentirse inherentemente defectuosos o fracasados.
Una característica importante de la terapia narrativa es su compromiso con una práctica no patologizante y no discriminatoria.
Además, la terapia narrativa muestra un profundo respeto por las diferencias culturales. Los terapeutas que usan este enfoque entienden que cada cultura y comunidad tiene sus propias formas de entender el mundo, y se esfuerzan por trabajar dentro de estos marcos de significado. Esto implica ser respetuosos y sensibles a las personas de diferentes orígenes, incluyendo diferentes identidades de género, orientaciones sexuales, razas, religiones, habilidades, edades, etc.
Un caso de ejemplo
Juan es un joven de 25 años que busca terapia debido a sus persistentes sentimientos de ansiedad. Describe su ansiedad como un problema abrumador que parece afectar todos los aspectos de su vida, desde su rendimiento en el trabajo hasta sus relaciones personales. Siente que la ansiedad es una parte inamovible de quién es.
El terapeuta, utilizando la técnica de externalización, podría comenzar ayudando a Juan a ver su ansiedad como un problema separado de su identidad. Esto podría implicar cambiar la forma en que Juan habla de su ansiedad. En lugar de decir «Soy una persona ansiosa», el terapeuta podría alentar a Juan a decir «Estoy lidiando con la ansiedad» o «La ansiedad está intentando tener el control». De esta manera, Juan empieza a ver la ansiedad no como una característica inherente de su ser, sino como una entidad externa con la que está luchando.
A continuación, el terapeuta podría pedir a Juan que describa en detalle cómo «La Ansiedad» se comporta, cómo habla, cuándo suele aparecer, qué estrategias utiliza para controlar su vida. Esto ayuda a crear una imagen clara y vívida del problema como algo externo a Juan.
Posteriormente, el terapeuta podría alentar a Juan a identificar y explorar las veces en las que ha sido capaz de resistir a «La Ansiedad», incluso en pequeñas maneras. Esto podría incluir momentos en los que pudo hacer algo que «La Ansiedad» intentaba impedirle, o cuando notó que «La Ansiedad» estaba tratando de intervenir, pero eligió no escucharla.
A lo largo de este proceso, Juan no solo comienza a ver su ansiedad como algo separado de sí mismo, sino que también comienza a reconocer su propia capacidad para resistir y luchar contra la ansiedad. Esto puede ser increíblemente empoderador y puede abrir el camino para explorar nuevas estrategias y enfoques para manejar la ansiedad.
Por supuesto, este es un caso simplificado y la terapia narrativa en la vida real sería un proceso más matizado y personalizado. Sin embargo, espero que este ejemplo te dé una idea de cómo puede funcionar la externalización en la terapia narrativa.
- White, M., & Epston, D. (1993). Medios narrativos para fines terapéuticos. Barcelona: Paidós.
- Gonzalez, A. P. (2004). Manual de psicoterapia breve, intensiva y de urgencia. Madrid: Pirámide.