El estrés se ha considerado como la exaltación más estudiada desde hace años atrás en el ámbito de la Psicología. Es por ello que sabemos cómo afecta tanto a nivel personal como profesional.
El estrés juega un papel muy importante en las relaciones de pareja, afectando de manera terminante una gran variedad de dinámicas de comunicación, convivencia, intimidad entre otras.
Robert J. Sternberg, señala que las claves de una relación de pareja son la intimidad, el compromiso y la pasión. Los problemas económicos y la sobrecarga laboral son algunos de los factores que alteran rápidamente el estrés perjudicando la plenitud de la vida en pareja.
Otros de los factores que estimulan el estrés a las relaciones de pareja son la crianza de los hijos o el reparto de las tareas domésticas, generando mala comprensión y comunicación dentro del hogar.
En este post encontrarás las principales maneras en las que los problemas derivados de sentirnos con demasiado estrés afectan directamente a las relaciones amorosas en pareja.
7 maneras en que el estrés afecta a las relaciones de pareja
¿Cómo afecta el estrés a las relaciones de pareja? A continuación conoce algunos aspectos de cómo estos influyen de manera directa en la pareja.
1. Desencuentros
Cuando estamos pasando por un momento de estrés suelen surgir discusiones y desencuentros de manera recurrente. Las personas estresadas muestran irritabilidad y poca paciencia, por lo que es posible que comiencen a surgir desacuerdos y con ellos las discusiones por cualquier cosa.
Estos altercados pueden llegar a convertirse en situaciones graves, en la que un simple desacuerdo genere gritos, pleitos, ira, malas palabras y otras maneras de responder agresivamente hacia la pareja.
2. Incomprensión
Uno de los principales factores que afecta el estrés a las relaciones de pareja son los sentimientos de incomprensión y fracaso que percibe una de las dos partes debido al mal momento por el que está atravesando.
Algunas personas que soportan cargas sumamente estresantes, en ocasiones suelen a llegar a pensar que su pareja no comprende el terrible momento por el que está pasando en su día a día.
También puede ocurrir que la exposición prolongada a una tensión elevada en el ámbito personal o profesional pueda generar que algunas personas paguen su estrés con la otra parte.
3. Discusiones habituales
Cuando estamos alterados suele aparecer la irritabilidad y malestar en uno o ambos miembros de la pareja, lo que finalmente se traduce en un aumento de las discusiones. En las conflictos de pareja se generan todo tipo de situaciones cotidianas y de poca importancia, especialmente aquellas relacionadas con la convivencia o la comunicación diaria.
4. Disminución del interés y del tiempo invertido en la relación
Sobrellevar el estrés y las diferentes situaciones angustiosas que lo inducen, pueden hacer que dediquemos menos tiempo a nuestra relación y que entremos en conflicto con el balance entre vida personal y laboral.
Debemos considerar que el tiempo compartido es importante para mantener la comunicación en la pareja y la estabilidad emocional, el hecho de pasar menos tiempo de calidad con la otra persona puede afectar negativamente a la relación, tanto a corto como a mediano y largo plazo.
5. Sentimientos de culpa
Otro de los factores más comunes que surgen ante estas situaciones de estrés en la pareja es la aparición de sentimientos de culpa por parte de la persona que lo padece. Este sentimiento de culpa se siente por no poder disfrutar plenamente de la relación de pareja, y también por sentirse responsable de que la otra persona pueda sentirse incómoda en esa situación.
6. Problemas sexuales
Demasiado estrés puede conllevar a la pérdida de intimidad acarreando graves conflictos de comunicación. El estrés puede originar problemas como la disfunción eréctil, el vaginismo, la disminución o pérdida de la libido.
7. Conflictos familiares
Como ya se ha mencionado, el estrés produce fuertes generadores de discusiones que existen tanto a nivel de pareja como en otros ámbitos de la vida cotidiana. Es por ello, que estos inconvenientes se presentan en el entorno familiar o con familiares lejanos.
La incomodidad que produce cuando una persona no se lleva bien con los padres de su pareja puede llevarnos a la situación de ponerse del bando de alguien, lo cual desfavorece psicológicamente a la persona perjudicando en gran manera a la propia relación de pareja.
¿Qué hacer para revivir la relación de pareja?
Si queremos superar y lograr que el estrés no destruya la relación de pareja, existen ciertas estrategias que debemos poner en práctica.
1. Gestionar tiempos y horarios
Es importante tener ciertos espacios entre el trabajo y la familia, de esta manera conseguiremos manejar de manera positiva el estrés, además lograremos un balance armónico entre la vida familiar y laboral.
2. Mejorar la comunicación
Es preciso que logres abrir espacios para hacerle saber al otro cómo nos sentimos y así fortalecer la confianza mutua. Quedarse en silencio podría generar frustración e incomodidad a largo tiempo aún más en la relación.
3. Alimentar la intimidad y la sexualidad
Revivir la intimidad y la pasión puede ayudar a sobrellevar el estrés cotidiano. Para ello, es importante la comunicación entre la pareja y reconectarse a través de la sexualidad.
4. Terapia de pareja
En caso que las estrategias no funcionen, lo recomendado es consultar con un profesional en terapia de pareja. Esto podría ayudar a las dos partes a sobrellevar las consecuencias del estrés, mejorando la comunicación, fortaleciendo el apoyo y el compromiso mutuo.
No cabe duda de que el estrés, es muy influyente en nuestra vida diaria por lo que se debe prestar atención a ello. Es necesario asumir su gestión de manera positiva para que la presión real que podamos tener en un momento determinado juegue a nuestro favor.
Referencias bibliográficas
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- Christensen, A.; Atkins, D.C.; Yi, J.; Baucom, D.H. & George, W.H. (2006). Couple and individual adjustment for 2 years following a randomized clinical trial comparing traditional versus integrative behavioral couple therapy. Journal of Consulting and Clinical Psychology. 74(6): pp. 1180 – 1191.
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